LA HABANA, Cuba. – Desde finales de junio no pasa la carreta asignada a la recogida de basura. En consecuencia, los contenedores se desbordaron y los desechos ganan espacio sobre las calles, formando pequeños microvertederos dentro de las barriadas que conforman el Consejo Popular Managua, municipio Arroyo Naranjo.
En el reparto Las Guásimas, Julio Vidal Ponce, quien vive a la orilla de la Calzada de Managua, narra que nada más tiene que cruzar la calle para tropezarse con residuos domésticos, escombros, cartones, latas, botellas y un sinnúmero de desechos provenientes de las viviendas, cafeterías y otros negocios particulares de la zona.
“Las ratas se pasean por la calle. ¿Y qué decir de las cucarachas? Las ves que andan de aquí para allá, sin susto, como carritos locos. ¿Tú crees que nadie se ha quejado? Cansados estamos de eso, pero no hacen caso”, lamenta Ponce, quien asegura que los insectos comenzaron a penetrar en las casas.
El entrevistado refiere que, “toda esa suciedad, llena de enfermedades”, queda casi a las puertas de la única panadería del reparto, por donde transitan cientos de personas a diario. El epicentro del basurero son tres contenedores que están en perfecto estado, pero que rebosan de basura.
“Los perros callejeros rompen las jabas de basura y la esparcen. Muchas veces apenas se puede transitar; la gente se desvía para evitar la pestilencia y la pudrición que se va impregnando”, confirma Lorena Zayas Camacho, vecina de la zona y esposa de Ponce.

A cuatro kilómetros al sur, en el reparto Managua, Rosa María Perdomo Duarte denuncia que hace varias semanas una montaña de basura crece sin pausa a pocos metros de la entrada de su casa. “Ya no podemos mantener las puertas abiertas porque tenemos miedo a que entren ratones. Además, es un peligro para los niños. No pueden jugar afuera”.
Par de cuadras hacia arriba otro enorme basurero se acumula contra el muro del parque que acoge la iglesia local. Dos cuadras más, pero en dirección opuesta, se repite el paisaje con contenedores desbordados de basura y residuos que ocupan una buena parte de la calle, a unos 20 metros de un círculo infantil.
“Ya no solo amenazan el paso de la gente, sino también el de los carros, que apenas pueden transitar. Quiero ver la tángana que van a dar los padres cuando comiencen las clases y para llegar con los niños [al círculo infantil] tengan que esquivar la basura”, señaló Aurora Rodríguez Tejera, vecina de la zona.
El Frank País es otro reparto de miles de habitantes. La situación allí no difiere de las demás urbanizaciones. Las jabas de nailon y sacos con basura colgados en las cercas o acumulados a la entrada de las viviendas corroboran los problemas con la recogida de desechos sólidos.
Ante la escasa disponibilidad de tanques de basura, los residentes tienen que depositar los desperdicios en las esquinas de las cuadras o en los espacios yermos que existen entre algunas propiedades. “No recuerdo otro momento tan crítico como el de ahora, si esto sigue así nos vamos a tener que tragar la basura”, dijo Pilar Montenegro Gómez.
Según la mujer, las autoridades se mantienen al margen a pesar de las quejas. “Yo misma fui al Gobierno, para que me dijeran por qué hace tanto tiempo que no se recoge la basura. La respuesta fue que regresara a la casa, que quizás cuando retornara ya la habrían recogido, pero hasta el sol de hoy nada”, acotó.
Bajo condición de anonimato, un empleado de Comunales afirmó a CubaNet que la empresa no tiene combustible para el tractor que tira de la carreta donde se recoge la basura del Consejo Popular Managua, situación que a la vez impide a los trabajadores recibir la totalidad de su salario.
“Así llevamos un mes y tanto, y al parecer [la solución] demora porque la bola es que de nuevo se perdió el combustible. Ojalá se resuelva pronto, y no solo por cobrar más, es que mientras más demore más aumenta la basura y peor es para recogerla”, advirtió la fuente citada.
Fuente Cubanet.org