
Ciudad de México, México.- Quien ve hoy la capital cubana, casi sin transporte público, probablemente no imagine que era una de las ciudades más avanzadas en esta área en la primera mitad del siglo XX. Hoy en Cubanet hablaremos sobre los tranvías, esa especie de coches movidos por electricidad y que se desplazaban por carriles.
En el lejano año 1901 se inauguró el servicio de tranvías eléctricos en la Habana. La compra de 71 de estos y el restante equipo necesario se efectuó por la cantidad de 1 472 pesos oro. Paralelo a la inversión se construyó una planta eléctrica para alimentar la red.
Las empresas de Ferrocarril Urbano y de Ómnibus de La Habana en el siglo XIX y la norteamericana Havana Electric Railway and Company, a partir de 1900, fueron las encargadas del transporte de pasajeros en la capital.
Este servicio luego se llevó a otras ciudades del país. Entre 1913 y 1918, se introdujo en Cienfuegos, Cárdenas y la ciudad de Matanzas, un servicio de transporte eléctrico urbano poco eficiente, con tranvías de acumuladores eléctricos, los cuales debían ser recargados periódicamente. Hasta que en 1920 se cambió por el otro sistema.
Los tranvías eran operados por dos trabajadores. Uno de ellos, el maquinista, estaba en la parte delantera del vehículo y lo conducía. Mientras que el otro se colocaba al final y cobraba. El puesto de chofer hasta 1933 solo podía ser ocupado por hombres blancos, de preferencia españoles. Algunos trabajadores como los carteros y los policías de servicio podían viajar gratis.
El interior de este medio transporte ha sido descrito por el periodista Ciro Bianchi, de este modo:
“Entre una plataforma y otra, y a cada lado de un pasillo, corría un cuerpo de asientos dobles, de mimbre, refugio no pocas veces de chinches y otros insectos. Como los asientos estaban dispuestos sobre el motor y los juegos de ruedas, el pasajero quedaba alto con relación a la calle. Esto no era obstáculo a la hora de abordar o descender porque entre los asientos y las plataformas había un peldaño y otro más entre las plataformas y la acera que facilitaban al viajero las maniobras de la subida y la bajada”.
La desaparición de los tranvías en Cuba tiene varias versiones. Algunos estudiosos apuntan que la razón fue que perdieron la competencia frente a los autos de alquiler y los ómnibus, que eran más rápidos y eficaces. Sin embrago, la versión más aceptada es que “todo obedeció a un turbio negocio, que enriqueció a los grandes propietarios de la compañía y arruinó a los pequeños accionistas, encaminado a dar entrada en la ciudad a la empresa de los Autobuses Modernos”, concluyó Bianchi.
El último viaje realizado por un tranvía, el número 388, circuló en el horario de confronta el 29 de abril de 1952.
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Fuente Cubanet.org