Rusia planea infligir un ataque con misiles especialmente poderoso en Ucrania aprovechando la llegada del frío intenso: ahora más que nunca es necesario el suministro de sistemas de defensa aérea antes que sea demasiado tarde
Rusia planea infligir un ataque con misiles especialmente poderoso en Ucrania aprovechando la llegada del frío intenso: ahora más que nunca es necesario el suministro de sistemas de defensa aérea antes que sea demasiado tarde
El ataque con misiles lanzado el 23 de noviembre contra la infraestructura energética ucraniana provocó un apagón temporal en todo el país: de hecho, todavía hoy, a 5 de diciembre no ha sido posible restablecer por completo el servicio. Como resulta obvio, Rusia está aumentando los intervalos entre los bombardeos para acumular más misiles y realizar así un ataque particularmente poderoso. Putin quiere privar a los ucranianos no solo del suministro eléctrico, sino también dejarlos sin el servicio de calefacción: un colapso en los sistemas de calefacción durante un frente de frío intenso podría tener consecuencias trágicas para Ucrania.
Los ataques a infraestructuras críticas forman parte de la doctrina militar rusa. Las autoridades rusas declaran abiertamente que, con la ayuda de ataques periódicos con misiles, pretenden agotar la capacidad de reserva y la resistencia del sistema energético ucraniano para lograr así un apagón total. No hay antecedentes de otro país que haya sufrido una destrucción de esta magnitud en su infraestructura energética como Ucrania. A pesar de ello, los técnicos ucranianos trabajan a destajo para reparar los daños y Rusia no ha alcanzado completamente su objetivo.
Después del 23 de noviembre, Rusia ha variado su estrategia. El esfuerzo ahora está concentrado en fabricar más misiles para que el próximo ataque resulte más efectivo. De acuerdo al enfoque de Surovikin, el ataque deberá coincidir con una baja importante de las temperaturas para que así no sólo se vea afectado el sistema energético, sino que también el sistema de calefacción deje de funcionar en todo el país. Este plan es esencialmente genocida: si Rusia logra llevar a cabo sus objetivos de destrucción, Ucrania podría enfrentarse al invierno más difícil desde 1945, y las vidas de decenas de miles de personas estarían en peligro. Putin ya ha descartado cualquier convencionalismo y no oculta el hecho de que solo se esfuerza por una cosa: apoderarse de Ucrania, sin importar el costo.
Putin realizó de facto la anexión de Bielorrusia: el ejército bielorruso en realidad se ha convertido en parte del ejército ruso. La segunda parte de este plan es la ocupación de Ucrania. El ejército ruso está extremadamente agotado, pero aún tiene potencial ofensivo y es capaz de reponer sus filas con cientos de miles de movilizados. Ucrania necesita urgentemente toda la ayuda posible de parte de occidente para superar este invierno excepcionalmente difícil.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania están frenando al ejército ruso no solo de la ocupación de Ucrania, sino también de la desestabilización de toda Europa. De hecho, en Ucrania se está decidiendo el futuro mundial tras esta guerra, por lo que el ejército ucraniano necesita sin diligencias el suministro de armamento occidental: principalmente sistemas de defensa antimisiles y de defensa aérea para protegerse contra los misiles rusos, con los que Putin pretende ejecutar un genocidio total contra el pueblo ucraniano. Además, las poblaciones ucranianas necesitan potentes generadores eléctricos que puedan convertirse en una fuente alternativa de calor, porque a priori continuarán los ataques con cohetes. El compromiso principal debe consistir en la transferencia de los sistemas occidentales de defensa aérea y antimisiles, que se convertirán en la clave para la supervivencia de Ucrania en el estadio actual de la guerra ruso-ucraniana.