El arresto de casi 30 ciudadanos israelíes, en su mayoría judíos, por parte de las autoridades de Israel, ha generado gran preocupación en el país. Se les acusa de espiar para Irán a través de nueve células encubiertas, lo que indica un esfuerzo significativo por parte de Teherán para infiltrarse en su archienemigo, según cuatro fuentes de seguridad israelíes.
Entre los objetivos no cumplidos de estas supuestas células se encontraban el asesinato de un científico nuclear israelí y de exoficiales militares. Además, un grupo estaba recopilando información sobre instalaciones militares y sistemas de defensa aérea, según el servicio de seguridad Shin Bet. La semana pasada, se reveló que un padre y su hijo habían estado transmitiendo detalles sobre los movimientos de las fuerzas israelíes, incluso en los Altos del Golán, donde residían.
Los arrestos se producen tras repetidos intentos de reclutamiento por parte de agentes de inteligencia iraníes en los últimos dos años, dirigidos a ciudadanos israelíes comunes para obtener información y llevar a cabo ataques a cambio de dinero, según los funcionarios militares y de seguridad consultados.
Las fuentes, que pidieron permanecer en el anonimato debido a la sensibilidad del tema, señalaron que “hay un fenómeno significativo” relacionado con el sorprendente número de judíos israelíes que han aceptado colaborar con Irán, ya sea recopilando inteligencia o planificando actos de sabotaje y ataques.
Tanto el Shin Bet como la policía israelí no han respondido a solicitudes de comentarios, y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán no ha contestado a las preguntas formuladas.
Al menos dos de los sospechosos pertenecen a la comunidad ultraortodoxa israelí. A diferencia de operaciones de espionaje iraníes anteriores, que involucraron a figuras prominentes, los nuevos presuntos espías son en su mayoría individuos marginales de la sociedad israelí, incluidos inmigrantes recientes, un desertor del ejército y un delincuente sexual convicto.
Gran parte de sus actividades se limitaban a pintar grafitis anti-Netanyahu o antigubernamentales y a dañar vehículos, según informes del Shin Bet. Sin embargo, el alcance de los arrestos y la implicación de tantos judíos israelíes, además de ciudadanos árabes, han suscitado inquietud en un momento en que Israel continúa en conflicto con Hamás y la tregua con Hezbolá es frágil.
El Shin Bet declaró que estas actividades de espionaje son “de las más graves que ha enfrentado el Estado de Israel”. Las detenciones también ocurren en medio de una serie de intentos de atentados y secuestros relacionados con Teherán en Europa y Estados Unidos.
La decisión inusual de hacer públicos informes detallados sobre los presuntos complots fue una estrategia de los servicios de seguridad israelíes para advertir tanto a Irán como a posibles saboteadores dentro del país. “Es necesario alertar al público y dar un ejemplo a quienes puedan tener intenciones de colaborar con el enemigo”, comentó Ben Hanan.
Israel ha logrado importantes éxitos de inteligencia en los últimos años en su guerra encubierta contra su enemigo regional, incluyendo el presunto asesinato de un destacado científico nuclear. Con estos recientes arrestos, Israel ha frustrado hasta ahora los esfuerzos de Teherán para responder, según un oficial militar activo.
Irán ha sido debilitado por los ataques de Israel contra su aliado Hezbolá en Líbano y la caída de Bashar al-Assad en Siria, quien era un aliado de Teherán.
Reclutamiento a través de redes sociales
Las agencias de inteligencia iraníes suelen buscar posibles reclutas en plataformas de redes sociales, como advirtió la policía israelí en un video publicado en noviembre. Los intentos de reclutamiento son a veces directos. Un mensaje enviado a un civil israelí prometía 15,000 dólares a cambio de información, junto con un correo electrónico y un número de contacto.
Un sospechoso israelí, Vladislav Victorsson, de 30 años, fue arrestado el 14 de octubre junto a su novia de 18 años en Ramat Gan, cerca de Tel Aviv. Victorsson había sido encarcelado en 2015 por relaciones sexuales con menores. Un conocido de Victorsson afirmó a Reuters que él había mencionado haber hablado con iraníes a través de la aplicación Telegram.
Igal Dotan, abogado de Victorsson, indicó que representaba al sospechoso y que el proceso legal tomaría tiempo, añadiendo que su cliente estaba en condiciones difíciles de detención. Dotan aclaró que solo podía comentar sobre el caso actual y no había defendido a Victorsson en juicios previos.
El Shin Bet y la policía informaron que Victorsson era consciente de estar trabajando para la inteligencia iraní, realizando tareas como pintar grafitis, ocultar dinero, distribuir volantes y quemar vehículos en el parque Hayarkon en Tel Aviv, por lo que recibió más de 5,000 dólares. Según la investigación, Victorsson había acordado llevar a cabo un asesinato contra una figura israelí, lanzar una granada contra una vivienda y tratar de conseguir un rifle de francotirador, pistolas y granadas de fragmentación. También reclutó a su novia, a quien se le asignó la tarea de captar a personas sin hogar para fotografiar manifestaciones.