Las autoridades sanitarias nacionales y provinciales se encuentran en estos días ultimando los detalles para organizar una campaña de vacunación masiva para cuando lleguen las primeras dosis de vacuna contra el coronavirus. El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aseveró que si en 10 días ya se contaran con todas las inyecciones disponibles se podría empezar a inmunizar a la población.
Existen dudas dentro de la sociedad en torno a la capacidad de las autoridades para organizar una campaña de vacunación eficiente. Las reticencias se sostienen en las últimas decisiones de la Casa Rosada, como la coordinación del velatorio multitudinario para Diego Armando Maradona o de permitir las movilizaciones a favor y en contra por la despenalización del aborto tras alargar la cuarentena por más de medio año.
También se cuestiona al Gobierno porteño después de las largas colas de espera y problemas de horarios registrados en los Centros de Testeos para turistas y residentes que habilitó la Capital Federal para llevar a cabo pruebas de saliva para detectar Covid-19. “Hemos preparado una campaña de vacunación muy intensiva con el objetivo de poder inmunizar a la totalidad de los grupos de riesgo de manera inmediata y al mismo tiempo. Si estuvieran las vacunas lo podríamos hacer”, aseveró Quirós el viernes 11 de diciembre en conferencia de prensa.
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Pese a los cuestionamientos, la Argentina ya tiene experiencia en campañas masivas de vacunación que fueron exitosas y elogiadas a nivel local e internacional.
En el año 1995 Argentina hizo una campaña de vacunación de eliminación del sarampión en la cual se inmunizaron en 50 días aproximadamente 9,5 millones de chicos. Después hubo otras de seguimiento para reforzar la acción. Otro ejemplo de inmunización en un corto período de tiempo en el país es la antigripal anual a los jubilados.
“Con organización y disponibilidad de dosis es factible que Argentina haga una campaña de vacunación exitosa. Lo fundamental es la coordinación de la logística, que haya producto en la cantidad necesaria y los centros de vacunación con el personal necesario para el desarrollo de la actividad”, considera en diálogo con PERFIL el epidemiólogo Roberto Chuit, que fue Director de Epidemiología Nacional durante la campaña de vacunación del sarampión en 1995.
Con organización y disponibilidad de dosis es factible que Argentina haga una campaña de vacunación exitosa, dijo Chuit
La logística de la vacunación tiene diversos pasos: el primero es la recepción de un centro acopiador de inyecciones desde el cual se inicia la distribución en las distintas provincias, encargadas luego de llevarlas a los centros de salud de cada área.
Chuit argumenta su confianza en el país en que el Gobierno convocó a las fuerzas armadas para el desarrollo de la logística y la distribución “que cuentan con amplia experiencia en este campo”. Asimismo, las provincias van a llevar a cabo la organización de los puestos de vacunación. “El personal ya está capacitado puesto que ya hay programas regulares de inmunización en todos los centros de salud del país tanto públicos como privados”, detalló el experto.
El mayor riesgo en este proceso logístico es que se rompa la cadena de frío en el caso de que el traslado se demore más de lo previsto o por un corte de luz. “Por eso, las autoridades siempre tienen que contabilizar un número mayor de dosis de las necesarias. Son situaciones que es raro que se produzcan, pero uno tiene que esperarlo”, apunta Chuit.
¿Qué es necesario? Primero garantizar la cadena de frío adecuada para las dosis. Segundo, la provisión de insumos, no sólo la vacuna, sino los elementos que se requieren para aplicarla como jeringas, agujas y descartadores de bioseguridad como alcohol o algodón.
Por otro lado, se debe tener diagramado un sistema de planillas físico u online. Luego, las autoridades tendrán que elaborar una campaña de concientización dirigida a la población. Otros detalles más concretos van a depender de cuál es la vacuna que se aplique, puesto que algunas de las desarrolladas, como la de Pfizer, requieren temperaturas muy bajas cuyo equipamiento es limitado.
“En el país hay centros de vacunación prácticamente en todo el territorio nacional, por lo cual si la inyección es de las que se conserva en temperatura de heladera como la rusa se está dentro de lo que es el uso regular del sistema. Las que necesiten mayor refrigeración deberán ser aplicadas en aquellos puntos donde se cuente con el equipamiento y en centros urbanos con gran densidad de población, porque va a llegar una cantidad menor”, señala Chuit.
Las vacunas que necesiten mayor refrigeración deberán ser aplicadas donde haya el equipamiento y en centros urbanos con gran densidad de población porque llegarán menos dosis, sostiene Chuit
Los primeros en inmunizarse serían los profesionales de la salud, los integrantes de las fuerzas armadas y los adultos mayores, la población de riesgo en la que la mortalidad de la enfermedad es más elevada. “La información de a quienes vacunar de estar organizada estaría disponible para distribuirla a los diferentes centros de salud puesto que se cuentan con bases de datos”, consigna Chuit, quien precisa que en algunos casos como el de ancianos que no se puedan desplazar, las inyecciones se va a tener que aplicar a través de brigadas móviles.
En el caso de tardar alrededor de 5 minutos por persona, que podría ser menos dependiendo de la organización del lugar, los expertos calculan que en unos 40 días se podría tener vacunada a esa parte de la población.
“La estrategia no es imposible y es factible de hacer. Fundamentalmente la capacidad va a depender del número de dosis y los tiempos de vacunación de la cantidad de personas que se dispongan para realizar los procesos. Cuanto más personal y más coordinado esté, más se agilizan”, resume Chuit.
Qué vacunas van a llegar al país
Desde que arrancó la pandemia que la Casa Rosada activó contactos con los diferentes fabricantes para la contratación y compra de vacunas. Ya están cerrados acuerdos con los rusos y AstraZeneca, y también se entablaron diálogos con Pfizer. Además, el Gobierno apoya el mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una colaboración global para potenciar al máximo el desarrollo, el acceso equitativo y la asignación justa de inyecciones contra el Covid-19.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) recibió hasta el momento documentación para registrar en la Argentina cuatro vacunas contra el coronavirus. Según indicaron fuentes oficiales a la agencia NA, el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford fueron los primeros en aportar los papeles para anotar la inyección AZD- 1222 el 5 de octubre.
Luego, el 2 de noviembre, HLB Pharma Group hizo lo propio ante la ANMAT para registrar la Sputnik V, diseñada en Rusia. Por su parte, Pfizer, que desarrolló su inyección en colaboración con la empresa BioNTech, inscribió un mes más tarde la Vacuna de ARN del SARS-COV-2. Se estima que en este último caso, tras haber recibido la autorización por parte de la FDA estadounidense y del Reino Unido para aplicarla, en Argentina el proceso sería “rápido y sencillo”.
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Finalmente, el 4 de diciembre Janssen Cilag Farmacéutica presentó la documentación necesaria para el registro de su vacuna JANSSEN COVID 19.
El Gobierno le puso muchas más fichas a la vacuna rusa Sputnik V. Esta semana se cerró el acuerdo con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) para adquirir 10 millones de dosis de la inyección. “Vamos a poder contar con suficientes para poder vacunar entre enero y febrero”, aseguró el presidente Alberto Fernández en una conferencia de prensa junto al ministro de Salud, Ginés González García.
La confianza del Gobierno en la vacuna rusa se hizo evidente cuando la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, viajó hasta el país europeo junto a una comitiva para adquirir más información de la inyección. Ahora, también van a viajar profesionales de la ANMAT hacia allí para revisar la calidad de la Sputnik V.