La crisis en los mercados por el pago de la deuda en pesos acentuó la delicada situación de la economía en lo monetario. El Banco Central emitió $ 615.000 millones para sostener precio de bonos CER. Ya lleva emitidos otros $ 400.000 millones para gasto público en lo que va del año.
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Los bonos CER rebotan hasta 10% pero la incertidumbre no desaparece
La contracara es el aumento en junio de $ 582.000 millones en el stock de las Letras de Liquidez del BCRA, las Leliq, con las que la entidad monetaria absorbe pesos de la plaza.
El problema es que la tasa efectiva de los pasivos remunerados del BCRA (Leliq más los pases pasivos) es del 66%, por lo que su crecimiento ya de por sí es preocupante por los intereses que genera mes a mes.
El BCRA opta por incrementar el rojo cuasi fiscal y alimentar el stock de Leliq, que es una emisión endógena de pesos y una mayor inflación a futuro. Con la base monetaria en $ 3,9 billones, el total de pasivos monetarios del BCRA representa 1,63 veces ese monto.
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La super abundancia de pesos se nota en los bancos. En un mes, aumentó en $175 mil millones la base monetaria. La híper liquidez, que en poco tiempo se trasladará a los precios, hizo que bancos desincentiven los depósitos de empresas.
Un ejecutivo de un mediana empresa señaló a El Cronista que “bancos rechazaron una colocación a plazo fijo de $ 100 millones; hace varios semanas que ya desincentivaban los plazo fijo a tasa UVA y ahora las colocaciones tradicionales”.
Agregó que finalmente “ofrecieron tasa de 50% pero inmovilizando $30 millones en la cuenta corriente como compensación”.
Las miradas tras este junio delicado en los mercados están centradas ahora en el impacto en precios. Como la normalización del mercado deuda en pesos no ocurre a pesar de la intervención del BCRA sosteniendo precios, las expectativas de inflación se acrecientan.
Martín Guzmán tomó aire después de un día de tensión: renovó toda la deuda
La clave entonces para que el ministro Guzmán pueda superar este junio negro en lo financiero es que nuevamente acceda al crédito local. Debería venir acompañado de un ajuste fiscal serio y creíble y aún más rápido que el previsto en el acuerdo con el FMI pero ello no figura en el menú del gobierno de Alberto Fernández.
La reducción de los subsidios en las tarifas de electricidad y gas se viene postergando y recién en las últimas horas se confeccionó el formulario para solicitar la conservación de ese auxilio fiscal en las facturas de los servicios.
Recién en septiembre hay fuertes vencimientos de deuda en pesos por un total de $600 mil millones, neto de la tenencia que tienen el ANSES y el BCRA. Hasta entonces el equipo económico debería preocuparse por el financiamiento del rojo fiscal, tarea no menor habida cuenta que aún no se pagó el medio aguinaldo a estatales y que en julio el déficit podría ascender a los $ 250 mil millones.
Pocas opciones a mano: bajar el gasto público rápido y recuperar el crédito. No hay magia.
Fuente El Cronista