El nivel de tensión entre Irán e Israel está trepando tras los informes de un ataque en Isfahán contra una instalación para el desarrollo y producción de misiles.
Por Sima Shine
A ellos se unen los informes de dos ataques contra convoyes en la frontera entre Irak y Siria, que incluían reportes de que un alto comandante de la Guardia Revolucionaria y sus guardaespaldas fueron abatidos.
Filtraciones iniciales intentaron atribuir el ataque a Estados Unidos, pero esto se contradice con la política tradicional de Washington, según la cual es el propio EE. UU. quien anuncia si ha atacado y se atribuye la responsabilidad.
Al igual que en el pasado, los funcionarios estadounidenses se apresuraron a filtrar que, en su opinión, Israel estaba detrás del ataque en Isfahán y que, en ambos incidentes, incluso en el paso fronterizo entre Irak y Siria, Washington no estuvo involucrado.
Irán acusó a Israel del ataque y, como era de esperar, amenazó con una dura respuesta.
Moscú también pronunció su condena al ataque israelí.
El ataque tuvo lugar bajo el telón de fondo de una serie de acontecimientos, entre ellos el continuo suministro de vehículos aéreos no tripulados por parte de Irán a Rusia, que en el futuro probablemente será seguido por el suministro de misiles; una grave crisis entre Teherán y Bakú en vista al estrechamiento de las relaciones de Azerbaiyán con Israel; y una serie de visitas de altos funcionarios estadounidenses a Israel: el asesor de Seguridad Nacional, el jefe de la CIA y el secretario de Estado.
Estos acontecimientos sitúan la cuestión iraní en un lugar destacado de la agenda de las visitas de los funcionarios estadounidenses, que pueden haber preferido una lista diferente de prioridades.
Israel entiende que Irán, de hecho, está considerando posibles respuestas y las examinará sobre la base del daño que causarán y, sobre todo, sobre la base de la capacidad operativa para llevarlas a cabo.
En teoría, la caja de herramientas iraní incluye ataques desde Siria, Líbano, Irak y posiblemente incluso el Yemen.
Cada área es compleja, ya sea por la supremacía israelí en la arena siria; la renuencia de Hezbollah a complicar aún más un estado de ahogamiento en el Líbano; o la negativa de Irak a convertirse en un campo de batalla entre Irán e Israel.
Al igual que en el pasado, Teherán tiene a su disposición opciones en el campo cibernético, que hasta ahora han sido de efectividad limitada; ataques a buques en mar abierto; y, por supuesto, terrorismo contra sitios y figuras israelíes y judías.
Si tiene éxito, esto podría conducir potencialmente a una escalada.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora