A las 10:35 horas, cinco minutos más de lo estipulado, por si el ya exinquilino «aparece con las llaves», la comitiva judicial da la orden de forzar la puerta. El cerrajero se afana, consigue abrir rápido los dos primeros bombines pero el tercero, un cilindro Iseo pompa, se le resiste hasta pasadas las 11. Es el fin de la última etapa de la sala Caracol, treinta años a la espalda, y un futuro incierto a tenor del maltrecho estado observado esta misma mañana. Pese a que el lanzamiento para devolver el local a la propiedad es ya un hecho, lo cierto es que la posibilidad de un futuro retorno tardará tiempo en llegar. La sala ha sido vaciada por los arrendatarios,… Ver Más
Fuente ABC