Independiente recibe este jueves a Santos con la obligación de ganar, para revertir la derrota por 1-0 en Brasil por la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana.
La revancha se juega desde las 19.15 en el estadio Libertadores de América de Avellaneda, con arbitraje del peruano Diego Haro. El VAR está a cargo del peruano Víctor Carrillo.
El conjunto de Avellaneda perdió por 1-0 en el primer encuentro jugado en Vila Belmiro y necesita un triunfo por dos goles para evitar la definición con tiros desde el punto penal. El ganador se enfrentará en cuartos de final con Libertad o Junior, de Colombia, que definirán la serie esta noche en Asunción.
Luego de un receso complicado por las deudas y embargos que tuvo que afrontar la dirigencia, el Rojo busca seguir en la Copa Sudamericana, un certamen que ya supo conquistar en 2010 y 2017. El equipo dirigido por Julio César Falcioni sigue sin poder contar con el defensor Joaquín Laso, único refuerzo para el segundo semestre del 2021.
En los primeros partidos oficiales, el conjunto de Avellaneda no pudo convertir, ya que el domingo debutó en el torneo de la Liga Profesional con un empate sin goles ante Argentinos Juniors, como local. Falcioni, quien el martes cumplió 65 años, solo realiza una variante: el ingreso del defensor Sergio Barreto, quien cumplió la suspensión, en reemplazo de Patricio Ostachuk.
El 1 a 0 de Santos
El partido arrancó a todo ritmo, a puro vértigo de Independiente. Atacó, buscó, inquietó. Luego de una jugada colectiva interesante, Velasco tuvo el gol en sus pies, pero el remate fue tapado increíblemente por Joao Paulo. Al rato, un disparo de Romero se desvió en Kaiky y casi sorprendió al arquero. El Rojo tenía una ambición estructural, pero se desvanecía en el área, más allá de sus méritos.
Un doble minuto fatídico: entre los 37 y los 38 del primer tiempo. Independiente no retrocedía, seguía con el impulso audaz. Palacios, solo frente a Joao Paulo, le entregó la pelota al arquero y en la jugada siguiente, Insaurralde falló de una manera insólita y Kaio Jorge definió con clase. En la jugada se equivocaron varios, no solo el zaguero experimentado: Velasco perdió la pelota en la mitad de la cancha, se quedó parado y una combinación entre Marinho y Sánchez derivó en el tanto del joven delantero, de 19 años, pretendido por Milan.
El arquero de Santos agigantó su figura en la segunda mitad: le contuvo remates a Romero y Bustos. Independiente merecía estar arriba en el marcador, pero como el rubro “merecimientos” no computa en la estadística, el Rojo sentía esa cuota de frustración. Julio Falcion se reía y se tomaba la cabeza: no lo podía creer. Porque, además, se inclinó por un esquema ofensivo, eléctrico, si se toma en cuenta su historial.
El último tramo fue electrizante: Independiente no quería resignarse nunca, Santos aprovechó los espacios. Un espectáculo de alto vuelo, más allá de los errores defensivos, en uno y otro lado. El VAR fue protagonista al advertir la tarjeta a Insaurralde, de flojísima tarea, luego de una infracción a Marinho. Diego Mirko Haro, el árbitro, le había mostrado la tarjeta amarilla y luego, con la ayuda de la tecnología, fue expulsado.
Lucas González, que había ingresado por Roa, selló el 1-1, con un zurdazo espectacular. Independiente tenía un intérprete menos, pero seguía jugando con alma y vida. Debía convertir dos goles más para seguir en carrera.
Fuente La Nacion