
MADRID, España.- El dramaturgo, actor y director teatral cubano Gustavo Robreño falleció en La Habana el 11 de marzo de 1957. Uno de los pilares de la escena vernácula, había nacido el 18 de diciembre de 1873 en Pinar del Río en una familia de actores. Se desempeñó también como periodista y novelista.
A los cinco años debutó en una compañía infantil, dirigida por Justo Soret, de la cual llegó a ser figura principal en la adolescencia. En 1893, con veinte años, debido a sus labores independentistas abandona la Isla para radicarse durante mucho tiempo en España, donde se relacionó con los jóvenes que luego pertenecerían a la llamada Generación del 98, clave en su formación.
Tras regresar a Cuba, en 1900, formó parte de la compañía del Teatro Alhambra, en la intersección de las calles Consulado y Virtudes, en Centro Habana, donde hizo casi toda su carrera, y para la cual escribió, junto a su hermano Francisco, más de 200 obras de teatro vernáculo. Se mantuvo allí hasta dos años antes de su desintegración. Actor preferido del público, pues además de sus dotes interpretativas fue un gran imitador de políticos del momento, como Mario García Menocal y el general Freyre de Andrade.
Entre sus piezas destacadas pueden mencionarse Buffalo Exposition (1900), La madre de los tomates (1899); Toros y gallos (1901), El jipijapa (1902), El ciclón (1906). Escribió obras de corte histórico como La Acera del Louvre, basada en sus vivencias con contemporáneos a quienes conoció en España. Su versatilidad lo lleva también a la zarzuela, donde resalta La emperatriz del Pilar.
Como periodista usó casi siempre el seudónimo “cazabobos”; sus colaboraciones aparecieron en periódicos tan importantes como el Diario de la Marina, La Prensa, La Discusión, La Lucha, y en los semanarios Gráfico, La Política Cómica y La Semana, de los cuales fue fundador.
Gustavo Robreño murió con 83 años, luego de una vida en función de la cultura.
Fuente Cubanet.org