
LA HABANA, Cuba.- No se podría escribir la historia del rock sin dedicar un largo y sustancioso acápite a la banda británica Pink Floyd, y a su legendario bajista, Roger Waters. La agrupación ha trascendido como una de las más influyentes de la música contemporánea, no solo por su interesante y exclusivo sello sonoro, sino por el concepto en que basó toda su producción discográfica, cuya premisa fue la experimentación con toda clase de instrumentos, efectos de sonido y tecnologías, además de abordar temas complejos, profundamente humanos, filosóficos, e incluso comprometidos con determinados escenarios políticos y sociales.
Pink Floyd fue un laboratorio de ideas administrado por cinco científicos locos, y Waters, en especial, no conocía límites. Su creatividad fue decisiva en el éxito alcanzado por la banda durante las décadas de 1970 y 1980, cuando vieron la luz sendas obras maestras como The Dark Side of the Moon (1973) —a punto de cumplir el aniversario cincuenta de su lanzamiento en Reino Unidos— Wish You Were Here (1975), Animals (1977), The Wall (1979) y The Final Cut (1983), con los cuales registraron ventas millonarias a nivel global.
Tras abandonar el grupo en 1986, Waters se embarcó en una carrera en solitario donde dio rienda suelta a su versatilidad. Grabó cuatro discos en estudio, compuso varias bandas sonoras, y en 1990 organizó el concierto “The Wall – Live in Berlín”, uno de los más multitudinarios de la historia, con alrededor de 300 mil asistentes.
En 1996 fue admitido en el Salón de la Fama del Rock de Estados Unidos y Reino Unido como miembro de Pink Floyd. En 2005, tras veinticuatro años de separación, se reunió con la banda para un concierto benéfico y, en 2011, lo hizo con David Gilmore y Nick Mason.
Roger Waters no ha ocupado titulares solo por su brillante carrera. El músico ha estado en el ojo del huracán debido a sus polémicas declaraciones en defensa de Vladímir Putin o el chavismo venezolano. Otras veces, sus palabras y actitudes han sido interpretados como ataques antisemitas.
El pasado mes de febrero Polly Samson, escritora y esposa de David Gilmore, acusó a Waters de ser “un antisemita y apologista de Putin”, después de que el músico admitiera que ahora se siente más dispuesto a escuchar lo que dice el jefe de estado ruso. Waters reconoció haber cambiado de opinión con respecto a Putin, quien, según él, “…gobierna con cuidado, tomando decisiones sobre la base de un consenso en el gobierno de la Federación Rusa”.
Waters también agregó: “Ucrania es una línea roja. Debe seguir siendo un estado de amortiguación neutral. Si no sigue así, no sabemos adónde conducirá. Todavía no lo sabemos, pero podría terminar en una Tercera Guerra Mundial”.
La polémica escaló considerablemente tras un post del propio Gilmore, en el cual aseguró que todas las críticas de su esposa a Roger Waters eran “demostrablemente ciertas”.
Fuente Cubanet.org