Por Nahuel Lanzillotta
Arrancó ganando 1-0 gracias a un penalcito de VAR, pero en el segundo tiempo los árabes dieron el batacazo con dos goles en cinco minutos. Se cortó el invicto y, por primera vez en el ciclo, el equipo deberá reaccionar ante la adversidad
De la euforia a la incredulidad en un santiamén. La sorpresa es total. El debut de la Selección argentina en Qatar 2022 fue lo que nadie imaginaba ni esperaba. El equipo de Lionel Scaloni no aguantó la ventaja que había sacado en el primer tiempo por el penal de Messi y, envuelta en nerviosismo, fue superada por una Arabia Saudita concentrada e intensa que aprovechó el desorden absoluto albiceleste y lo revirtió. La derrota por 2-1 en el primer partido y contra el rival más accesible del Grupo C -en teoría- fue un golpazo a la confianza y significó, para colmo, el final del invicto de 36 encuentro. El peor arranque jamás pensado.
de un tiro libre celeste y blanco en ataque. Fue a ver el monitor y comprobó que en la jugada anterior hubo un agarroncito de Salman Al Faraj sobre Leandro Paredes, que terminó rodando por el suelo. Nadie había reclamado demasiado… Pero el juez cobró el penal que el capitán convirtió.
Messi esperó a que el arquero se la jugara a un palo y con calma la cambió al contrario. Fue su sexto tanto en mundiales. Iban 10 minutos y comenzaba a reinar la tranquilidad en el conjunto nacional porque las buenas sensaciones reinaban.
habían cobrado seis en total. Los de Scaloni no podían encontrarle la vuelta a un partido que se complicaba con el correr de los minutos porque el rival era rápido y se animaba a ahogarle la salida
merodeaba en el ambiente. Pero no.
De Paul y uno de sus partidos más flojos en la Selección. Foto: Fernando de la Orden
Los temores se hicieron carne en los primeros fatídicos ocho minutos del complemento en los que la Selección fue un desconcierto absoluto. Saleh Al-Shehri se escapó por la izquierda, Cristian Romero no llegó a cerrar a pesar del esfuerzo y el delantero definió cruzado para ponerla lejos del Dibu Martínez. Esa jugada derivó de una pelota perdida en el medio por Messi.