
LA HABANA, Cuba.- Se dice que los cubanos están en todas partes. Se los encuentra en cualquier latitud, sin importar las barreras del idioma, el clima o las leyes. Lo mismo en una favela en Río de Janeiro, en un campo de refugiados en Serbia, en Nueva Zelanda, o en Hong Kong; pero también en el Palacio Gran Ducal de Luxemburgo.
En ese pequeño y rico ducado de Europa reside hace décadas la cubana María Teresa Mestre Batista, Su Alteza Real. Nacida en Marianao el 22 de marzo de 1956, la hoy gran duquesa de Luxemburgo proviene de una de las más prominentes y acaudalas familias de la Cuba republicana. Hija de José Antonio Mestre y María Teresa Batista, su abuelo materno, Agustín Batista y González de Mendoza era un hacendado de Puerto Príncipe y Presidente del Consejo de la Administración de la Trust Company de Cuba; mientras que su abuela materna, María Teresa Falla Bonet, era hija del español Laureano Falla y Gutiérrez, dueño de ingenios azucareros y dos bancos, todos bienes confiscados por la revolución de Fidel Castro.
La familia abandonó Cuba apenas se hizo evidente la derrota del orden republicano. El exilio los condujo primero a Nueva York y luego a Santander, España, para asentarse definitivamente en Suiza. Allí la joven María Teresa continuó su esmerada educación. En 1980 se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra, donde conoció a Enrique, gran duque heredero de Luxemburgo.
Se casaron en febrero de 1981. Nueve meses después nació su primogénito y heredero, Guillermo, gran duque de Luxemburgo. La pareja tuvo otros cuatro hijos.
Desde el año 2000 María Teresa Mestre Batista ostenta el título de gran duquesa consorte de Luxemburgo. Tras el deceso de su suegra, la ilustre cubana nacida en Marianao reveló en una entrevista que las relaciones con la madre de su esposo, la gran duquesa Josefina Carlota, no fueron buenas debido a su origen cubano y plebeyo.
Fuente Cubanet.org