La Muerte Negra fue la peste más famosa de la historia. Se estima que durante su pico, entre 1347 y 1351, murieron alrededor de 70 millones de personas en Europa y Asia.
Y si bien nunca se volvió a experimentar una ola tan devastadora como esta, hubo brotes en distintas partes de Europa a lo largo de los siglos siguientes.
Visto desde 2021, con la humanidad aún en medio de la pandemia de COVID-19, es inevitable detenerse en lo sucedido en la isla de Cerdeña entre 1581 y 1582.
Restos de víctimas de la peste en Londres. Foto: AP Photo/Museum of London Archaeology.
Es que fue allí, hace 440 años y siglos antes de la aparición de la medicina moderna, que un médico llamado Quinto Tiberio Angelerio empezó a recomendar medidas para detener una enfermedad altamente contagiosa que hoy son un lugar común, pero que hasta ese momento eran inéditas.
Pasarían algunos años hasta que Angelerio escribiera un manual llamado Ectypa Pestilentis Status Algheriae Sardiniae donde detalló las 57 medidas que tomó para detener la expansión de la peste.
Entre las más notorias, se destacan la recomendación de mantener una distancia de dos metros con la gente, evitar el contacto de las manos y enviar una sola persona por hogar para hacer compras y mandados.
“Es sorprendente encontrar este médico con este nivel de conocimiento en esta ciudad más bien pequeña”, afirmó en una entrevista con la BBC Ole Benedictow, Profesor Emérito de Historia en la Universidad de Oslo, quien escribió un paper académico sobre este tema.
Imagen ilustrativa hecha en referencia a la peste negra que asoló Europa. Foto Shutterstock
“Sería más lógico que esto se viera en las ciudades comerciales más grandes, como Pisa o Florencia. Pero este médico estaba adelantado a los tiempos.Es algo realmente impresionante”, completó.
El marinero de Marsella
Los registros históricos apuntan a que fue un marinero procedente de Marsella quien desencadenó el brote de la peste de 1582 en la ciudad italiana de Alguer, situada en la isla de Cerdeña.
Al parecer sólo logró sobrevivir algunos días en Alguer, ya que la enfermedad estaba demasiado avanzada. Sin embargo, ese tiempo fue suficiente para que la epidemia que arrasaría con la ciudad comenzara a esparcirse.
A lo largo de los casi 8 meses que duró el brote, se estima que murió el 60% de la población.
Hubo tumbas colectivas por todas partes, algunas de las cuales siguen descubriéndose hasta el día de hoy. En 2008, una investigación desenterró los restos de más de 200 víctimas de la plaga en el patio de lo que había sabido ser la Escuela Jesuita en el barrio de San Michele-Lo Quarter.
Al final, la solución llegó de la mano de Quinto Tiberio Angelerio, que era un hombre de clase alta que había estudiado medicina en otra parte, ya que en esa época, Alguer no tenía facultad de medicina.
Había estado en contacto con la plaga durante un paso por Sicilia en 1575, y en cuanto vio los cuerpos de las primeras víctimas, supo exactamente a lo que se enfrentaba.
Su primera recomendación fue cuarentenar a los pacientes, pero encontró resistencia por todas partes. Las autoridades municipales no se decidían a apoyarlo y sus opositores aseguraban quesus predicciones apocalípticas eran infundadas.
Desesperado, Angelerio recurrió al virrey y le rogó que impusiera un cordón sanitario alrededor de la ciudad que impidiera que la gente saliera de ella. Al principio, la población se enardeció y quiso linchar al médico.
Pero a medida que las muertes empezaban a acumularse, el ánimo cambió y dejaron que el médico se encargara de la planificación sanitaria para enfrentar el brote de peste.
Restricciones y resistencia
Las primera medida recomendada por Angelerio fue la de no abandonar el hogar. También prohibió las reuniones, las fiestas y los bailes, y dictaminó que solo una persona por hogar podía salir a hacer las compras.
Otra recomendación fue la de mantener una cierta distancia con los demás cuando se salía al espacio público.
Según una traducción del manual escrito por Angelerio hecho por el equipo de Benedictow, “la gente debía llevar consigo un bastón de alrededor de 2 metros de largo para así asegurarse de mantener esta distancia con los demás”.
Esta es tal vez la innovación más sorprendente propuesta por Angelerio. En una investigación hecha por la BBC sobre el trabajo del médico, consultó a numerosos historiadores y expertos en salud pública.
Ninguno había visto registros de que esto hubiera sucedido en algún lugar otro antes de que Angelerio lo recomendara.
Hay que recordar que todo esto ocurrió previo a la aparición de la ciencia moderna. En esa época, se creía que las enfermedades ocurrían debido al “aire de mala calidad”, y el vinagre era un antiséptico más usado.
Los tratamientos recomendados para la plaga iban desde lo escatológico, como bañarse en la orina de uno mismo, hasta lo bizarro: en algunos casos se alentaba frotarse contra un pollo como una forma de “expulsar” el veneno.
También hay que notar que esto ocurrió en los albores del Renacimiento, una época pródiga en avances de todo tipo para la humanidad. Además de las obras artísticas de Miguel Ángel y Rafael, Leonardo da Vinci dibujó planos teóricos para un posible helicóptero y Nicolás Copérnico descubrió que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, y no al revés.
Fue también alrededor de estos años que empezó a ganar terreno la idea de que la gente podía enfermarse luego de tocar algo que antes había sido tocado por alguien enfermo.
“Hay una conexión entre el Renacimiento y la habilidad de la gente en el siglo XVI para entender más sobre cómo se propagaban las enfermedades”, explicó Benedictow a la BBC. “Angelerio entendió que se propagaban por contacto“, completó.
Un ejemplo fue su recomendación de que las casas había que desinfectarlas, ventilarlas y “regarlas”. Explicó que cualquier objeto que no sea particularmente valioso debe ser quemado, mientras que los muebles caros pueden ser lavados, expuestos al viento o desinfectados en un horno.
Cuarentenas tempranas
Italia fue uno de los países pioneros en el uso de la cuarentena como medida sanitaria para luchar contra la plaga. El primer hospital de la plaga, que eran conocidos como lazarettos, se estableció en Venecia en 1423.
En el manual de Angelerio, estos hospitales ocupan un lugar significativo. En su descripción, aparecen como establecimientos altamente eficientes y bien manejados: los pobres eran atendidos de forma gratuita, los enfermos que no podían moverse por su cuenta eran trasladados y se aseguraba la alimentación para los bebés que quedaban huérfanos mediante una provisión de lecha de cabra.
El brote de 1581 en Alguer duró ocho meses. Una vez concluida, pasarían 60 años hasta que la ciudad volviera a experimentar una plaga. El médico a cargo de la respuesta sanitaria en 1652 recurrió al manual escrito por Angelerio y siguió las instrucciones al pie de la letra.
Clarín- BBC News
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