El pueblo de Villefontaine, del departamento francés Isère, en la región Auvergne-Rhône-Alpes (sudeste del país) tiene poco más de 18 mil habitantes. Es una localidad comercial y agraria pequeña en la que conviven su casco antiguo con castillos y fortalezas junto a la nueva urbanización instalada en las últimas décadas.
Sin embargo sus calles distan de ser el paisaje bucólico que se podrían imaginar. Sólo hay 33 kilómetros de distancia de Lyon, la tercera ciudad en población más grande del país galo. En 2004, Nicolas Sarkozy, por entonces ministro de Interior durante la gestión presidencial de Jacques Chirac la calificó como uno de los 25 “puntos calientes” del país en cuanto a inseguridad y violencia urbana.
En 2013, similar decisión debió tomar el presidente François Hollande quien ordenó a su ministro Manuel Valls que incluyera a Villefontaine en una “zona de seguridad prioritaria” junto a otras 15 localidades.
Al menos 30 cámaras de videovigilancia fueron instaladas desde entonces. Pero nada esto ayudó a evitar el crimen de Victorine Dartois, de 18 años, cuyo asesinato conmovió a toda Francia. Los vecinos denunciaron ante los medios y la Justicia “cansancio” frente a la situación en materia de delitos. Pero el caso de la joven estudiante universitaria de Comunicación fue el detonante para una serie de marchas y protestas que movilizó prácticamente a la totalidad del poblado.
El caso Dartois
El 25 de septiembre, Victorine pasó la tarde con sus amigas en el centro comercial Village des Marques. Almorzaron en el restaurant Crêpe au Carré, uno de los más conocidos en Villefontaine. Luego, la estudiante decidió regresar a su casa por lo que se dispuso a usar el transporte público. Fue a la estación de autobuses de Saint-Bonnet.
Siendo las 18.45, la joven notó que sólo por unos segundos no logró alcanzar el bus: el siguiente se anunciaba para dentro de 38 minutos.
La joven, que planeaba ir más tarde con su hermana Romane a la feria de Bourgoin-Jallieu (a 15km de distancia), decidió caminar hasta su casa, lo que le demandaría aproximadamente 30 minutos. “Ella estaba acostumbrada a tomar este camino. Le ofrecimos llevarla hasta su casa, pero como es un lugar que ella conoce bien, nos dijo que nos fuéramos”, dijo una de sus amigas a Le Parisien.
Victorine recorrió un camino asfaltado pero bordeado por campos y un bosque. Quince minutos después, llegó al estacionamiento de la cancha conocida como Stade de la Prairie, según reconstruyeron fuentes judiciales. Allí habría realizado su último contacto telefónico.
Desde ese punto, la estudiante pudo haber tomado dos caminos: un túnel con escasa luz o la ruta provincial D36 la que conecta con una calle de un solo sentido que desemboca en su casa. Su rastro se perdió en ese tramo. Durante tres días, cientos de personas ayudaron a la Gendarmería y a la familia a buscar a la joven, al tiempo que sus allegados descartaron una y otra vez la acusaciones sobre problemas de relación, disputas internas y hasta la posibilidad de un suicidio.
El lunes 28 de septiembre, luego de importante operativo que incluyó varios helicópteros y perros, fue encontrado un cuerpo en un arroyo de difícil acceso. Se confirmó que se trataba de Victorine Dartois.
“Era una joven extraordinaria”, dijo Romane. “Siempre sonriente. No tengo palabras, estoy completamente rota por este enorme trastorno que cambia mi vida…Tengo el corazón desgarrado”.
La investigación del “Affaire Victorine”
La fiscalía de Grenoble abrió una investigación por “secuestro, confinamiento forzado y homicidio doloso agravado“. Se realizó una primera autopsia la que reveló que Victorine habría muerto “por ahogamiento con la intervención de un tercero“.
Su cuerpo no fue encontrado desnudo, no se encontró rastro de violencia sexual, pero no se descarta ninguna hipótesis. “Se descubrieron moretones en el cuerpo”, apuntó uno de los médicos forenses intervinientes en el expediente.
Funeral multitudinario
Después de una vigilia de oración el 30 de septiembre en la parroquia de Saint-Paul-des-4-vents y una “marcha del silencio” que reunió a casi 6000 personas el pasado 4 de octubre, tuvo lugar este miércoles el funeral de Victorine Dartois en la iglesia de Saint-Jean-Baptiste, en Bourgoin-Jallieu (Isère). Más de 300 personas asistieron al funeral en el interior del edificio religioso.
“Lloré cuatro veces en mi vida, en cada nacimiento, y ahora, una quinta vez“, comentó acongojado James Dartois, el padre de Victorine.
De momento, el fiscal Eric Vaillant, a cargo de la procuración de de Grenoble, anticipó en las últimas horas que se habrían encontrado “elementos de ADN” en la escena. A partir de este conocimiento se dispuso el secreto del sumario.