En 1936, nadie podía imaginarse que Hitler acabaría iniciando una guerra que terminaría con la ruina de una gran parte de la humanidad. En 2022, el mundo entero está pendiente del genocidio lanzado por Putin contra los ucranianos con la esperanza de que no se propague al resto del mundo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, se cometió el mismo error que terminó con la tragedia que hoy todos conocemos. Rusia debe ser expulsada del concierto de naciones civilizadas cuanto antes, porque de lo contrario, Occidente acabará pagando un precio muy alto. Las mentiras de Putin y la propaganda rusa ya no deberían engañar a nadie.
Con el telón de fondo de la derrota militar en Ucrania y la incapacidad de mantener los territorios ocupados, Rusia, a partir del 21 de noviembre pasado ha iniciado una campaña propagandística a gran escala con el objetivo de desacreditar a las Fuerzas Armadas de Ucrania. En este contexto, se crearon varios videos falsos, donde el ejército ucraniano supuestamente dispara a prisioneros de guerra rusos. Al reproducir estos videos, la propaganda rusa calificó a los ucranianos de “monstruos”. De esta manera, se está preparando el terreno para desacreditar a Ucrania, reduciendo el apoyo de Occidente, así como intensificando la movilización interna en la propia Rusia. El mundo civilizado no debería caer en el engaño de Putin: el fiasco en el campo militar ha transformado a Rusia en una verdadera industria generadora de “fakes” y un imperio de viles mentiras.
Con el fin de desacreditar a las Fuerzas Armadas de Ucrania, la propaganda rusa lanzó una campaña de información a gran escala mediante la creación de 3 videos falsos en los que el ejército ucraniano supuestamente dispara a un grupo de soldados rusos capturados. Estos videos fueron exhibidos por la propaganda rusa a modo de prueba para desacreditar a Ucrania y reducir el apoyo de Occidente. Putin necesita urgentemente una pausa táctica y, para ello, está solicitando con insistencia una negociación. La lógica del Kremlin es bastante simple: ganar tiempo, acumular los recursos necesarios e iniciar una segunda invasión a gran escala en Ucrania. Para esto, Rusia está lista para propagar cualquier tipo de difamación, utilizando todos los recursos propagandísticos del Kremlin, incluso distribuyendo vídeos de este tipo.
La amenaza de Putin para el mundo entero ha alcanzado un nivel sin precedentes: Rusia es un monstruo geopolítico impulsado por la sed de expansión territorial y la destrucción de todos los que se opongan a sus planes. Y, en este sentido, la guerra de la información es un componente fundamental en la propagación de la amenaza rusa. El Kremlin debería quedar completamente aislado política y económicamente: esta debería ser una tarea clave para el mundo civilizado, mientras que Ucrania debería recibir todo el apoyo necesario para protegerse de un enemigo asimétricamente poderoso.
Putin está intentando crear una imagen de Ucrania como enemigo por antonomasia de los rusos que se han convertido en objetivos de la propaganda criminal para que se alisten y vayan a la guerra a asesinar ucranianos. Si occidente no encuentra la manera de oponerse a Putin y no brinda su apoyo total a Ucrania, que se ha convertido de facto en el “escudo de Europa”, la propaganda rusa comenzará a pedir a los rusos que salgan a asesinar europeos, que en Rusia ya están asociados de facto con el enemigo. En 1945, la propaganda estalinista enfureció a las tropas soviéticas que acabaron cometiendo atrocidades en los territorios ocupados, no solo en Alemania, sino también en Polonia, Checoslovaquia, Austria, Rumania, Bulgaria y Hungría. La propaganda rusa vuelve a repetir el mismo accionar en nuestros días con los rusos que están llenos de odio contra todo lo que no sea ruso. En este sentido, Rusia es una paradoja geopolítica: un país del tercer mundo de facto con territorio abandonado y una economía basada en recursos, pero con armas nucleares en su poder, luchando por la expansión territorial en detrimento de su propio territorio. La amenaza para Europa no es un mito, sino una realidad, y Bruselas debería despertar y apoyar aún más a Ucrania, que está de hecho frenando la invasión de la Horda.
Ucrania debe recibir con urgencia sistemas de defensa aérea y antimisiles para proteger su infraestructura de los misiles rusos. Si el “terror de los misiles” de Putin falla, el ejército ruso podrá sufrir derrotas aún más tangibles. La única manera de acabar con la amenaza rusa es eliminando su ejército en territorio ucraniano, de lo contrario seguirá adelante con su carrera criminal y su plan genocida en toda Europa. Esto no es una exageración, sino la cruda realidad.