El presidente tunecino Kais Said, que se arrogó plenos poderes en julio de 2021 para «preservar la paz social», declaró que el ciclón Daniel, que azotó el noreste de Libia una semana antes y provocó miles de muertos y desaparecidos, es una «prueba de la creciente influencia sionista». «La tormenta Daniel, ¿por qué nadie se […]
El presidente tunecino Kais Said, que se arrogó plenos poderes en julio de 2021 para «preservar la paz social», declaró que el ciclón Daniel, que azotó el noreste de Libia una semana antes y provocó miles de muertos y desaparecidos, es una «prueba de la creciente influencia sionista».
«La tormenta Daniel, ¿por qué nadie se pregunta por esa denominación? ¿quién ha elegido ese nombre? Daniel es un profeta hebreo y ha sido elegido para poner nombre a la tormenta. Esto es una prueba de la creciente influencia sionista que domina la razón y el pensamiento», señaló el mandatario el lunes por la noche durante una reunión gubernamental en presencia del jefe de Gobierno, Ahmed Hachani.
Said hizo de su oposición a Israel uno de sus eslóganes de campaña electoral en 2019 y desde su llegada al poder ha calificado la normalización con Israel de «alta traición». El Parlamento estudia desde agosto un nuevo proyecto ley para criminalizar las relaciones con este estado.
Las aguas torrenciales arrasaran el pasado 10 septiembre el noreste de Libia, especialmente en la ciudad de Derna, donde colapsaron dos presas, vertiendo 33 millones de litros de agua durante la madrugada y arrastrando zonas residenciales enteras, puentes y carreteras hasta el mar.
La tensión en esta localidad costera, que contaba con 120.000 habitantes, se produjo horas después de que Naciones Unidas revisara drásticamente a la baja la cifra de víctimas del ciclón, de 11.300 a 4.000 y miles de ciudadanos protestaron ayer contra la inacción de las autoridades locales frente a la catástrofe.
Supervivientes y equipos de rescate locales e internacionales continúan con la búsqueda de cuerpos, localizados en su mayoría en las zonas, y otras 40.000 personas han sido desplazadas y se enfrentan a brotes de enfermedades como la cólera y la diarrea así como la deshidratación y la desnutrición debido a la contaminación del agua y la falta de higiene.
La gestión del desastre ha estado marcada por la división política y la falta de coordinación entre las dos autoridades enfrentadas que se disputan el poder ejecutivo: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU), radicado en Trípoli (oeste) y reconocido por la comunidad internacional, de Abdulhamid Dbeiba; y el Gobierno de Bengasi, elegido por el Parlamento y bajo control de Haftar, dirigido por Osama Hammad.
Con información de Efe
Fuente Aurora