
MIAMI, Estados Unidos. – El 17 de julio marca la fecha del estreno de la nueva telenovela cubana, El derecho de soñar. La Televisión Cubana puso en manos de Alberto Luberta Martínez y Ernesto Fiallo, dos directores con larga trayectoria en el género, la misión de traer a la pantalla pequeña una historia de 60 capítulos que rendirá tributo al medio radiofónico en su centenario y a la famosa radionovela El derecho de nacer, que en su momento alcanzó el más alto índice de audiencia en Cuba y que este año cumple su aniversario 75.
La trama de la nueva telenovela surge de la idea de convertir en televisión la serie radial “Huellas en el aire”, escrita por Ángel Luis Martínez. Esta historia inicia en 1948, con los primeros seis capítulos ambientados en aquella época, y a mitad del séptimo capítulo se sitúa en la actualidad. Este desplazamiento temporal representó un reto para los creadores debido a los recursos necesarios para recrear la época, pero, según Luberta Martínez, era fundamental para retratar los “años dorados” de la radio.
La segunda fase de la telenovela tendrá como eje principal una emisora de radio, dirigida por la actriz Ingrid Lobaina. En la trama actual, la joven actriz Jessica Aguiar se embarca en la realización de un documental sobre El derecho de nacer, entrevistando a figuras relevantes de la radio. El elenco también incluye nombres como Yasmani Beltrán, Osmara López, Yaité Ruiz, Ray Cruz, Yailín Coppola, Delvys Fernández, Denys Ramos, Verónica Lynn, Luis Rielo y Rubén Breña, entre otros.
Pese a ser un homenaje a la radio cubana y a El derecho de nacer, El derecho de soñar sigue respetando los códigos del género de telenovelas, incorporando elementos como triángulos amorosos, secretos del pasado e intrigas. También se tocan temas importantes para la sociedad cubana actual, lo que sugiere un reflejo de la época presente en contraste con el pasado retratado en la radionovela original.
Por su parte, Jorgito Martínez, uno de los actores del elenco, dijo a la revista Alma Mater que El derecho de soñar es una forma simbólica de “pagar” la deuda que tienen muchos artistas con la radio.
Fuente Cubanet.org