Por Daniel Romero
Tras la visita a Ucrania de los líderes de Polonia, República Checa y Eslovenia para dar su apoyo y conversar con el Presidente Volodomir Zelenski, Total News Agency-TNA- tuvo acceso a información estrictamente reservada, respecto a posibles acuerdos para terminar con la invasión rusa.
El pedido de Putin, desde luego es muy duro a los intereses de Ucrania, pero incluiría entrega de peones en el tablero de aliados internacionales que posee el Kremlin.
La extrema solicitud del acorralado por el “General Cronos”, Vladimir Putin, es la partición del territorio ucraniano, desde el Rio Dniéper que atraviesa Ucrania desde Bielorrusia hasta llegar a la desembocadura en el Mar Negro, por lo que desde ahí podría llegar al Mediterráneo. Además el Dniéper daría rápido acceso a la anexada Crimea. Todo el territorio desde el margen oriental hacia Rusia también seria anexado por el invasor. Además, Ucrania debería renunciar a su “improbable” ingreso a la OTAN, algo que el día de hoy, el Presidente Zelenski ya daba por imposible. ¿Primer paso?
La entrega de peones rusos se reflejaría en que Rusia abandone a Nicolás Maduro, en la practica, “se lo entregaría” a EE.UU. El venezolano resulto ser un “aliado” que no dudo en sentarse a negociar con Washington para venderle petróleo, cosa que luego quedo suspendida o descartada por Joe Biden. Roma no compra traidores y al parecer tampoco Rusia.
Otra pieza que Putin permitiría “volcar” es Cuba, donde dejaría de influir y “patrocinar”.
Esta sería la propuesta de un nervioso y preocupado Putin y se desconoce respuesta alguna del Presidente Zelenski o si lo estaría evaluando. Difícilmente Ucrania acepte su partición.
La Historia:
Situación similar ocurrió en Octubre de 1962 cuando la crisis de los misiles.
Durante los años 1958 y 1959, en la administración de Dwight D. Eisenhower y en plena Guerra Fría, EE.UU. desplegó misiles balísticos, los cuales, poseían ojivas nucleares en Italia y Turquía, naciones miembros de la OTAN deseosas de proteger su territorio de la temible expansión de la entonces Unión Soviética.
Cada uno de estos proyectiles tenía un poder destructivo de 1,44 megatones o el poder equivalente a 100 bombas atómicas, similares a la lanzada sobre Hiroshima.
Fidel Castro y Nikita Kruschev habían logrado un acuerdo ultra secreto en julio de 1962 para instalar misiles nucleares en Cuba para disuadir a Estados Unidos de invadir la isla. Kruschev había convencido a Castro que estos evitarían otra intentona como la de Bahía Cochinos, de invadir la isla, el año anterior.
Los misiles instalados en Cuba, gracias al acuerdo Castro Kruschev fueron detectados por el avión espía U2 de Estados Unidos y John F Kennedy realizo una advertencia pública sobre el despliegue de armas ofensivas soviéticas en Cuba. Esto desato frenéticas negociaciones que terminaron, después de un duro bloqueo naval a la isla de los barbados Castro y amenazas de ambos lados.
Los misiles fueron retirados de Cuba y secretamente, EE.UU. retiro los suyos de Turquía, en ese momento estado tapón ante Europa. También, Estados Unidos se comprometía a no invadir la isla, algo que a Castro no conformaba, pero ya no dependía de él. Había sido usado. Tiempo después caería Nikita Kruschev
Nuevamente Cuba seria moneda de cambio para un Putin acorralado por el tiempo, las sanciones económicas, la presión de los oligarcas rusos y la sociedad rusa que pronto sentirá con más rigor los malos cálculos y apreciaciones del autócrata ruso.