
El mximo trovador del rock argentino Moris y su hijo Antonio Birabent protagonizaron la noche del mircoles un emotivo y lcido dilogo musical generacional al presentar su reciente trabajo conjunto “La ltima montaa”, en un concierto gratuito en el anfiteatro del porteo Parque Centenario.
A lo largo de poco ms de una hora, padre e hijo fusionaron sus voces en composiciones compartidas pero tambin, en diversos momentos, cada uno aport su color en temas de sus respectivas carreras, en un repertorio que incluy aquellos clsicos inoxidables grabados en la memoria colectiva del pblico.
En tal sentido, los Birabent no solo recorrieron casi la totalidad de su reciente placa y rescataron algunas piezas de “Familia cancin”, la primera incursin discogrfica conjunta lanzada hace una dcada atrs; sino que adems dieron nueva vida a gemas como “El oso”, “Ayer noms”, “Pato trabaja en una carnicera” y “Sbado a la noche”.
En esto tambin tuvo gran responsabilidad la direccin musical del tecladista Lolo Micucci, coproductor del lbum junto al guitarrista Cristian Volpi, con quien lograron aggiornadas sonoridades sin que se perdiera el carcter esencial de la obra de Moris.
Lo cierto es que el concierto reflej de manera fiel el espritu de esta unin familiar en la que se combinan la continuidad generacional de lricas marcadas por descripciones urbanas cargadas de contemplacin existencialista, y ritmos que oscilan entre el rocanrol, beats y baladas que coquetean con el bolero.
Como si cada uno supiera el rol que le toca jugar, el show mostr a las claras a un Moris consciente del halo mtico que lo rodea pero entregado con confianza a los aportes musicales ms jvenes, y un Antonio que, con una mezcla de lgica calidez y respeto, sabe correrse a tiempo del centro de la escena para honrar el arte invaluable de su padre.
La emocin se hizo presente desde el inicio del show, cuando ambos artistas mezclaron sus voces en “Porque el sol”, el hermoso primer corte del nuevo disco, para seguir con “Nieva en Buenos Aires” y “Dnde irn a dormir”.
Este primer grupo de canciones puso en juego todos los elementos con los que los Birabent han condimentado su obra a lo largo del tiempo, con descripciones surgidas del deambular por la ciudad que sirven como disparadores para la reflexin.
Tras una interpretacin en solitario de Antonio de “El zorro”, en lo que pareci un viaje en el tiempo que permita estar en presencia del Moris que en los `70 “rockeaba” en medio del destape espaol, lleg el turno del mtico trovador con el rescate emotivo de algunos de sus clsicos.
“Voy a retroceder en el tiempo. Esta cancin la compuse en 1926”, brome el “Gran Padre” antes de arremeter con las vigentes “Ayer noms” y “Pato trabaja en una carnicera”.
Los roles parecieron invertirse cuando fue el propio Moris quien se sum al hit de Antonio “Salgo a caminar”, para luego dejar el espacio para el lucimiento del hijo en la intensa “Madrid” y la melanclica “No somos dueos de nadie”.
“Ciudad extraa” devolvi el vigor y dinamismo para encarar el ltimo tramo del concierto, con “Civilizacin”, del disco “Familia cancin”, y una electrizante seguidilla final conformada por “Sbado a la noche” y “El oso”.
Ya sea por algunos acoples que le quitaron brillo al arranque o por la necesidad de remarcar el espritu de su arte y de esta unin, lo cual queda de manifiesto en su letra, “Porque el sol” volvi a sonar a la hora de los bises.
Los Birabent estuvieron acompaados por una precisa banda integrada por Micucci, Volpi, Chicho Salerno en bajo, y una seccin de vientos conformada por Miguel ngel Tallarita, Juan Canosa, Ivn Carrera y Vctor Skorupski.
Como una seal de lo que el propio Antonio llam “una empresa familiar”, su madre Ins Gonzlez Fraga, autora de la ilustracin de la portada del disco, y su hijo Oliverio, atendan mientras tanto en la puerta del anfiteatro un puesto en el que vendan esta placa en formato fsico. Es que hay algunas tradiciones familiares cuya continuidad se agradecen.