¿Por qué la Unión Europea todavía sigue comprando gas ruso?
Arthur Sullivan
Aunque la UE redujo drásticamente la cantidad de gas ruso que importa, una parte significativa sigue entrando al bloque. Los suministros de gas natural licuado son clave, pero los gasoductos todavía juegan un rol.
A más de dos años de la invasión de Ucrania, el gas de Rusia sigue entrando a Europa. Y aunque la Unión Europea (UE) redujo drásticamente la cantidad de gas ruso que importa, el hidrocarburo sigue siendo fuente de energía para hogares y empresas europeas y, como consecuencia, fuente de ingresos para el Kremlin.
Cuando comenzó la guerra, las UE tuvo que reducir la larga dependencia que Europa tenía del gas ruso. En 2021, el 34% del gas de la UE procedía de Rusia y se dirigía principalmente a países de Europa Central y del Este.
En 2022, cuando Rusia detuvo el envío de gas hacia Europa, los dirigentes europeos temían una escasez de energía en invierno, pero estos temores nunca se hicieron realidad, sobre todo, porque la UE nunca sancionó al gas ruso: “Nunca fue una sanción. Fue una decisión voluntaria e inteligente de los países para diversificar el suministro y dejar de ser chantajeables por Rusia”, afirma a DW Benjamin Hilgenstock, de la Escuela de Economía de Kiev.
El gas natural licuado ruso sustituyó a los gasoductos
Según datos de la UE, la cantidad de gas ruso importado al bloque a través de los gasoductos cayó del 40% (2021) a cerca del 8% (2023). Sin embargo, si se incluye el transportable gas natural licuado (GNL), el hidrocarburo de origen ruso llegó al 15%.
La UE redujo su dependencia del gas ruso aumentando las importaciones de GNL de países como Estados Unidos y Qata.
Según la plataforma de datos Kpler, Rusia es ahora el segundo mayor proveedor de GNL de la UE. Las importaciones rusas de GNL representaron en 2023 el 16% del suministro total de ese combustible a la UE, un 40% más que en 2021.
Prohibición del GNL ruso
Sin embargo, una parte de este GNL no es necesario para el mercado europeo. Desde los puertos europeos es reexportada a otros países, principalmente en Asia: “Gran parte del GNL ruso que llega a Europa está simplemente en ‘tránsito’. No tiene nada que ver con el suministro de Europa. Son solo empresas europeas que ganan dinero facilitando las exportaciones rusas de GNL”, explica Hilgenstock.
Por eso, varios países de la UE, como Suecia, Finlandia y los países bálticos, están presionando para que se prohíba totalmente el GNL ruso, lo que requeriría el acuerdo de todos los Estados miembros.
“En realidad, deberíamos prohibir básicamente el GNL ruso. No creemos que desempeñe ningún papel significativo para el suministro de gas europeo, o puede sustituirse con relativa facilidad mediante GNL de otras fuentes”, señaló Hilgenstock.
Gasoductos todavía traen gas ruso a la UE
El gas ruso también sigue llegando a la UE a través de gasoductos. Por ejemplo, unos gasoductos que atraviesan Ucrania suministran gas ruso a Austria. La empresa energética estatal austriaca OMV tiene un contrato con la rusa Gazprom hasta 2040.
En febrero, Austria confirmó que el 98% de sus importaciones de gas en diciembre de 2023 procedían de Rusia. El gobierno afirma que quiere romper el contrato con Gazprom lo antes posible, pero para que eso ocurra legalmente son necesarias las sanciones de la UE.
Al igual que Austria, Hungría ha seguido importando gas ruso por gasoducto en grandes cantidades. Hungría también ha firmado recientemente un acuerdo de gas con Turquía, pero los expertos afirman que este gas, a través de Turkstream, también procede de Rusia.
Para países como Austria y Hungría, el posible fin de sus importaciones por gasoducto desde Rusia puede venir determinado en última instancia por Ucrania. Kiev insiste en que no renovará los acuerdos que mantiene con Gazprom para que el gas circule por su territorio. Ese acuerdo expira a finales de 2024.
¿Es hora del embargo?
La UE dice que quiere que el bloque esté completamente libre de gas ruso en 2027, un objetivo que Hilgenstock considera cada vez más realista: “Creo que si algo nos ha demostrado todo este sórdido asunto es que podemos diversificar con relativa rapidez nuestro suministro de gas y otras fuentes de energía, alejándonos de Rusia”, afirmó.
Sin embargo, cree que las condiciones políticas “no son especialmente propicias” para un embargo total de gas en la actualidad, sobre todo de gasoductos. Señala como posible obstáculo la presidencia húngara de la UE en el segundo semestre de 2024. Budapest mantiene lazos más estrechos con Moscú que la mayoría de los Estados miembros de la UE.
(ju/ers)