Por Natalio Steiner
La sorprendente y contundente victoria de Trump en las elecciones de EE.UU. no deja de sorprender. Sin duda que la mayoría de los israelíes la recibieron con alivio, más allá de coincidir en todo o en parte con Trump.
Pero uno de los datos que no deja de sorprender, aunque no es nuevo, es el apoyo evangélico recibido y el escaso apoyo de la judeidad norteamericana.
De los casi 6.000.000 de judíos norteamericanos, casi un 78% voto por los demócratas. De los 70.000.000 de evangelistas, el 80% votaron por Trump.
Los judíos norteamericanos liberales no quieren a Trump, a pesar de su apoyo a Israel, porque los ven como el prototipo que atenta contra los valores democráticos de EE.UU. y porque en los republicanos también anida un sector antisemita.
Los evangelistas votan por Trump por dos factores esenciales
-Sienten que los demócratas destruyen los valores conservadores y religiosos de EE.UU. con sus visiones ultra pluralistas, modelo familiar, sexualidad, etc.
-Apoyo irrestricto de Trump a Israel. Y aquí convergen elementos religiosos del cristianismo. No tienen la misma visión el catolicismo que ciertas ramas evangélicas muy activas y preocupadas por el avance del islam radical. Hay en EE.UU., y diversos países del mundo, un evangelismo sionista que apoya y ayuda al retorno de los judíos a Israel a tono con las profecías y sosteniendo enfáticamente el concepto de Tierra Prometida.
Hay mucho lo que decir sobre las fuentes históricas y teológicas de esta corriente. Es un terremoto teológico para el cristianismo; un cambio de dogmas solo comparable al momento en que el cristianismo se transformó en religión dominante en el imperio romano y Occidente.
Por centenares de años, la teología de la sustitución, fue una concepción movilizadora del cristianismo. De acuerdo a esa concepción, el rechazo de Jesús como mesías anuló la elección divina de Israel suplantado por el cristianismo.
Los judíos quedaron como el Israel biológico del Israel bíblico y en su lugar llega el cristianismo como el Israel del espíritu, el verdadero. Israel se perdió y la iglesia vino en su lugar. Esta visión alimentó también el antisemitismo.
A mediados del siglo XIX un grupo protestante británico empezó a mirar el Tanaj con otros ojos. Para los protestantes el Israel del Tanaj supervive y no puede ser reemplazado por la iglesia. Si se anunció la destrucción de Jerusalem, también se anunció su reconstrucción.
Los protestantes rechazan la teoría de la sustitución. Dios no abandona al pueblo elegido. Los evangelistas ven en la decisión de Abraham de abandonar Caldea e ir a Canaan como trascendental.
Esa historia trasciende nuestros días. EE.UU. es en esta visión un Israel renovado.
Los evangelistas son muy religiosos y todo lo ven bajo ese prisma. Solo que la política exterior de Israel no ha sabido aprovechar a este aliado religioso. Sus concepciones son proisraelíes y pueden servir para ganar aliados en el mundo. Y vaya falta que nos hace.