
La región, con altas temperaturas y recursos hídricos limitados, siente los efectos de la crisis climática.
Las temperaturas en Medio Oriente aumentaron más rápido que lo esperado y que el promedio mundial en las últimas tres décadas. Las lluvias bajaron y los expertos predicen que las sequías vendrían con mayor frecuencia y severidad.
Por ejemplo, en Irak, hay muchas tormentas de arena arrasaron con ciudades enteras y la gente terminó en el hospital. El aumento de la salinidad del suelo en el delta del río Nilo de Egipto devoró tierras de cultivo. En Afganistán, la sequía ayudó a impulsar la migración de jóvenes de sus aldeas en busca de trabajo.
La conferencia anual sobre cambio climático de la ONU se hará en noviembre en Egipto. Los gobiernos de la región se dieron cuenta de los peligros del cambio climático, los cuales atacan las economías.
“Literalmente estamos viendo los efectos justo frente a nosotros. Estos impactos no son algo que nos afectará dentro de nueve o 10 años”, dijo Lama El Hatow, consultora ambiental sobre cambio climático que trabajó con el Banco Mundial y se especializa en Medio Oriente y África del Norte.
Egipto, Marruecos y otros países de la zona intensificaron las iniciativas de energía limpia. Pero una de las prioridades es impulsar más financiamiento internacional para lidiar con peligros que ya enfrentan por el clima. Una de las razones de la vulnerabilidad zonal es que no hay margen para amortiguar el golpe sobre millones de personas a medida que se aceleran las temperaturas.
Las economías e infraestructura son débiles, y las regulaciones no se aplican correctamente. La pobreza se extendió demasiado y el cambio de empleo es prioridad sobre la protección climática. Al mismo tiempo, naciones en desarrollo están presionando a dichos países para que reduzcan las emisiones.
Por otro lado, la ONU prevé que la producción de cultivos en Medio Oriente decaerá un 30% para 2025. Se espera que la región pierda entre un 6 y un 14% de su PBI para 2050 por la escasez acuática. Al respecto, el Mar Mediterráneo oriental experimentó su peor sequía en 900 años, según la NASA. Esto es un duro golpe para Siria y Líbano, donde la agricultura depende de las lluvias.
Fuente Aurora