La secretaria de Acceso a la Salud de la Nación, Carla Vizzotti, recibió una lluvia de críticas al anunciar que el Gobierno analiza diferir la aplicación de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus para que la reciba un mayor número de personas.
“Nos tenemos que plantear si queremos tener 10 millones personas vacunadas en marzo con dos dosis o 20 millones con una sola”, expresó la funcionaria. Vizzotti consideró que “en este contexto de pandemia es muy lógico pensar que se pueda vacunar a más gente con la primera dosis y diferir la segunda para cuando ya esté controlado el brote”.
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Pero la estrategia, cuestionada desde sectores políticos, ya se puso en marcha en el Reino Unido. En una carta enviada al personal sanitario el 30 de diciembre, los jefes del Servicio Nacional de Salud (NHS) dijeron que se había tomado la decisión de priorizar la administración de las primeras dosis de vacuna al mayor número posible de personas en la lista de prioridad para “proteger al mayor número de personas en riesgo en general en el menor tiempo posible”.
Retrasar la segunda dosis significaría que el proceso de priorización “tendrá el mayor impacto en la reducción de la mortalidad, las enfermedades graves y las hospitalizaciones y en la protección del NHS y los servicios de salud equivalentes”, dijeron los expertos.
¿Por qué se tomó esta decisión? Los expertos dijeron que la escasez de vacunas era una de las principales razones del cambio de enfoque. “Tenemos que asegurarnos de maximizar el número de personas candidatas que reciben la vacuna”, afirmaron las autoridades del NHS en su carta a los profesionales médicos británicos.
“Actualmente, la principal barrera para esto es la disponibilidad de vacunas, un problema mundial, y este seguirá siendo el caso durante varios meses y, lo que es más importante, durante el período crítico de invierno. La disponibilidad de la vacuna de AstraZeneca reduce, pero no elimina, este gran problema. La escasez de vacunas es una realidad que no se puede descartar”.
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En su declaración conjunta, los directores médicos dijeron que los datos proporcionados a la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) mostraban que, aunque se logró una eficacia óptima a través de dos dosis, las vacunas adquiridas por el gobierno británico, la de Oxford-AstraZeneca y la de Pfizer-BioNTech“ofrecen una protección considerable después de una sola dosis, al menos en término corto”.
El Comité de Vacunación e Inmunización, formado por expertos convocados por el gobierno del Reino Unido, respondió que “confía en que 12 semanas es un intervalo de dosificación razonable para lograr una buena protección a largo plazo”. “Es un enfoque clásico de salud pública centrado en hacer el mayor bien para el mayor número de personas en el menor tiempo posible, dentro de los suministros de vacunas disponibles, en un contexto de actividad inmediata de la enfermedad y una alta sero-susceptibilidad de la población”.
Citado por el sitio web especializado en salud BMJ, Stephen Evans, profesor de farmacoepidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dijo: “En un mundo ideal, las decisiones sobre los tratamientos solo se tomarían dentro de los parámetros exactos de los ensayos que se han realizado. En el mundo real, esto nunca es así”.
“Sabemos que vacunar solo a la mitad de una población vulnerable supondrá un aumento notable de los casos de covid-19, con todo lo que ello conlleva, incluidas las muertes”, explicó el especialista. Cuando los recursos de dosis y personas a vacunar son limitados, entonces vacunar a más personas con potencialmente menos eficacia es demostrablemente mejor que una eficacia más completa en solo la mitad”.
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¿Qué dicen los fabricantes?
En una declaración conjunta, Pfizer y BioNTech dijeron que “la seguridad y eficacia de la vacuna no se ha evaluado en diferentes programas de dosificación, ya que la mayoría de los participantes del ensayo recibieron la segunda dosis dentro de la ventana especificada en el diseño del estudio”. “No hay datos que demuestren que la protección después de la primera dosis se mantenga después de 21 días”, advirtieron.
La Agencia Europea de Medicamentos, por su parte, dijo que la brecha entre la primera y la segunda dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech no debe exceder los 42 días. “Cualquier cambio en esto requeriría una variación de la autorización de comercialización, así como más datos clínicos para respaldar dicho cambio; de lo contrario, se consideraría como ‘uso no autorizado’”, dijo la agencia.
¿Qué respondieron los médicos británicos?
La British Medical Association (BMA) calificó la decisión del gobierno de “irrazonable y totalmente injusta” y dijo que podría causar “enormes problemas logísticos” para las prácticas generales y los centros de vacunación. Los profesionales creen que retrasar semanas las segundas dosis ya prometidas “tendrá un impacto terrible en el bienestar emocional de sus pacientes más vulnerables y en riesgo”.
Richard Vautrey, presidente de la BMA, dijo que la decisión “causará enormes problemas logísticos en casi todos los centros y prácticas de vacunación”. “Por ejemplo, para hacer contacto incluso con solo 2.000 pacientes ancianos o vulnerables, se necesitará un equipo de cinco empleados en una consulta aproximadamente una semana, y eso es simplemente insostenible”, afirmó.
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