por Gabriela Moreno
La defensa de Sánchez, al reconocer a Palestina, es sólo parte de un conveniente discurso para posicionarse en el extranjero, cuando su administración reporta tres adjudicaciones de compras de armas a empresas israelíes que superan los 514 millones de euros, desde comenzó el conflicto en Gaza, el pasado 7 de octubre.
Por cada rincón que pasa, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, promete que reconocerá a Palestina como Estado. Se lo ha dicho al rey de Jordania, Abdalá II; a su par de de Egipto, Adbel Fatah al Sisi; al primer ministro de Irlanda, Simon Harris; así como al de Bélgica, Alexandre De Croo. Europa entera ya conoce esta intención que vocifera. Lo curioso es que mientras lo hace, también compra con discreción armas a Israel.
Según un reporte de The Objective, España aumentó 37 % las importaciones de armas desde Israel durante los primeros dos meses del año. La cifra implica compras a este país por 199 millones de euros entre enero y febrero. Este monto equivale a 55 millones más, en comparación el periodo anterior.
¿Sorprende? No, Sánchez es hipócrita y contradictorio. Además el gasto militar desde que asumió el poder en 2018 reporta un aumento de 62,4 %, pasando de 10283 millones de euros al año a los 16474 millones. Sólo el año pasado El presupuesto de Defensa aprobado por el Ministerio de rondó los 12316 millones de euros. De este total, aproximadamente 5000 millones se destinaron a programas especiales de modernización, 2500 millones para administración y servicios generales de Defensa, 2300 millones para gastos operativos de las Fuerzas Armadas, y 1.000 millones para apoyo logístico.
Un discurso conveniente
La defensa de Sánchez, al reconocer a Palestina, es sólo parte de un conveniente discurso para posicionarse en el extranjero, cuando su administración reporta tres adjudicaciones de compras de armas a empresas israelíes que superan los 514 millones de euros, desde comenzó el conflicto en la Franja de Gaza, el pasado 7 de octubre.
Con PAP Tecnos, filial del gigante israelí Rafael Advanced System, suscribió dos contratos en noviembre, uno de ellos para reparar las RCWS Minisamson del Rg-31 y otro para adquirir 168 sistemas de misiles contra carro Spike LR2. Para ambos convenios Sánchez autorizó 287 millones de euros.
El tercer contrato lo asumió la compañía Palantir Technologies Spain, de capital israelí, para instalar un sistema de inteligencia artificial, que contempla una súper base de datos, cuyo costo supera los 16,5 millones de euros.
Hace dos meses, la firma israelí Rafael Advanced Defense Systems asumió el desarrollo de designadores láser para los Eurofighter, tras alcanzar un contrato de 207 millones de euros que prevé el suministro de 46 láser (POD) para iluminar objetivos en combates aéreos y mejorar la capacidad de detección, identificación y seguimiento pasivo de objetivos de día y noche.
Una posición estratégicamente tonta
Sánchez busca su internacionalización política al reconocer a Palestina. Lo hace con un clima a favor, considerando que Estados Unidos vetó en el Consejo de Seguridad la resolución para admitir a Palestina como miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas, de la que ahora es solo Estado observador.
El mandatario socialista apuesta a ganar simpatías entre el Grupo Árabe de Naciones Unidas, donde la resolución que presentó Argelia alcanzó 12 votos a favor frente a dos abstenciones (Reino Unido y Suiza), sumado al voto en contra de Estados Unidos.
Sin embargo, la nueva osadía del mandatario socialista es estratégicamente tonta, si se tiene en cuenta que haber roto la neutralidad histórica de España sobre el conflicto del Sahara sólo provocó una crisis en las relaciones diplomáticas del país con Argelia y el Frente Polisario, algo que desembocó en el cierre de las fronteras en Ceuta y Melilla. De hecho, las aduanas comerciales siguen bloqueadas.
Está claro que la monumental crisis del 2021 que detonó su imprudente proceder está aún viva, porque Rabat capitaliza las divisiones en el seno de la coalición del Gobierno sobre el Sáhara.
Hay consecuencias a la vista, entre ellas, la llegada inusual de solicitantes de asilo al aeropuerto de Barajas en vuelos procedentes de Marruecos que en enero de este año, según fuentes del Ministerio del Interior, sumaron 1.000 trámites que equivalen a las gestionadas durante los seis primeros meses del 2023. El hacinamiento en el aeropuerto comprueban que cuando Marruecos quiere, sea por mar o aire, puede poner en problemas a España. Sánchez no lo midió.
Fuente Panampost