La expresión en inglés “High end” podría traducirse como “Alta gama” o “Tope de gama”. Juan Vaz la intercala una y otra vez junto a una cadencia relajada y la clásica tonada que viene del otro lado del Río de La Plata. “¡Hay una cultura del cannabis que quiere este lujo! Y Uruguay lo está ofreciendo”, dice este cultivador y militante del cannabis con más de veinte años de experiencia y considerado uno de los mejores de Sudamérica.
A él lo fueron a buscar para que forme el Kaya Club y haga su valioso aporte a una suerte de nuevo polo premium del “porro” que abrió sus puertas en diciembre pasado en Punta del Este.
En la Barra, el escenario insignia que supo albergar a grandes marcas y desarrollar todo un esplendor de eventos –hoy una postal casi inexistente– está ubicado el Kaya Herb House, un multiespacio de 1200 metros cuadrados de puro lifestyle canábico. Además de incluir este selecto club, que es una de las más de 120 asociaciones sin fines de lucro registradas que funciona en Uruguay desde que la marihuana es legal, el emprendimiento ofrece varias experiencias ligadas al arte, la gastronomía, la moda y hasta la medicina. Sí: hay una clínica donde recetan marihuana.
Se sabe, Uruguay ha sido pionero en asuntos relacionados con el cannabis. Desde que se legalizó en 2013, las propias farmacias venden las flores en bolsas cerradas al vacío. En Uruguay la gente puede acceder también al cannabis, ya sea para uso medicinal como recreativo, a través del cultivo doméstico (se puede tener un límite de seis plantas) o siendo parte de alguna de estas membresías que aceptan hasta 45 socios.
Solo por el local de La Barra, se invirtió un millón de dólares.
Si bien por el momento no está contemplado que los extranjeros tengan acceso al consumo legal de la marihuana, el país vecino parece querer patear el tablero y llegar a este fin que, dicen, no falta mucho para que suceda. Es que no está prohibido todo aquello que gire en torno al cannabis, esto es, tanto los elementos que se emplean para su consumo como la propia cultura que engloba a la planta.
Además del Kaya Herb House de La Barra hay dos puntos que acompañan este polo: ya funciona un segundo local en José Ignacio, en el complejo Casagrande. Allí hay un Kaya Café y una tienda con productos de la firma Higher Standars, similar a la de la Barra. El tercer punto está en Portezuelo, donde hay una tienda emergente ubicada en el conocido complejo Medio & Medio.
Detrás de esos tres sitios se encuentra Oracabessa Ventures Limited, una empresa dedicada a distintos tipos de emprendimientos dentro de la gama del lifestyle. Solo por el local de La Barra, el insignia de los tres, se invirtió un millón de dólares.
Por dentro
Además de una tienda llena de productos, el local de La Barra cuenta a su vez con una oferta gastronómica de la mano de Toledo, un bar de tapas. El espacio, con un amplio jardín, brinda ciclos de música con artistas uruguayos y un área donde en este momento se encuentra exhibida la exposición Magia, de la fotógrafa argentina Lelen Ruete, inspirada en la figura de Marie Laveau, la reina vudú de Nueva Orleans. Ex productora ligada a la moda, Ruete vive desde hace cinco años en Uruguay y en todo este tiempo se fue haciendo un nombre por ser una de las pocas y mejores fotógrafas que retrata cultivos de cannabis.
“Se hizo correr la voz que yo hacia las fotos del porro”, suelta a NOTICIAS Lelen. Su nicho es parte tal vez de la explosión canábica que hay en Uruguay. La muestra no solo llama la atención por la historia de la mujer afro, sino por el impacto que generan sus fotos con los colores y planos que elige. “Para los que no saben nada del cannabis, es muy contundente. Hay un mensaje, si se quiere, de darle bola al llamado del cannabis recreativo, que es lo único que falta desmitificar y está algo subestimado aún”, agrega la fotógrafa.
Este multiespacio cuenta asimismo con una clínica habilitada donde se brindan tratamientos y se recetan medicamentos a base de cannabinoides que se pueden comprar en las farmacias. Fernanda Coutinho es la directora médica de Q2, esta clínica que funciona en el Kaya Herb House de La Barra, que está especializada en endocannabinología.
“Nos dedicamos al estudio del sistema endocannabinoide. Todos tenemos este sistema que se ocupa de una función muy importante dentro nuestro organismo, que es el mantenimiento de la homeostasis, es decir la regulación del equilibrio corporal”, explica Coutinho.
“El extracto que se obtiene de la planta contiene cannabinoides que son algunas de las sustancias que interactúan con nuestro sistema endocannabinoide”, agrega la doctora. En Q2 se llevan a cabo distintos tratamientos que se crean en base a cada persona. “Se abre una historia clínica en cada paciente y se realiza un diagnósticos con un tratamiento y seguimiento”, dice la médica.
Entre las consultas más prevalentes se encuentran las vinculadas al tratamiento del dolor crónico, hay casos de artrosis o fibromialgia, enfermedades neurodegenerativas, patologías gastrointestinales, de la piel y hasta vinculadas a la salud mental. Los pacientes se benefician con este tratamiento sin tener que tomar analgésicos comunes que tienen varias contraindicaciones”, explica.
Turismo verde
Según varios cálculos, el turismo canábico es un negocio que puede dejarle a Uruguay 20 millones de dólares por año. “Hay un gran potencial aunque aún no está autorizado por el Gobierno. Sin embargo empiezan a aparecer lugares como estos”, afirma a NOTICIAS Facundo Garretón, un ex legislador del PRO que vive desde hace un año en Uruguay y lleva adelante Yvi, una empresa con espíritu sustentable desde donde se cosechan flores que luego se exporta principalmente a países como Suiza, Israel y Australia.
“Lo que pasa con el cannabis en Uruguay a futuro puede ser algo similar a lo que es Mendoza con el vino en Argentina”, arriesga este hombre que es socio del Kaya Club, donde se paga una matrícula de 1000 dólares para acceder a los exclusivos cultivos de Juan Vaz.
“Van a seguir apareciendo lugares, son un puente para unir dos mundos –redondea Vaz–. Es mostrarle a la gente de La Barra como podría ser el turismo canábico, que también puede ser ´High end´ con un buen restó de tapas gourmet, en un espacio precioso con unas mesas hechas con pedazos de árboles caídos, un deck de lapacho blanco o un simple jardín con plantas autóctonas para sentarse a comer y luego fumarse un porro”.