House, Bella Ciao, Outlander, Aquellos maravillos años, Piratas, Hawai 5.0, Caperucita roja, Hannibal, Verano azul, Sexo en Nueva York… son nombres de… tapas. Sí, de aperitivos, pero inspirados en el universo de las series de televisión. Y es que el pasado fin de semana -largo, que abarcó del jueves 21 al domingo 24 de abril-, los ripenses pudimos disfrutar de un fin de semana largo de tapeo ‘especial’ por los bares y restaurantes de la localidad del sureste madrileño. Porque con las lluvias dando una tregua, una temperatura envidiable, y coincidiendo con el fin de las mascarillas en los interiores, los ‘ruteros’ de tapas corrían de un local a otro en busca del mejor aperitivo, como si no hubiera un mañana, aprovechando la iniciativa ‘Tapas de Series’ de la Asociación de Empresarios de Arganda, Rivas y comarca (Asearco) en colaboración con el Ayuntamiento de Rivas. Rico, para muchos, y asequible para todos los bolsillos. «Lo importante es que los clientes disfruten de la tapa, y de paso, que conozcan nuestros bares y los que no conozcan Rivas, pues que no duden en venir a visitarnos en próximos días de descanso, les acogeremos con los brazos abiertos», coinciden varios de los encargados de estos locales. Pero para mí, como para muchos ripenses, no fue un largo fin de semana excepcional, porque Rivas se presta fin de semana tras fin de semana a la ‘tapería’… tanto como al senderismo, ojo, que no solo de bebida y tapeo vive el ripense. Preciosos y tranquilos parajes por los que dar largos paseos para después disfrutar -si se quiere así- del posterior recorrido por su hostelería, uno de los sectores que cuenta con el mayor número de emprendedores por metro cuadrado que hay en la capital y alrededores, donde siempre descubres un lugar nuevo en el que disfrutar de un buen vino, la mejor de las cervezas, acompañados con una buena selección de sabrosos bocaditos para el paladar y servidos por sus entrañables -casi siempre- trabajadores. Así, cualquier fin de semana se puede abrir, sea sábado sea ya domingo, con una buena caminata para abrir apetito y sed. Rivas, un espacio desconocido para muchos madrileños -cada vez, eso sí, menos- también es disfrutable a través de sus tierras y caminos que le unen con otros espacios de la comunidad madrileña. No está de más arrancar la mañana de, por ejemplo, un soleado o despejado sábado, dando un paseo por el famoso Cerro del Telégrafo, una montaña con forma de isla situada al pie de las montañas meridionales de la Sierra de Guadarrama. Se trata de un circuito circular de 2,7 kilómetros, considerado como una ruta fácil, de una media de 40 minutos para completarla. Un sendero ideal para caminatas y carreras de montaña, corto, bonito y agradable, perfecto también para ejercitarse corriendo en dirección al Cerro de Cabeza Mediana (el mismo Cerro del Telégrafo o también llamado Cerro Cañal). Ya en domingo, para no repetir camino, y cogiendo en esta ocasión la bicicleta -a gusto del rutero consumidor- se puede disfrutar del hermoso Parque Regional del Sureste, pasando por las hermosas lagunas y bordeando los famosos ríos Manzanares y Jarama. La ruta comienza en la estación de tren de Rivas-Vaciamadrid, continúa por la Laguna del Soto de las Juntas, pasa por la confluencia de los ríos, vuelve por el Casco Antiguo y circula por la Laguna del Campillo antes de volver. Un paseo que te envuelve a través de una variedad de olores, procedentes de los predominantes cultivos de secano, cereales, olivos y almendros, o de las estepas, con abundancia de pequeñas matas y arbustos de bajo porte que dan lugar a grandes espacios abiertos donde encontrar la oportunidad de ver diferentes especies de aves esteparias, la más emblemática, la avutarda común. En esta ruta, facil y sencilla, en la que se puede disfrutar de paisajes casi lunares en algunas zonas, con bonitas y sorprendentes vistas del horizonte así como de pinares y cuencas de río, el Jarama, tanto como de su fauna, de garcillas, cerníalos, garzas, jilgueros, abubillas, lagartos varios, conejos y hasta mapaches, especie esta última que ha llegado a ser un serio problema en la zona por la suelta descontrolada a manos de quienes tenían estos animales como mascotas sin saber realmente que es lo que poseían. En resumen, una bonita ruta para alguna mañana primaveral ya que si aprieta el calor la ausencia de sombra no hace recomendable este recorrido. Señalar que no hay una sola fuente de agua potable en las cercanías, así que hay que llevar agua en cantidad suficiente. Y… después de andar o pedalear, ¡a tapear! Un recorrido que puede ir desde la zona próxima a la primera estación de metro de la localidad, Rivas Urbanizaciones, subiendo hacia el Barrio de la Luna, hasta llegar a la zona más próxima y paralela a una de las vías principales, la de la Avenida de Pablo Iglesias. A mí me gusta comenzar mi ruta particular de tapeo (o acabar y comer ya), como decía, junto al metro, en El Pícar’o Mediterrasian, donde la atención es rápida, cercana y muy agradable, y donde las tapas/raciones están muy bien cocinadas y son de un tamaño adecuado. El lugar ideal para degustar una cocina de fusión mediterránea con especial cuidado, tanto en la calidad de la materia prima, como en la preparación de sus arroces (por encargo), su exquisito tartar de atún o salmón, las alcachofas confitadas, el pez mantequilla con salsa miso o, si uno es más de carne -mi caso-, el secreto ibérico acompañado de chutney de tomate. Ricas las gyozas, las papas arrugadas con mojos, la ensaladilla rusa y las recién estrenadas croquetas de rabo de toro o de chipirones en su tinta. Si uno decide seguir con la ruta, se puede acercar o dando un paseo o en coche, a El Rincón del Zoco, dentro de un antiguo centro comercial, no muy grande, de Rivas. Un bar de los de siempre, muy conocido por los ripenses, tanto mayores como menos mayores -todas las edades, increíble el éxito entre toda la población de la localidad-, con muy buen trato, buen género y buenísima relación calidad-precio, donde degustar con cada bebida tapitas de las de siempre también: patatas alioli, butifarra buenísima, choricitos, mejillones con papas fritas de bolsa, croquetas caseras… A continuación, para no irse muy lejos, dos pasos más allá en el mismo centro está el Victor’s Bar, con María al frente, su dueña, una mujer encantadora, con la sonrisa puesta desde que abre hasta que cierra, y donde puedes pasar unas horas súper agradables conozcas o no a todo aquel que pare por allí, con cerveza muy fría y las mejores copas de vino con tapas caseras, que ella misma elabora (huevos rellenos, garbanzos…). No muy lejos, está la zona del Barrio de la Luna, donde suelo acudir a dos locales donde también se tapea de lujo, muy cercanos el luno del otro. El primero, una sidrería (por cierto, la sidra, buenísima y fresquísima), El Gayoleru, donde por casualidad un día nos sentamos a tapear para después comer, porque nos habían hablado muy bien de sus cachopos (tiene varios, a muy buen precio, muy diferentes unos de otros, y con ofertas muy asegquibles para compartir dos o más personas), y hoy ya casi que se hace indispensable pasar al menos una vez al vez. Todo de muy buena calidad. Son bastante agradables, atentos y rápidos. Junto a este, una arrocería que ha cogido ya su fama: Atlántika. Al margen de sus arroces (buenísimos y muy variados) se tapea bien y el servicio es agradable y rápido. Ya en la parte cercana a la Avenida de Pablo Iglesias, en pleno barrio centro en Rivas, muy recomendable y famoso, está Bébola, un proyecto empresarial que nació el 15 de diciembre de 2012, de la mano de dos jóvenes de apenas 27 y 28 años. La propuesta, muy rompedora en el panorama gastronómico ripense del momento, creció hasta convertirse en lo que es hoy: el buque insignia de una aventura que a día de hoy continúa con nuevos locales (La Coqueta y Reixa), nuevas propuestas y, sobre todo, nuevos (y sorprendentes) sabores. La oferta gastronómica, a priori, parece sencilla: recetas tradicionales reinterpretadas con nuevas técnicas. Después de mucho trabajo, la carta se ha ido llenando con propuestas como carrillera con boniato y chips de verduras, tostas con salmorejo y bacalao ahumado o los tres ‘clásicos’ del local que todavía permanecen en la carta, dada la gran aceptación que tienen: los ‘fingers’ de pollo, el canelón de rabo de toro y las croquetas de jamón. Todo lo demás ha ido cambiando con el tiempo, a un ritmo de tres o cuatro renovaciones de carta al año, que suelen coincidir con los cambios de estación para priorizar el trabajo con productos de temporada. Excelente calidad, precio, tanto para tapas como raciones. Yendo ya hacia otra zona de estación de metro de Rivas, en la segunda parada de la localidad, y para cerrar la ruta, está Buta-K, donde uno no puede perder la oportunidad de probar su excelente vino o su buena cerveza con los que mojar su sabrosa brandada, su famoso pulpo y sus singulares empanadillas gyoza para hacerte una idea de cómo es este restaurante, en el que sorprende gratamente los asequibles precios.
Fuente ABC