Por Raúl J. Pérez Rodríguez -Especial Total News Agency-TNA-
En el análisis de inteligencia, los Cisnes Negros constituyen una metáfora que describe aquellos sucesos que ocurren por sorpresa, que dada su improbabilidad de suceder no fueron previstos ni tenidos en cuenta por ningún analista y que normalmente tienen un gran impacto y consecuencias relevantes. Como teoría es original del autor libanés Nassim Nicholas Taleb (El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable – 2007), quien la denominó así basado en un estudio que hizo a partir de la llegada de los primeros exploradores europeos a Australia en el siglo XVII, los cuales visualizaron cisnes con plumas negras y para ese entonces en Europa se pensaba que todos los cisnes eran blancos; este descubrimiento fue un hecho que se consideraba altamente improbable, pero que sucedió y que cambió la percepción que había hasta ese momento sobre este tipo de aves.
La teoría del Cisne Negro busca mostrar el gran impacto de los sucesos de baja probabilidad de ocurrencia, contando generalmente con tres propiedades: es un evento raro, produce un efecto dramático en la propia existencia humana y es tan importante que no se puede evitar buscarle explicaciones luego de que ha ocurrido; pero básicamente busca cuestionar aquellos modelos de análisis de inteligencia prospectiva que a la hora de realizar predicciones tienden a darle mucho peso a acontecimientos del pasado, obviando aquellos eventos sorpresivos o imprevistos que a pesar de su baja probabilidad, una vez que suceden tienen profundas consecuencias a nivel económico, social, político y militar.
El estudio de las lecciones aprendidas en la producción de inteligencia, asociada a la gerencia del conocimiento, basa uno de sus enfoques en la consideración de los errores o Fallos de Inteligencia al aprendizaje obtenido de las buenas y malas prácticas de la actividad. El autor Mark Lowenthal define al Fallo de Inteligencia como “la incapacidad de una o más partes del ciclo de inteligencia para producir inteligencia oportuna y fiable de un problema o evento de importancia para el interés nacional” y el Diccionario de Inteligencia y Seguridad establece que “fallo de inteligencia es aquella situación no deseada por el decisor político o militar que puede ocurrir en diferentes momentos del ciclo de inteligencia y que se produce por la incapacidad de la comunidad de inteligencia para proporcionar inteligencia adecuada o por la inoperancia del propio decisor a la hora de aceptar las alertas de aquella”.
Los Fallos de Inteligencia se clasifican en cuatro categorías de error básicas:
- Estructurales: originadas por la propia mente humana, sus limitaciones al momento de plantear escenarios alternativos, la dificultad de distinguir entre lo importante y lo que no lo es, su dificultad para enfrentar a la naturaleza dinámica y flexible de los fenómenos sociales; pero sobre todo los sesgos cognitivos y el uso de modelos mentales.
- Técnicas: producto de una deficiente aplicación de la metodología del ciclo de inteligencia en una, varias o en la totalidad de sus fases.
- Organizacionales: ocurren cuando dentro de los servicios o agencias de inteligencia se incluyen actividades de pensamiento grupal, existe excesiva burocracia y jerarquía, hay limitaciones de recursos de toda índole, mala comunicación interdepartamental y limitaciones normativas – legales.
- Políticas: cuando se presenta una injerencia nociva de los responsables políticos afectando todo el proceso del ciclo de inteligencia, ya sea por sus modelos mentales o por sus propios sesgos e intereses políticos.
No obstante, la inevitabilidad es un factor importante en la consideración y hasta en la justificación de los Fallos de Inteligencia, considerando algunos autores que no solo son inevitables sino inherentes a la naturaleza de la inteligencia como actividad. La teoría de los accidentes normales de Charles Perrow manifiesta que los accidentes son normales en sistemas y organizaciones complejas como consecuencia de fallos y errores imposibles de prever debido a dos fenómenos que los producen: el fuerte acoplamiento y la complejidad interactiva; el primero se refiere a que el fallo tiene efectos rápidos e importantes en otras partes del todo y el segundo trata sobre la confusión organizacional que deriva de la naturaleza de los hechos complejos a los que se enfrentan.
Asumiendo esta inevitabilidad, la comunidad de inteligencia a adoptado numerosas medidas en pro de aumentar la eficiencia y la eficacia de las prácticas de inteligencia, las cuales en muchos casos resultan paradójicas porque representan un aumento de la complejidad organizacional y de sobrecarga de trabajo al personal, con la consecuencia de aumentar la vulnerabilidad al fracaso y no a evitarlo. Para el autor Scott Hatch, la clave para prevenir los Fallos de Inteligencia radica en adoptar el funcionamiento de la inteligencia como organización de alta fiabilidad, las cuales se caracterizan por alcanzar una gran confiabilidad en condiciones dinámicas de incertidumbre, complejidad, alto riesgo y costes potencialmente fatales en caso de fallos y errores; por lo que el autor antes mencionado ha propuesto la aplicación de los conocimientos y experiencias en el campo de este tipo de organizaciones (propias del entorno de la medicina, la seguridad aérea o las operaciones en centrales nucleares) en la prevención de los errores de inteligencia.
Para que la inteligencia funcione como una organización de alta fiabilidad se hace necesario diseñar indicadores que permitan medir la confiabilidad del análisis de inteligencia sobre la base del impacto positivo sobre la toma de decisiones de los consumidores, a través de la difusión y entrega de análisis oportunos, correctos y útiles en el momento adecuado. Otro aspecto para considerar es el relacionado a adoptar una actitud acorde ante el fracaso y el error, reconociéndolo y no negándolo ni ocultándolo, aprendiendo de ellos para corregirlos y superarlos. También se aplica el ciclo de fiabilidad al análisis de inteligencia, el cual cuenta con cuatro fases (anticipación, prevención o mitigación, recuperación, y construcción de la fiabilidad) donde se asignan a los analistas y directivos de inteligencia de funciones y responsabilidades que los obliguen a cumplir y a velar porque se cumpla con los estándares de fiabilidad de la inteligencia como organización, como proceso y como producto.
La teoría de los Cisnes Negros nos permite comprender la inviabilidad de utilizar las experiencias pasadas para responder a retos futuros, además de la ineficacia de la prospectiva para detectar sucesos altamente improbables y de alto impacto que luego de sucedidos son producto de análisis que expliquen su ocurrencia y cómo podrían haberse evitado. Un Fallo de Inteligencia es la consecuencia de un error o una serie de errores que ocurren durante el desarrollo del ciclo de inteligencia e inciden en la incapacidad de la inteligencia como organización para producir conocimiento útil y fiable para la toma de decisiones; en algunos casos responden a la inoperancia del propio decisor.