LA HABANA, Cuba. – El recluso operado de cáncer Ángel Lorenzo Jorrín Jústiz lleva más de tres años y medio en el Combinado del Este sin recibir la asistencia médica y los cuidados paliativos que necesita, según denunció vía telefónica el prisionero de conciencia Luis Robles Elizástigui.
El joven guantanamero dio a conocer que Jorrín Jústiz, de 51 años de edad, se encuentra cautivo desde abril de 2020 en la mayor instalación carcelaria del país, ubicada en el Kilómetro 13 ½ de la vía Monumental, en el municipio Guanabacoa de la capital de la Isla. Allí cumple una condena de 12 años de privación de libertad por el presunto delito de tráfico de drogas.
Robles Elizástigui señaló además que Jorrín Jústiz fue operado de cáncer de garganta y no puede hablar, pues le fueron extirpadas las cuerdas vocales. El prisionero político recalcó de igual modo que las autoridades del establecimiento penitenciario no le suministran medicamentos ni atención médica, ni siquiera le proporcionan la alimentación diferenciada que requiere su condición de salud.
Asimismo, el joven informático describió cómo en varias oportunidades Jorrín Jústiz se ha visto aquejado por fuertes dolores, por lo que el preso político ha tenido que llamar a los guardias para que acudan a socorrerlo, como ocurrió en días recientes. Robles Elizástigui aclaró que en esa ocasión los militares llevaron al recluso a la Enfermería, pero lo regresaron a la celda poco después sin haberle proporcionado asistencia médica.
En relación con lo anterior, una fuente cercana a la familia explicó bajo condición de anonimato que debido a su intervención quirúrgica Jorrín Jústiz necesita que se le extraiga la flema regularmente. Este precisamente es uno de los cuidados paliativos que no recibe en prisión, por lo tanto se atraganta frecuentemente e incluso corre el peligro de asfixiarse. Los militares tampoco le suministran el material necesario para ello, por lo que el enfermo se ve obligado a limpiarse la herida con “cualquier trapo”, o incluso con las manos.
La propia fuente precisó que el recluso había sido operado en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR) un año antes de ser apresado, de manera que su tratamiento quedó inconcluso. Además, detalló que el interno sufre de fuertes dolores (para lo cual no recibe ningún tipo de analgésico en la cárcel) y corroboró que tiene dificultad para bañarse solo y valerse por sí mismo debido a que tiene fracturadas ambas clavículas y presenta poca movilidad en los brazos.
Fuente Cubanet.org