El Mundial no terminó. Continúa. Está vivo. Está latente. En los teléfonos, en cada Tik Tok, en Instagram, en los canales de TV, en la memoria colectiva. La fiesta no para. Los reconocimientos siguen y la fiebre por la Selección campeona en Qatar ya superó todos los límites conocidos, al menos en la historia moderna. En medio del campeonato local, del comienzo de la Libertadores y con la Champions a mano, lo único que moviliza a los hinchas argentinos es poder ver en vivo y en directo a Messi, Dibu, Di María y toda la Scaloneta.
Está claro que será mucha más la gente que se quedará con las ganas que las más de 80.000 personas que podrán dar el presente de la fiesta de los campeones en el Monumental. Todos quieren ser parte aunque todos ya lo hayan sido del festejo más inolvidable, de las más de cinco millones de personas en las calles.
La Selección, que siempre tuvo el apoyo de la gente pero que vivió tiempos sombríos cuando los resultados no eran favorables o las finales se perdían por detalles, hoy vive un romance perfecto. Un idilio que hay que aprovechar para que las futuras generaciones de jugadores que lleguen a la Mayor puedan mostrar su talento sin tener que cargar con la mochila que tuvo que sobrellevar Leo Messi durante tanto tiempo.
La Scaloneta vuelve a escena. Y hará que, por unos días, la gente se olvide del calor, los cortes de luz y los problemas cotidianos pasen a un segundo plano.
Fuente OLE