El regalo ha tenido mil vidas. Erigido en el siglo II a. C. en la baja Nubia, la región central del río Nilo, olvidado durante más de 1.100 años, expoliado, reconstruido, sumergido medio siglo y desmontado, en 1968, para viajar a Madrid. El Templo de Debod sobrevive al paso del tiempo en una esquina del parque del Oeste, donde sigue sin estar libre de amenazas. Según ha podido saber ABC, el cambio climático, la mano del hombre y la anidación de aves son algunos de los enemigos contemporáneos que comprometen su conservación en el corto y medio plazo. En los últimos dos años, la Dirección General de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid ha emprendido un minucioso estudio para analizar el estado del Templo de Debod, un tema que ha preocupado a los expertos en la última década. El resultado ha sido un «plan de conservación preventiva» que ha detectado hasta 90 riesgos potenciales capaces de menoscabar la vida del monumento. Algunos son tan improbables como una nueva Filomena o el abandono total del templo. Otros, sin embargo, entran en la categoría de «muy probables» en un periodo de tiempo cercano. El desgaste inminente, en el «corto plazo», se debe a causas naturales y antrópicas. Por un lado, los cambios bruscos de temperatura, ventilación y humedad suponen un riesgo «alto», sobre todo, para la integridad del interior del edificio, donde pueden provocar fisuras, reacciones químicas y la proliferación de colonias biológicas. El vandalismo y la masificación de este imán turístico entra en la misma categoría, que Patrimonio define como «abrasión», los «roces con mochilas, equipos de trabajo de mantenimiento, paraguas». Igual que los «golpes». También es «muy probable» que en un futuro más lejano («medio plazo») el agua deteriore las cubiertas y los muros, desgaste la pintura y pudra partes del templo. Como el anidamiento de aves, que propagarían la suciedad, manchas y roturas de elementos, describe una de las 90 fichas elaboradas por los técnicos de Patrimonio, en colaboración con la fundación Santa María la Real, claves para atajar la conservación del inmueble desde un nuevo punto de vista. El monumento, durante su desmontaje en la década de los 60, para viajar a Madrid – ABC
Una conservación polémica
El monumento dedicado a la diosa Isis pertenece a la veintena de templos condenados a desaparecer por la construcción de la presa de Asuán y salvados por la Unesco en la década de los 60. Egipto donó el edificio a España en reconocimiento de su participación en esa campaña de recuperación del patrimonio y, desde 1972, año de su inauguración en el parque del Oeste, es una de las icónicas postales de la capital. Cuatro templos se repartieron por el mundo —España, Estados Unidos, Italia y Países Bajos— con una condición: que estuviesen guarecidos en el interior de un museo. Sin embargo, el de Madrid, el más grande de todos, se colocó a la intemperie. Desde entonces, la polémica sobre su degradación resurge de cuando en cuando. Hace dos años, El Cairo mostró su desaprobación. «España ha de devolver ese regalo si no lo valora como para protegerlo y conservarlo», declaró el célebre egiptólogo y exministro de Antigüedades de Egipto, Zawi Hawass, que pidió al alcalde José Luis Martínez-Almeida su cubrición. La Unesco ya propuso en 2007 —un año antes de que fuese declarado Bien de Interés Cultural (BIC)— protegerlo con una campana de cristal y los distintos gobiernos municipales han rumiado el asunto sin tomar una decisión definitiva. Este lunes, al ayuntamiento volvió a dejar la cuestión en el aire: la cubrición «no se descarta», dijo el director de Patrimonio, Luis Lafuente. Dos turistas se fotografían con el Templo de Debod – ISABEL PERMUY
Peligros «muy probables» Agua Entre las 90 fichas elaboradas por Patrimonio, el «lavado» provocado por el agua es uno de los riesgos «muy problables» que en el «corto plazo» pueden deteriorar pinturas y pudrir zonas del edificio. Golpes Una de las causas antrópicas del deterioro del templo: es «muy probable» que el vandalismo y la masificación de este punto turístico ocasionen en el «corto plazo» abolladuras, fisuras y desconchados. Cambio climático El «cambio en las condiciones termohigrométricas» supone un «riesgo alto» en el «corto plazo» que desembocaría en humedades, sequedades, fisuras, desarrollo de reacciones químicas y proliferación de colonias biológicas. Anidamiento Los nidos de aves, otro riesgo «muy probable» en el «medio plazo», provocarían suciedad, manchas y rotura de elementos en las cubiertas y la envolvente del inmueble. Abrasión Otro efecto del vandalismo, la masificación o el uso inadecuado del templo, que Patrimonio describe como «roces con mochilas, equipos de trabajo de mantenimiento, paraguas». Conllevaría el desgaste del monumento, hendiduras y la pérdida de material y color. «Hoy [por este lunes] es una jornada importante», empezó Lafuente la rueda de prensa en la que anunció el nuevo plan municipal orientado «menos a la restauración» y «más hacia la conservación preventiva» del inmueble. Un «cambio de tendencia», un «claro punto de inflexión», señaló, aunque sin decisiones concretas. Por ahora. A pesar de los 90 riesgos «potenciales», recalcan en el consistorio, el Templo de Debod «se encuentra en un estado de conservación adecuado, no existe riesgo de destrucción inmediata», aseguró Lafuente. «No existen riesgos ambientales relevantes», afirmaron desde la fundación Santa María la Real. Los dos años de estudios han culminado en una hoja de ruta que el ayuntamiento remitirá inmediatamente a otras instituciones, al Museo Arqueológico Nacional, al Ministerio de Cultura, al Centro Superior de Investigaciones Científicas, a la Dirección de Patrimonio de la Comunidad de Madrid y al Colegio Oficial de Arquitectos de la región, en busca de consenso nacional para acometer cualquier actuación. En otoño de 2023 se presentará en un congreso internacional, ante la Unesco y diferentes oenegés del patrimonio, para determinar si se cubre o no. Por el momento, el plan municipal se ha materializado en un inventario virtual, piedra a piedra, que recopila los más de 3.800 elementos del inmueble. Este panel de control ‘online’ al que tendrá acceso el personal del ayuntamiento registra toda la documentación disponible y funcionará como un guardián digital que alertará de cualquier cambio en el estado del edificio. La estrategia pretende «aumentar la esperanza de vida» del Templo de Debod; ya son 2.200 años y, el próximo 18 de julio, cincuenta en Madrid.
Fuente ABC