Es para Ibra que lo mira por TV

Zlatan Ibrahimovic ha sido un formidable jugador, el más extraordinario que ha dado el fútbol de Suecia. Una de las cosas que exhibe Zlatan más largas que su carrera es su lengua. Y a comienzos de este año, en medio de los ecos de Argentina campeón mundial, soltó una sentencia.

Dijo, salvando a Leo Messi porque “ganó todo, es considerado el mejor de la historia y será recordado por el Mundial de Qatar”, que el resto de los jugadores de la Selección Argentina no ganaría nada más.

Afincado en el escándalo que hicieron en Europa neerlandeses y franceses por las burlonas respuestas argentinas a las provocaciones en aquel cruce con Países Bajos en Qatar, enfatizó que los argentinos se habían portado mal y “no van a ganar nada más”.

Más allá del tinte moralista que mezcló méritos deportivos con conducta, Ibrahimovic parecía reducir las calidades argentinas a Messi. Y acaba de ver, todavía jugador del Milan, a Lautaro Martínez como gran figura del Inter que eliminó a su equipo en el “Derby de la Madonnina” que daba pasaje a la final de la Champions. Y ayer, decisivo en otro título, la Copa Italia.

Y ahí tiene a Julián Álvarez, de gran temporada en un City campeón de la Premier que quiere arrasar con todo. A Mac Allister, ovacionado tras su gran campaña en el Brighton, y a Dibu Martínez, ambos estrellas del mercado europeo. O al Sevilla con tres argentos campeones del mundo en la final de la Europa League…

Pero aun si así fuera, si la tercera estrella hubiera llegado con un solo jugador de jerarquía mundial, ¡qué mérito para todo el resto, como equipo! Sería el que, por fin, consiguió rodear a Messi del respaldo que necesitaba para jugar su mejor Copa del Mundo, para dejarse guiar espiritualmente sin depender todo el tiempo de él, para darle opciones de pase que le permitieran graduar su esfuerzo individual… Con perdón de Zlatan, un equipazo.