MIAMI, Estados Unidos. – Justo Vega es uno de los nombres imprescindibles del repentismo cubano. Numerosas fuentes especializadas lo consideran uno de los repentistas estelares del pie forzado y el punto cubano.
Por su parte, aquellas personas que tienen la edad suficiente para recordarlo, seguramente no olvidarán sus habituales presentaciones en el programa “Palmas y Cañas” junto a quien fuera su pareja musical por 25 años, Adolfo Alfonso.
Los historiadores de la música campesina cubana creen que el encuentro entre ambos artistas cambió la historia del repentismo cubano.
“El inigualable talento poético, el modo inconfundible de entonar e interpretar la más auténtica música de nuestros campos y el acento jocoso, cercano al choteo cubano, les valió la posibilidad de romper con la barrera rural que encasillaba al repentismo y llevar su música a un público más amplio”, reconoce la web havanamusic sobre el legado de ambos artistas.
No obstante, la historia artística de Justo Vega comenzó antes. El joven matancero llegó a la capital de la Isla en 1924, donde 10 años después fundó y dirigió el cuarteto Trovadores Cubanos, integrado además por Pedro Guerra, Alejandro Aguilar y Bernardo Vega.
Enseguida, la fuerza de su poesía lo colocó entre los grandes de la décima, junto a Jesús Orta Ruiz, Chanito Isidrón, Angelito Valiente, José Sánchez León, José Marichal, Patricio Lastra y muchos otros, indica el portal Cubarte.
“Más que un gran intérprete, Justo Vega se convirtió en el artífice de fabulosas controversias, evocadas por varias generaciones de cubanos que disfrutaron sus presentaciones en la radio, la televisión y las fiestas campesinas”, reconoce la misma publicación.
Quienes lo recuerdan o lo han visto en grabaciones de la época (algunas disponibles en YouTube) tienen en la mente a un hombre alto, delgado, con fino bigote, enfundado en su clásica guayabera de hilo blanco almidonada.
“La presencia de Justo Vega inspiraba el disfrute del folclor popular en su raíz más auténtica, haciendo gala también de ese humor amplio y contagioso de que el cubano es portador”, dice el periodista Luis Beiro en un artículo publicado por Listin Diario.
“Parecía, al cantar sus décimas, que estas fluían también en medio de corrientes artísticas. En total fueron más de setenta años de consagración cultural, llenando espacios en el corazón del cubano”, indica el mismo autor.
Justo Vega falleció en La Habana el 13 enero de 1993, dejando una gran huella en el panorama de la cultura tradicional cubana. Tras su muerte, Adolfo Alfonso se resistió a escoger otro compañero de poesías y controversias.
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Fuente Cubanet.org