Un matrimonio de productores que arrienda un tambo cerca del balneario de Cochicó, en el partido de Guaminí, sobre la ruta nacional 33, denunció que hace un año tiene tomado el establecimiento. Se trata de Alejandro Nadal y su mujer María Eugenia Vargas, que responsabilizan por esta situación a dos mujeres.
Según sostienen, vienen pagando el alquiler del campo a su tía, la dueña, sin poder hacer uso de las instalaciones ni explotar el tambo. Remarcan que ya pasó un año en que reclaman que la Justicia se expida sobre un desalojo.
Desde que Nadal se recibió de veterinario trabajó en ese tambo de sus tíos. Hace más de siete años, cuando su tío falleció, decidió seguir en la actividad y alquilarle el establecimiento a su tía que, ya mayor y con una hija con capacidades diferentes, no se podía hacer cargo del campo. También en la zona Nadal posee otro pequeño tambo en actividad. Antes de la ocupación que denunció, el tambo tenía un plantel de 100 vacas y sacaba alrededor de 1200 litros por día. Vargas, en tanto, es odontóloga
Según señaló Nadal, todo comenzó cuando a principios de 2018 el tambero que trabajaba allí trajo a dos mujeres como ayudantes. Al tiempo, él se fue y quedaron las dos mujeres a cargo del ordeñe de las vacas.
En diálogo con La Nacion, Vargas contó: “En un principio todo parecía normal, las mujeres pidieron por tres meses ser tomadas a prueba. Mi marido dijo que sí porque tuvieron hasta ese momento un correcto desempeño”.
Concluido ese plazo, el matrimonio intentó, según dijeron por pedido del contador, regularizar la situación laboral. “Se negaban a hacerlo porque decían que perdían el plan social. Ese fue el punto de quiebre, se comenzaron a instalar en el lugar personas conocidas de esas mujeres, con la excusa que no tenían dónde ir”, señaló Nadal.
Usualmente, la relación que se establece entre el poseedor de las vacas y el tambero es mediante un contrato asociativo de explotación tambera, comúnmente llamado mediero. Allí, las partes pactan la distribución del resultado de la explotación láctea y el “tambero-asociado” es quien realiza los trabajos correspondientes en el tambo.
Según dijeron, la situación empeoró y el matrimonio habría recibido amenazas para generar perjuicios a los animales. Denuncia de por medio en los juzgados de Trenque Lauquén, fueron al tambo con un escribano dispuestos a llevarse los animales de su propiedad. “Nos envenenaron seis vacas pero logramos sacar 70 del tambo y algunas maquinarias. Aún nos quedan 21 vacas preñadas y dos toros en el campo”, indicó Vargas.
A la semana siguiente, las dos mujeres habrían llamado a una delegación de Uatre para hacer una denuncia por trata contra el matrimonio. Vargas y Nadal se encontraban en su casa en Salliqueló cuando una patrulla de la Policía Federal se presentó en su domicilio para llevarlos detenidos a Bahía Blanca.
“Estuvimos cuatro días interminables presos como delincuentes. Pero cuando nuestro abogado presentó las denuncias anteriores que habíamos hecho, nos largaron y nos sobreseyeron”, añadió.
El conflicto continúa hasta hoy. Según contaron, existen videos en las redes sociales dónde las mujeres ofrecen en venta los animales del tambo. “Están vendiendo nuestras vacas por Facebook. Siempre nos manejamos dentro de la legalidad porque ese el camino correcto. Pero nos sentimos solos y desprotegidos de una Justicia que hace un año protege a los usurpadores. Ya no sabemos a quién acudir y qué hacer”, remarcó Nadal.
En medio de las usurpaciones en la provincia de Buenos Aires, los diputados Luciano Bugallo y Emiliano Balbín presentaron una declaración en la Cámara de Diputados “para que esta usurpación no se convierte en una situación constante y se replique en otros lugares de la provincia”.
Fuente La Nacion