Hace ya mucho tiempo, exactamente en el año 2000, Matías Martín conducía un programa en Telefé llamado Fugitivos en la Ciudad. Quienes tengan más de 30 años seguramente recordarán que allí el periodista preguntaba: “Y vos, chabón ¿de qué lado estás?”. Voy a tomar ese latiguillo que todavía hoy resulta ciertamente popular, aprovechar el tuteo y trasladárselo al Presidente para preguntarle: “¿Y vos, Alberto Fernández, de qué lado estás?”. Por Luis Majul
Te lo pregunto porque, con la última carta,Cristina Kirchner ha demostrado, una vez más, que está del lado equivocado: que a ella no solo no le importa el Covid-19, sino que tampoco le importa que te choques de frente una pared por decisiones de las que ella nunca se hace cargo.
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Te pregunto, Presidente, de qué lado estás porque te acabás de subir al carro del vencedor de las elecciones en los Estados Unidos, pero tu compañera de fórmula, no hace mucho, le había dado la bienvenida a Donald Trump y le había colocado a Barak Obama y al propio Joe Biden el cartelito de “neoliberales”.
Bien escribiste, Presidente, que la victoria de Biden augura un cambio de época.Ojalá. Ojalá este sea el fin de las autocracias, la prepotencia, el ataque a los medios, el odio de clase y el uso del resentimiento, para alimentar la grieta. Es decir: el fin de todo lo que define a Cristina y que vos, con tu estilo ambivalente, muchas veces terminás convalidando. Disculpá el tuteo y que me dirija directamente a vos, es solo a los fines de mantener la línea narrativa.
Te pregunto, además, de qué lado está el Gobierno porque vos, desde el Ejecutivo, proponés a Daniel Rafecas como jefe de los fiscales, pero Cristina -a través de sus chicos malos- te vuelve a desafiar, como si estuvieras pintado. ¿Escuchaste, por ejemplo, lo que dijo Leopoldo Moreau de la ministra de Justicia, Marcela Losardo?
Te pregunto, desde luego, de qué lado estás porque, desde que Cristina escribió la famosa carta, los analistas notamos que empoderaste todavía más a Martín Guzmány lo autorizaste a hablar con algunos de los llamados dueños de la Argentina, como Pablo Rocca y Héctor Magnetto, entre otros. Es decir: te sacudiste los prejuicios, y eso nos parece bien.
¿Entonces por qué, a las pocas horas, volviste a abrir la grieta al sostener, textualmente, que los ricos no padecen el problema de la inseguridad?
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Hace cuatro días, durante la inauguración del departamento judicial de Avellaneda y Lanús, dijiste: “El problema de la inseguridad no lo padecen los ricos, los ricos tienen forma de cuidarse”. Y añadiste: “Se suben a autos, algunos se suben a autos blindados, viven en casas custodiadas. Casas llenas de cámaras. Countries y barrios privados con custodia interna. Se suben a un auto, se bajan en el garage de un edificio y siempre están custodiados”
A esta altura, es necesario aclarar que el recurso del tuteo no implica, de ninguna manera, tomarse banalmente la pregunta sobre cuál es la verdadera orientación del Gobierno. Sin ir más lejos, en la toma de los Hornos se nota que en el Frente de Todos, como dirían los Divididos, “el bien y el mal definen por penal”.
Allí una víctima de la usurpación denunció que los principales impulsores de la toma forman parte del Movimiento Evita. Por eso, te quiero recordar, señor Presidente, que tanto Emilio Pérsico como el Chino Navarro pertenecen al movimiento Evita; que Navarro es funcionario de tu Gobierno; y que cuando Guernica estalló, Sergio Berni, el ministro de Seguridad de la Provincia, le echó la culpa de la usurpación al mismo Navarro.
¿De qué lado estás? También remite, señor Presidente, a tu particular visión sobre la lucha contra la corrupción. Porque en el mismo acto donde hablaste de la inseguridad de los ricos, también afirmaste que no se van a encargar de nombrar jueces amigos. ¿Y cómo presentarías vos entonces el caso del juez Ricardo Mihanovich, primo del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich? Lo propusiste a través de un decreto, el último 19 de octubre, para ocupar el juzgado federal número 2, de Resistencia.
Había otro magistrado, el doctor Jorge Dahlgren que tenía mucho mejor puntaje en el concurso: cuarenta puntos más. Mihanovich estaba noveno por antecedentes y tercero en el orden de mérito. Daniel Sabsay, en su momento, lo planteó como uno de los casos más aberrantes.
A casi un año de gestión, tus asesores nos dicen que ahora sí, te vas a independizar de Cristina. Que no vas a permitir que se lleven por delante a los ministros y funcionarios que vos venís sosteniendo. Ojalá. También nos dicen que habrías encontrado la manera de pasar por encima de la grieta entre la vacuna rusa y la de Astra-Zéneca asumiendo la compra de las dos.
Esta semana, un hombre del Gobierno, le preguntó a un periodista crítico con el que habla habitualmente. “¿No querían una esperanza? ¿No querían una luz al final del túnel? Bien: aquí la tienen. Cualquiera de las vacunas estará disponible para la Argentina a partir de diciembre. Además, antes de fin de año, vamos a tener firmado el acuerdo con el FMI”.
Envalentonados por la baja del precio del dólar blue; el cambio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) a las nuevas etapas de Distanciamiento (Dispo); y el freno en la caída de la imagen de gestión, que registran algunas encuestas, las mujeres y los hombres que responden a Alberto Fernández dicen que ahora es más importante el cambio en las expectativas que contestar a la pregunta “¿de qué lado estás?”.
La burocracia del FMI no piensa lo mismo. Los inversores nacionales y del mundo tampoco. Y menos quienes acompañaron la marcha del 8-N. Si el mandatario quiere ganar las legislativas no debería darles la espalda porque algunos de esos votantes, por más que los subestimen, lo ayudaron a transformarse en Presidente de la Nación.
Fuente La Nación