En la Biblia, más precisamente en el libro del Apocalipsis, Jesús envía cartas a siete iglesias. A algunas les reprocha cosas. Pero no es el caso de la “Iglesia Filadelfia”, ubicada en Asia Menor, conocida como “La Iglesia que Cristo amaba”.
Desde un punto de vista no religioso podría decirse que la “Iglesia Filadelfia” consiguió el sello IRAM de la divinidad, allá por el 1700 de la era cristiana. Seguramente por eso, dos mil años después, no en Asia sino en San Justo -partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires, Argentina-, Divina Luz Pereyra y su hermana menor Eva Petrona Pereyra eligieron ese nombre para comenzar con su templo.
Arrancaron en el año 1973 en el Oeste del Conurbano, lograron la inscripción en el Registro Nacional de Cultos en 1981 y a partir de entonces no pararon de crecer: Salta, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Bahía Blanca e incluso Paraguay.
Pero hoy todo su poder quedó en jaque: a partir de la denuncia de una de sus “víctimas” ante la Justicia provincial se le inició una causa en diciembre de 2018. Meses después, en mayo del 2019, se realizaron los primeros operativos y Eva terminó presa, aunque por su edad se le dio el arresto domiciliario.
Eva Petrona Pereyra (76) tiene arresto domiciliario.
Lo que se descubrió en el expediente -en el que la primera denunciante es querellante- fue tan grave que el caso pasó al Juzgado federal de Morón, de Néstor Barral, en agosto de ese mismo año. La investigación quedó delegada en el fiscal federal Santiago Marquevich que, con la ayuda de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), llegó más a fondo.
Y en el fondo había de todo.
Eva está mencionada hasta el cansancio en testimonios tomados en Cámara Gesell que hablan de violaciones, abusos sexuales, vejaciones y hasta la apropiación de dos menores (hijos del marido de Eva y de una chica del templo a la que violaba sistemáticamente). Incluso se investiga cómo influyó la secta en el suicidio de “Jony”, un seguidor al que acosaron y humillaron luego de que les contara que era homosexual.
Además Eva, junto con la hija de Divina Luz (es decir su sobrina), Adriana del Valle Carranza, se repartió el manejo comercial de dos panificadoras donde hacían trabajar a sus fieles, en general personas vulnerables e incluso menores de edad a los que los obligaban a dejar el colegio.
Carranza murió el año pasado y eso acrecentó aun más el poder de Eva y de Miguel Evangelista Bogado, una especie de sumo sacerdote (“Pastor Supremo” es el título oficial) que, junto a su esposa, fue detenido en los recientes operativos ordenados por el juez Barral el 1° de diciembre pasado.
Todo queda en familia
Según fieles más antiguos -hoy considerados por la Justicia como “víctimas”-, la primera jefa fue Divina Luz quien, al morir, en 1998, transfirió el poder a Eva, hoy de 76 años y con prisión domiciliaria: vive en González Catán ( La Matanza) en la casa de un matrimonio que la sigue con devoción.
Eva comparte hogar con Ana (su hija, epiléptica, que necesita atención permanente) y Azucena (su hija del “corazón”, que duerme a los pies de su cama atenta a que lo que necesite las 24 horas del día).
Allanamiento en el templo Filadelfia, en La Matanza. Investigan violaciones, apropiación de menores, reducción a la servidumbre y vejaciones.
Azucena, de 52 años, pasó gran parte de su vida sirviendo a Eva y no hay psicóloga o asistente social que la persuada de alejarse de ella. De sus padres y sus cinco hermanos, que viven en Tucumán, no tiene noticias.
Para entender la gravedad del accionar de la secta a lo largo de casi cinco décadas, en la causa se relatan testimonios de gente que nació dentro del templo Filadelfia. Y en parte del éxito de este sistema cerrado fue captar familias y mantenerlas dentro de la estructura.
Un ejemplo: durante los primeros allanamientos a la secta, en 2019, el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento de Víctimas logró identificar a un total de 64 víctimas, de las cuales 47 pertenecían a 14 núcleos familiares.
“Esos chicos son el círculo vicioso, como yo siempre digo. El final de ellos es el mismo que yo tuve: dejar la escuela cuando te digan ellas, cuando te vean que estás apto para salir a la calle, que te vas a defender en la calle y salir a vender”, contó en Camara Gesell una de las víctimas, una de los tantos jóvenes a los que mandaban a vender masitas y facturas en una canasta y controlaban con tanta severidad que nadie volvía al templo hasta vender todo su stock.
Allanamiento en el templo Filadelfia, en La Matanza. Investigan violaciones, apropiación de menores, reducción a la servidumbre y vejaciones.
“Imaginate, un montón de chicos que nacieron dentro de Filadelfia, con tus abuelos que vivieron dentro de Filadelfia desde su juventud, ya eran tercera generación esos chicos. Siempre Adriana (Carranza) decía que les costaba más dominar y enseñarles a los chicos que venían de afuera y no habían nacido dentro de Filadelfia”, siguió contando el ex seguidor.
Y como la familia es importante, gran parte de la familia de Eva Petrona Pereyra terminó presa como ella. Para empezar, sus tres hijos varones: Daniel, Fabio y Claudio Aguirre.
A los tres los tuvo de su matrimonio con Ignacio Aguirre, quien falleció y al que le atribuyen el patrimonio original argumentando que el hombre recibió una importante indemnización cuando lo despidieron de su trabajo.
Preso también está Pablo Elías Carranza (38). El hombre figura como hijo de Adriana del Valle Carranza, la hija de Divina Luz. Sin embargo, su historia sería mucho más terrible: la Justicia investiga si Pablo en realidad es hijo del papá de Adriana (Osmar Carranza) y una chica que estaba en la secta y que él violaba periódicamente.
Para tratar de confirmar esto, el juez Barral ordenaría en los próximos días la exhumación del cuerpo de Adriana del Valle Carranza, que murio en 2019, para cotejar no solo con el de Pablo sino con el de otros dos jóvenes apropiados por ella, una mujer y un varón.
Allanamiento en el templo Filadelfia, en La Matanza. Investigan violaciones, apropiación de menores, reducción a la servidumbre y vejaciones.
Mientras todo esto pasa en la Justicia federal, Eva vive en domiciliaria y cada tanto la llama una asistente social para ver cómo se encuentra. Allí la van a visitar todos los domingos sus nueras y dos de sus nietos, uno de los cuales es el encargado de cobrar su pensión de viudez, de 30.000 pesos.
Eva, dice, soporta la situación de encierro con “la lectura de la Biblia, que le produce paz y le da fuerza a nivel emocional“. Seguramente vaya a necesitar las dos cosas en caso de que el juez Barral decida si a los cargos de “asociación ilícita” y “trata de personas con fines de explotación laboral” -por los que ya fue procesada-, le suma tres más: delitos contra la integridad sexual, apropiación de menores e instigación al suicidio.
EMJ
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