Por Nicolás J. Portino González –Especial para Total News Agency-
El Rey Felipe VI se resiste a firmar una amnistía que va en contra de la Constitución española y expulsa al Presidente Español de la Zarzuela con la mismísima Guardia Real.
Madrid, España – La tensión política en España alcanzó ayer -13/09/2023- niveles preocupantes mientras el Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, faltaba el respeto al Rey Felipe VI solicitando firmase la amnistía para el fugado Carles Puigdemont. Este conflicto plantea serias cuestiones sobre la relación entre el poder ejecutivo y el monarca, prioritariamente la preservación de la Constitución española.
Todo indica que el Rey Felipe VI se resiste a estampar su firma en una ley de amnistía que otorgaría perdón a Puigdemont y otros líderes separatistas catalanes. Esta postura del monarca, que ha dejado claro su compromiso con la preservación de la Constitución, lo fortalece y debilita a nivel de papelón al Presidente del Gobierno, que una vez más se coloca fuera de foco…en sintonía con sus amigos extraterritoriales que presidente otros países de la pauperizada y quebrada Latinoamérica.
La afrenta hacia el Rey por parte del Gobierno de Pedro Sánchez es de proporciones épicas. Esto adquiere aún más relevancia después del discurso que Felipe VI pronunció en 2017, en el que se posicionó firmemente en defensa de la unidad de España y en contra de cualquier movimiento separatista. La controversia está servida, y parece que el Rey no se moverá un ápice de su postura.
La información indica que tras una tensa reunión en la Zarzuela entre Pedro Sánchez y el Rey, esta culminó con la inusual solicitud del monarca de expulsar del palacio a Pedro Sánchez, acompañado por la mismísima Guardia Real. La invitación al Presidente en funciones y su comitiva a abandonar el palacio es un hecho sin precedentes que refleja la magnitud del conflicto en juego.
La tensión se intensifica aún más con las declaraciones de Alvise, quien afirma que Pedro Sánchez habría amenazado al Rey Felipe VI por su negativa a firmar la Ley de Amnistía en caso de que esta se presente. Según Alvise, el propio Presidente en funciones habría advertido: “El Rey ya ha dejado claro a su círculo que afrontará con responsabilidad una crisis institucional antes que permitir el derrumbe de la Constitución”.
Este enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Corona se fundamenta en diferencias irreconciliables. Felipe VI ha sostenido que ni el referéndum ni la amnistía tienen cabida en su visión de España. Por su parte, Pedro Sánchez ha mostrado su desacuerdo con la Constitución en el pasado, lo que sugiere una clara discrepancia entre ambos líderes sobre los valores fundamentales de la nación y un reiterado gesto de adolescencia de parte del Presidente de España, quien parece no comprender las limitaciones que impone la Constitución.
A pesar de la inútil e improductiva presión ejercida sobre el Rey, Felipe VI ha buscado el diálogo con diversos políticos y sectores de la sociedad. Sin embargo, su reticencia a firmar la amnistía es evidente. En teoría, el Rey debe refrendar todas las leyes que le presenta el Gobierno, pero la práctica puede diferir en este caso. La amnistía, al ser contraria a los intereses de España y a la Constitución, es motivo suficiente para que el Rey se niegue a ratificarla, tal cual lo ha hecho.
Es imperativo recordar que Felipe VI no puede comprometer la Constitución ni la separación de poderes al firmar una ley de amnistía que, según el presidente Sánchez, se presenta como una “ley de alivio penal” para los ciudadanos que pertenecen a la nobleza. Esta propuesta plantea graves dudas sobre la igualdad de todos ante la ley y la imparcialidad del sistema judicial.
En resumen, la difícil encrucijada del Rey Felipe VI pone de manifiesto las profundas divisiones políticas que atraviesan España. La presión ejercida por el Gobierno de Pedro Sánchez para obtener la amnistía de Puigdemont choca frontalmente con el compromiso del monarca con la Constitución y la unidad del país. El futuro de esta disputa sigue siendo incierto, pero una cosa es segura: No son casuales las alianzas de Sánchez con países como Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela y Argentina, ni es casual la sociedad del Presidente Español con separatistas y los terroristas ex ETA que integran hoy “Bildu”…ni es casual el interés de Irán por financiar a los socios de Pedro Sánchez -PODEMOS- para desestabilizar los principios y valores de una nación española que por ahora permanece tranquila y observadora pero firme con la constitución en la mano.
Ampliaremos.
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