El 2020, primer año de gestión de Alberto Fernándezy signado por el cisne negro de la pandemia de coronavirus, entró en la recta final, y el balance arroja que la economía argentina registrará la tercera caída anual seguida, que los analistas calculan en 11%.
De cara a 2021, los economistas vislumbran una recuperación de la actividad en torno al 5%. Y plantean que los principales desafíos serán convertir ese rebote en un proceso de crecimiento sostenido, evitar el riesgo de una devaluación ante el combo de escasez de reservas y brecha cambiaria alta, y combatir la inflación en un escenario de descongelamiento tarifario y exceso de pesos por la mayor emisión monetaria.
Recuperación.Martín Kalos, economista de EPyCA, señaló que “la economía parte de un piso tan profundo que solo puede rebotar, casi todas las variables macroeconómicas van a subir porque parten de bases muy malas”. Bajo la hipótesis de la llegada de la vacuna, alegó que “no es difícil pensar en un rebote de 5,5% como fija el Presupuesto, no es exigente, es mantener por inercia el nivel de actividad que hoy tenemos”. En ese marco, juzgó que en 2021 “el principal desafío es convertir un rebote por la salida de la pandemia en un proceso de crecimiento”, pero “eso requiere eliminar incertidumbre, y plantear una agenda de desarrollo, un plan de estabilización para bajar la inflación”.
Guido Lorenzo, de LCG, coincidió en que “viene naturalmente un repunte de 5% si uno piensa con una vacuna porque a medida que abren las actividades cerrradas este año, estadísticamente se crece” aunque consideró que “es un ritmo bajo de recuperación” y destacó: “Argentina hace más de diez años que no logra hilvanar dos años consecutivos de crecimiento de actividad”.
Devaluación. Para Matías Rajnerman, de Ecolatina, “el gran desafío es la devaluación, la economía va a entrar a 2021 con un dólar que es competitivo en términos históricos pero sin reservas”.
“Si el BCRA no logra frenar la corrida, vamos a tener una devaluación que será un problema porque va a acelerar la inflación y la incipiente recuperación de la actividad se va a cortar. Si llegamos hasta marzo sin devaluar, me animo a decir que se pasó la tormenta, que la estrategia del Gobierno fue exitosa y ahí van a llegar los dólares de la soja que ayudarán”, explicó.
“Hace una década que Argentina no hilvana dos años seguidos de crecimiento”
Por ende, proyectó que “hay dos escenarios, en el primero la inflación va a estar más cerca del 50%, y el crecimiento del PBI en torno a 2,5%, mientras que en el segundo caso la inflación estaría en el orden 40%, y la suba del PBI en la zona del 6%”.
Según la consultora Torino Economics, el país enfrenta “una nueva tensión entre las presiones inflacionarias y la volatilidad de su mercado cambiario”, que podría evocar episodios como los ocurridos tras la salida de la convertibilidad en 2002, cuando el tipo de cambio se disparó.
Inflación. Los economistas discrepan con el ministro de Economía, Martín Guzmán, que prevé en 2021 una inflación menor (29% pauta el Presupuesto) a la de este año que se ubicaría en 36,7% según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM).
Para Lorenzo, “el principal reto será combatir la inflación; no veo razones para que sea más baja, este año ya utilizaron todas las anclas que pudieron, no aumentó tarifas, hubo controles de precios, el mercado laboral estuvo deprimido”.
“Entramos a 2021 con una inflación mensual de 3,5% o 4%, sobre la cual tendrán que hacer ajustes de precios, cuando se actualicen tarifas y con la actividad recuperando, la inflación será más alta, estimamos entre 50% y 55%, y con un desempleo elevado que prevemos en 14%, es posible que el salario real caiga por cuarto año consecutivo”, auguró.
En sintonía, Kalos evaluó que “es difícil que la inflación baje significativamente en un contexto donde los sindicatos buscarán recuperar salarios, y las empresas márgenes de ganancias; el gobierno podrá cantar victoria si logra que no suba de 40%”.
Javier Merino, economista de Bodegas de Argentina, también pronosticó que “la inflación va a subir por los pesos emitidos; algo se podrá absorber pero no todo”, y calculó que “los salarios reales pueden caer un 5%”.
Consumo. Según LCG, el consumo en 2020 terminará con una baja de 5% a 6% y en 2021 repuntaría de 3% a 5%. Para Kalos “es lógica una recuperación pero tiene patas cortas dado que hay familias muy endeudadas, y porque no se prevé un aumento significativo del empleo ni de salarios”.
Inversión. Un informe de GMA Capital remarcó que otro de los desafíos es “revitalizar la inversión, que fue el componente de la demanda más afectado por la pandemia”.LCG calcula que la inversión este año termina con una caída de 14%, y en 2021 crecería entre 8 y 12%.Lorenzo dijo que “la capacidad instalada ociosa le pone un techo, y se invierte cuando hay demanda y un rumbo”. Al respecto, juzgó que “la demanda va a estar restringida por el consumo, y falta un rumbo, ahí podría ayudar un acuerdo con el FMI”.
El CEO de HSBC Argentina, Juan Marotta, compartió los resultados de una encuesta global de la entidad que refleja que “el 80% de las empresas locales tiene la intención de aumentar sus inversiones en 2021, sobre todo, con el foco puesto en la atención al cliente, canales de ventas y marketing, finanzas y bienestar de sus empleados”. “Estos indicadores están por encima de la media del mundo”, indicó el ejecutivo.
Un régimen para inversiones
Según Torino Economics aún se presentan oportunidades que permitirían sortear los obstáculos y proveer mayor estabilidad. Sectores como el energético, a través de los yacimientos de Vaca Muerta, podrían convertirse de un potencial esquivo a una realidad que implique en el corto y mediano plazo la posibilidad de generar divisas en una magnitud que contribuya a disminuir la dependencia al endeudamiento externo”.
Para eso, según la consultora, es necesaria la implementación “de un régimen fiscal propicio para las inversiones en el sector”. Pero, sobre todo, “es necesario que se genere un cambio de rumbo en el gobierno de Fernández, empezando por sincerar las cuentas fiscales, establecer un plan económico factible, con metas fiscales y monetarias claramente definidas, y fomentar el potencial exportador, necesario para el acceso a dólares genuinos”.
“Se requieren grandes inversiones, por lo cual es necesario que el entorno regulatorio sea estable, generando la confianza necesaria”, remarcaron.