Argentina se enfrenta nuevamente a un intento de blanqueo de capitales, una estrategia económica que resuena con medidas tomadas hace más de tres décadas.
La frase del gobierno de Carlos Menem en 1992, “Sáquela del colchón y duerma tranquilo”, usada para promover una ley que buscaba la declaración de divisas atesoradas fuera del sistema, es casi idéntica a la adoptada por el gobierno de Javier Milei.
En abril de 1992, bajo la convertibilidad, se aprobó la ley 24.073, que modificó el impuesto a las ganancias e introdujo la posibilidad de exteriorizar la tenencia de moneda extranjera y otros bienes fuera del país. Poco después, el gobierno de Menem lanzó una campaña publicitaria con un aviso a toda página que instaba a “sacar dinero de abajo del colchón”, un lema que, según Página/12, era similar al mensaje actual de Luis Caputo.
El texto de aquel entonces destacaba que “sucesivos gobiernos lograron, a través de décadas de inestabilidad e inflación, que muchos eligieran ese camino”, un argumento casi calcado al utilizado hoy.

La ley de 1992 permitía depositar moneda extranjera por 180 días en el Banco Nación u otras entidades financieras adheridas, con la condición de que esos fondos se destinaran a créditos para la actividad productiva.
El entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, buscaba así fondear a la banca para impulsar la producción, ofreciendo a quienes adhirieran la exención de alícuotas adicionales a cambio de un 1% del total. Aunque hay diferencias, como la ausencia de una tasa en el blanqueo actual, el paralelismo es innegable.
El aviso de Menem rezaba: “Ahora hay una excelente oportunidad para que usted invierta legalmente esos ahorros, regularizando al mismo tiempo su situación tributaria”, y finalizaba con una apelación: “Médítelo, decídase y quede en paz con su conciencia, por su bien y por el del país”.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today