Jaime Méndez es el intendente de San Miguel y podría enfrentar una causa por “Estrago Doloso” por el pésimo manejo de la situación.Un veterinario comando el operativo “sanitario” que termino en escándalo. Hace unos días hubo otra denuncia por habilitaciones “extraordinarias” y venta de drogas que golpea directamente al actual intendente y su antecesor.
Méndez, llego a la intendencia por “herencia” de su cuñado Joaquín de la Torre, cuando tomo una licencia en la justicia, donde ejerce como pro secretario. Tanto De La Torre como Méndez, se jactan de tener “buen manejo” de los tribunales y de excelente relación con alto cargo de la Procuración, con quien habría hablado hace unos días. -TNA-
Murieron 16 residentes de un geriátrico tras un traslado del municipio por un caso de coronavirus
Tras la evacuación de un geriátrico por un caso de coronavirus, murieron 16 de los residentes. Los familiares y los dueños del lugar denuncian que el operativo fue “violento, desprolijo y sin respetar las medidas sanitarias”. Denunciaron penalmente al Municipio de San Miguel. Desde la Comuna afirmaron desconocer la denuncia pero estar tranquilos con su accionar.
Un caso de coronavirus en un geriátrico de San Miguel terminó con una polémica evacuación y la posterior muerte de 16 de los internados.
¿Qué sucedió? Una enfermera que trabajaba allí festejó su cumpleaños en familia, donde hubo contagiados de Covid-19, y habría llevado el virus a la casa de adultos mayores.
El hogar Bello Horizonte tenía 40 residentes. Hoy se encuentran alojados allí 18 y cuatro estarían a punto de regresar. Los dos restantes por ahora no volverían.
Familiares de los fallecidos y sobrevivientes elevaron una denuncia penal en la UFI N° 4 de San Martín contra diversos integrantes (el subsecretario de salud, médicos, agentes de tránsito) del Municipio de San Miguel, a los que se hacen responsables de “un operativo violento para los residentes del hogar, desprolijo y sin respetar las medidas sanitarias”, afirma Verónica Nogueira, dueña de Bello Horizonte.
De los 16 fallecidos, están confirmados 6 como víctimas del coronavirus según informó el Sistema Integrado de Información Sanitaria. ¿Y los otros diez? “Los muertos restantes sólo lo sabe Dios. Negligencia sanitaria, imagino, pero yo no soy juez de nadie, sólo me ocupo de cuidar abuelos. Sólo que no me dejaron”, remarcó Nogueira.
La denuncia, presentada el lunes 27 de julio, exige que se investigue “la posible comisión de los delitos de encubrimiento agravado, abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público y abandono de personas”, dice en la primera de sus cincuenta páginas.
Entre los principales acusados se encuentran el Secretario de Salud del Municipio de San Miguel, Diego Lambert; el veterinario Alejandro Ameal: Matías Traynor, coordinador de Inspectores de Tránsito de la Municipalidad de San Miguel; Mariano Calvente, director de Control Urbano de dicho municipio; Facundo Caiña, director administrativo del centro de aislamiento del Colegio Máximo, donde fueron llevados los abuelos, y la doctora Viviana Bertollini, directora médica del centro de Aislamiento del Máximo, entre otros.
“Yo apenas supe que había un caso posible de coronavirus hice lo que tenía que hacer, que fue llamar al municipio pero nunca imaginé que actuarían de la manera en que lo hicieron, con una insensibilidad y unas formas intolerables. Primero, no me dejaron guiar a los responsables del operativo, ya que yo podía brindarles las historias clínicas de cada paciente y sus medicamentos. Ellos prácticamente tomaron mi geriátrico a la fuerza y lo resolvieron a su manera, sin saber quién era quién”, describió dolida Nogueira.
La evacuación se realizó en los primeros días de julio, en tres etapas y los residentes fueron trasladados a hospitales o centros de aislamiento sin haberles hecho los hisopados correspondientes. “Se los llevaron con lo puesto, en camisón, a lo sumo un saquito con el frío que hacía y a los minusválidos los movieron sin sus sillas de ruedas y los dejaron tirados en camas durante el período de aislamiento. ¡Sabés el shock que significa ese maltrato para nuestros viejitos! Los arrancaron de su lugar de pertenencia, de sus cosas y los depositaron como si fueran mercadería”, descargó Nogueira.
María Victoria Kohnke (42) ratificó lo dicho por Nogueira y describió la situación de su abuela, Ana María Vilas, de 93 años, que hacía tres años estaba viviendo en Bello Horizonte.
“Ella estaba bárbaro hasta el día anterior a que se la llevaran, que fue el 1° o 2 de julio, todavía no lo tengo claro, porque estuvimos prácticamente un día sin saber dónde se encontraba, nadie sabía decirme nada. Después me enteré que estaba en el Colegio Máximo, donde pasó diez días aislada, sin poder ver ni hablar con nadie. Hasta le dejaban la comida en la puerta sabiendo que muchas veces no podía llegar a ella”, relató.
Kohnke no puede creer la manera en la que trataron a su abuela. “Ella siempre fue, pese a su edad, una mujer autónoma, independiente, subía y bajaba las escaleras varias veces al día porque en el geriátrico tenía su habitación privada en el primer piso. Mi mamá la visitaba todos los días y le llevaba la comida. Me la devolvieron hecha una piltrafa, casi que no hablaba, sin poder caminar, toda orinada y con un olor nauseabundo, ya que estuvo diez días sin bañarse y ni la bombacha le deben haber cambiado”, denunció.
Kohnke contó que durante el período de aislación de Vilas, su abuela, estaba en contacto con la médica Olivia Recondo, en funciones en el Colegio Máximo, devenido en centro sanitario. “Nunca a mí ni a nadie de los internados nos dieron un parte médico oficial y formal, todo era así nomás, chabacano. ‘Tranquila, tu abuela está bárbaro, no te preocupes’. Y su estado era deplorable, nunca le dieron su medicación”.
A tono con Kohnke está Eleonora Grossi, médica e hija de Amalia Bettoni (83), que hacía tres años que se encontraba en Bello Horizonte y falleció el 15 de julio en el Hospital San Miguel Arcángel. “Mi mamá estaba bien, lúcida, pero no podía caminar. Ella estaba contagiada de covid, pero no sé fehacientemente de qué murió. Lo que sí sé es que fue víctima de la negligencia y la desorganización del municipio, ya que ella y los demás abuelos fueron trasladados por agentes de tránsito, que no tenían la menor idea de qué ni cómo hacerlo, ya que no tenían ningún tipo de formación ni conocimiento médico”, destacó.
Grossi también vivió momentos de angustia e incertidumbre porque durante varias horas estuvo sin saber cuál era el paradero de su madre. “Aislaron a todo el personal de enfermeras del geriátrico y pusieron gente nueva, sin experiencia, que tuvieron que cuidar a 40 ancianos sin tener la menor idea de sus historias clínicas, ni de sus nombres. Yo preguntaba por el nombre de mi mamá y no sabían de quién estaba hablando. Me pedían que les mandara una foto para identificarla. Vergonzoso”, expresó.
“A mi mamá la trasladaron a un centro de aislamiento y luego al hospital sin ropa, sin pañales, cuando ella necesita siete por día, con su piel destruida por las escaras, sin su silla de ruedas, sin su medicación. La dejaron tirada como una bolsa de papas en una cama sin barandas. Una locura total, un trato inhumano sin precedentes, como integrante del cuerpo médico no entiendo el por qué, qué quisieron hacer, sin un plan de contingencia. Espero que alguien ponga freno a este descontrol donde las personas, parecen números”, concluyó.
¿Qué sucedió con los otros diez adultos mayores que no murieron por Covid? “Aislarlos, no alimentarlos como corresponde, sacarlos de su hogar en los días más fríos del año, no higienizarlos, ¿no te parece que son condiciones inhumanas que actuaron como desencadenantes fundamentales del proceso psicológico y fisiológico de sus patologías? Que el fiscal y Dios me responda”, opinó Grossi.
Fuente Noticias Graficas