Washington- 15 de febrero de 2025-Total News Agency-TNA- Con el inicio del segundo mandato de Donald Trump, América Latina vuelve a ocupar un lugar central en la agenda de la Casa Blanca. Mauricio Claver-Carone, enviado especial del presidente para la región, ha emergido como una figura clave en la implementación de esta nueva estrategia, que busca redefinir las relaciones hemisféricas, contrarrestar la influencia china y, sobre todo, abordar el futuro del régimen cubano, al que describió como “en su punto más débil”.
En una entrevista con la revista Político, Claver-Carone abordó temas como el Canal de Panamá, la situación en Venezuela y las tensiones con aliados tradicionales como Colombia y Panamá. Sin embargo, fue su análisis sobre Cuba lo que dejó entrever un cambio potencialmente trascendental en la isla.
La “doctrina Trump”: una nueva época dorada para américa
Según Claver-Carone, la administración Trump está decidida a garantizar que el siglo XXI sea “un siglo estadounidense”, similar al auge que vivió el país en el siglo XX. Inspirándose en figuras como William McKinley, Trump busca recuperar el liderazgo de Estados Unidos en el hemisferio occidental, promoviendo un “expansionismo no imperialista” basado en inversiones económicas y la credibilidad de su administración.
Este enfoque también incluye un rechazo a la influencia china en la región. Claver-Carone explicó que los préstamos soberanos y las inversiones chinas han dejado un rastro de proyectos fallidos y activos en dificultades, lo que ahora representa una oportunidad para los inversores estadounidenses. “Ningún país quiere caer en la trampa de la deuda china”, afirmó, destacando casos como los de Ecuador, Venezuela y Argentina.
Sin embargo, la estrategia de la administración no ha estado exenta de tensiones. En el caso de Panamá, Claver-Carone acusó al país de violar tratados de seguridad debido a la penetración de entidades chinas en la infraestructura crítica del Canal de Panamá. Aunque descartó una intervención militar para “recuperar” el canal, insinuó que Estados Unidos podría involucrarse en su gestión bajo ciertas condiciones.
Cuba: un régimen en su etapa final
El análisis de Claver-Carone sobre Cuba fue contundente. Según el enviado especial, el régimen cubano enfrenta una crisis sin precedentes, y el deseo de cambio entre la población es abrumador. “El modelo cubano está muerto”, afirmó categóricamente, añadiendo que incluso dentro del liderazgo del régimen existe la conciencia de que una transición es inevitable.
Claver-Carone describió el cambio como “inminente” y enfatizó que se trataría de una transición democrática. Aunque evitó dar detalles específicos sobre cómo la administración Trump planea influir en este proceso, insinuó que podrían adoptar enfoques “muy creativos”. “La cuestión no es si ocurrirá, sino cuándo, cómo y quién liderará esa transición”, señaló.
Esta visión refleja un cambio significativo en la política estadounidense hacia Cuba, marcando un alejamiento de las estrategias tradicionales y sugiriendo una mayor disposición a intervenir, aunque sea de manera indirecta, en el proceso de transición.
Venezuela y el equilibrio regional
Además de Cuba, Claver-Carone abordó la situación en Venezuela, destacando los esfuerzos de la administración Trump para negociar la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos y combatir la influencia de bandas criminales venezolanas. Aunque aseguró que estas conversaciones no representan un cambio en la postura de Estados Unidos hacia el régimen de Nicolás Maduro, subrayó que las negociaciones son de interés nacional.
Según Claver-Carone, la primera administración de Trump logró establecer una “enorme credibilidad” en la región, lo que ha permitido mantener una posición firme frente al régimen de Maduro. Sin embargo, también reconoció que estas negociaciones son delicadas y deben manejarse con cautela para no desmoralizar a la oposición venezolana.
El Canal de Panamá: un activo estratégico bajo presión
En cuanto al Canal de Panamá, Claver-Carone criticó la gestión de la Autoridad del Canal de Panamá, calificándola de ineficiente y señalando que ha llevado al canal a volverse obsoleto. Según el enviado especial, Estados Unidos está dispuesto a invertir en la mejora del canal, pero bajo la condición de obtener una participación en su gestión.
“Si vamos a ayudar a que el Canal de Panamá vuelva a ser grandioso, vamos a quedarnos con una parte”, afirmó, dejando claro que cualquier asistencia estadounidense estará condicionada a beneficios tangibles para Washington.
Claver-Carone también destacó que la infraestructura crítica que rodea al canal ha sido penetrada por entidades chinas, lo que representa una amenaza para la seguridad regional y un incumplimiento de los tratados bilaterales.
El enfoque de “credibilidad” de Trump
Claver-Carone defendió el estilo diplomático de la administración Trump, describiéndolo como una estrategia basada en la credibilidad. Según él, la capacidad de Trump para cumplir sus promesas ha sido una herramienta clave para promover los intereses de Estados Unidos en la región.
Este enfoque también incluye un equilibrio entre la firmeza y la negociación, como se ha visto en las discusiones con líderes como Gustavo Petro en Colombia y José Raúl Mulino en Panamá. Claver-Carone subrayó que la administración no busca ser “dura” con los aliados, sino garantizar que cumplan con sus responsabilidades.
¿Una nueva era para América Latina?
La entrevista con Claver-Carone deja entrever una estrategia hemisférica ambiciosa por parte de la administración Trump, que busca consolidar la influencia de Estados Unidos en América Latina mientras contrarresta la presencia de actores como China, Rusia e Irán.
En el caso de Cuba, el mensaje es claro: el régimen está en su etapa final, y la administración Trump está preparada para desempeñar un papel clave en la transición hacia un modelo democrático. Aunque los detalles de esta “creatividad” permanecen en el aire, la postura de Claver-Carone refleja una confianza renovada en la capacidad de Estados Unidos para moldear el futuro de la región.
En un hemisferio marcado por tensiones geopolíticas y desafíos económicos, el enfoque de la administración Trump promete redefinir las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, con implicaciones que podrían cambiar el panorama político de la región en los próximos años.