Rusia, a través de los Pseudo Referéndums en los Territorios Ocupados está persiguiendo la creación de “Zonas Grises”, hecho que reviste una Inestabilidad Peligrosa para Europa
La Federación Rusa está violando sistemáticamente los derechos humanos en los territorios ocupados de las regiones ucranianas de Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk y Luhansk, llevando a cabo ejecuciones extrajudiciales, asesinatos de civiles, torturas y violaciones e impidiendo la evacuación de civiles de la zona de combate, entre otras aberraciones. Rusia secuestra y persigue a las autoridades legítimas y en su lugar coloca a colaboradores locales, así como a funcionarios de Moscú y otras regiones de la Federación Rusa. Además, los ciudadanos ucranianos son privados de sus pasaportes obligándoles a recibir el pasaporte de la nación invasora.
Desde que comenzó la ocupación se registraron hechos de coacción directa en orden a aceptar el “pasaporte” ruso. Rusia intimida a la población civil, amenazando con tomar represalias en caso de rechazar su pasaporte. Con la distribución de pasaportes rusos, el Kremlin intenta legalizar la ocupación de territorios ucranianos al promover la narrativa de que las regiones del sur y este de Ucrania están supuestamente habitadas por sus ciudadanos. Además, el registro de pasaportes rusos le otorga a la autoridad de ocupación datos clave a la hora de preparar los pseudo referéndums y las movilizaciones forzadas.
Rusia ya ha comenzado a implementar acciones para celebrar pseudo referéndums en los territorios ocupados de Ucrania. Así, el 8 de agosto, el “responsable de la administración cívico-militar” designado por Moscú, Eugeni Balitsky, ordenó celebrar un “referéndum” ficticio sobre la reunificación de la región de Zaporizhzhia con Rusia. Con pseudo-referéndums, Rusia está probando y ampliando la tecnología de formación de las denominadas “zonas grises” de inestabilidad, lo cual representa un peligro extremo para Europa.
En varios países europeos existen zonas potenciales de inestabilidad, donde se entrecruzan los intereses de varios grupos étnicos y religiosos, y que Rusia puede activar en cualquier momento.
Tales zonas de inestabilidad ya existen en los países de la ex Unión Soviética: en Georgia (Abjasia, Osetia del Sur), en Moldavia (Transnistria) y en Azerbaiyán (Karabaj). Además, la Federación Rusa puede reproducir el escenario de la formación de tales enclaves en Kazajstán, los países bálticos, donde vive un número significativo de población de habla rusa, suscitar disputas entre los países balcánicos (Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Kosovo), y también reanudar los movimientos separatistas en España, Italia, Reino Unido, Francia y otros.
La formación deliberada de “enclaves de desestabilización” es un fenómeno relativamente nuevo al que se enfrenta Europa, pero en nuestros días, Rusia podría trasladar la estrategia de apropiación territorial no sólo al espacio postsoviéticos – percibida como una zona de influencia rusa -, sino a cualquier país del mundo occidental.
Algunos políticos de Europa Occidental parecen no darse cuenta, o no quieren darse cuenta de que esta tecnología podría implementarse en el territorio de sus propios países, creyendo ingenuamente que Rusia solo está interesada en el territorio del antiguo Imperio Ruso o la Unión Soviética. Es por eso que, el propósito de la Federación Rusa es crear el ambiente apto para llevar a cabo pseudo-referéndums u otras formas de “expresión de la voluntad popular” para la autodeterminación con el objetivo posterior de registrar legalmente esos territorios como propiedad rusa.
Por tal motivo, la comunidad internacional debe implementar medidas necesarias con el fin de prevenir el intento ruso de convocar compulsivamente estos “pseudo referéndums” y la entrega forzada de pasaportes rusos en los territorios temporalmente ocupados de Ucrania. En particular, debería comenzar con la adopción de leyes internacionales que garanticen la soberanía plena de Ucrania sobre los territorios ocupados temporalmente por la Federación Rusa, eviten el reconocimiento del hecho de la anexión a nivel internacional, y en caso de producirse la anexión por parte de Rusia, las respectivas sanciones económicas que repercutan en su economía, así como las medidas legales que se plasmen en la rescisión de los tratados y acuerdos internacionales.