A una semana del inicio del escándalo del vacunatorio vip montado por el exministro Ginés González García, en el Hospital Nacional Posadas, lugar del que salieron las dosis que se dirigían al ministerio y donde se vacunaron funcionarios, hay dudas sin responder. No muchos se atreven a dar sus nombres, prefieren hablar en los pasillos y en voz baja. Algunos ni siquiera eso. “¿Querés que me echen?“, contestó una enfermera que salía del vacunatorio al ser consultada por LA NACION.
“No había vacunatorio vip“, aseguró a LA NACION Dario Silva, secretario general de la Asociación de trabajadores del Estado (ATE) de Morón, rechazando las acusaciones sobre el circuito irregular que habría existido también en este centro de salud. “Las irregularidades fueron en el ministerio y ahí no sabemos qué pasó“, agrega el dirigente que defiende la labor del Posadas a lo largo de toda la pandemia. “Uno realmente estaría indignado si no le pudiéramos dar respuesta a la gente. Es un hospital modelo y toda la campaña fue modelo, no es corrupto“, sostiene Silva.
“No había nada oculto. Hay un protocolo y cada vacuna está rotulada. Tenés un papelito, no hay nada clandestino y acá se sigue trabajando cotidianamente”, acota Carla Horrisberger, delegada que trabaja en el área de docencia e investigación del hospital.
De esta manera, se diferencian del relato de Mirta Jaime, secretaría general de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop) quien reveló en Telefe que habían llegado al hospital tres combis con “enviados del ministerio” que eran jóvenes para vacunarse y salieron 80 dosis.
Con un cartel redondo amurado a la pared se puede identificar la oficina de ATE. A la vuelta, doblando a la izquierda se encuentra los otros gremios con presencia en el Posadas, Cicop junto a la Federación Sindical de Profesionales de Salud (Fesprosa), el Sindicato de Trabajadores de la Salud (STS) o la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN).
“No sucedió lo de los jóvenes. Las combis vinieron pero era gente de la Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias (DINESA)”, sostuvó Silva.
“Las vimos llegar a mediados de enero y se armó revuelo porque eran todos chicos jóvenes“, dijo Jorge Yabkowski a LA NACION, secretario general de Fesprosa, quien asegura que después le pidieron un listado al ministerio pero nunca lo recibieron.
En ese entonces, todavía se estaba vacunando a quienes estaban en la primera línea del hospital en la lucha contra el coronavirus, los médicos de terapia intensiva. Hoy, de los 5200 empleados faltan vacunar cerca de 1000. “Yo fui cinco veces y me decían que no había vacunas, ahora logre vacunarme pero no sabemos bien cuántos más faltan”, comentó una empleada gremial. “Nos duele porque todavía hay gente que no recibió su dosis. No sabemos bien quienes pero la mayoría de los residentes por ejemplo”, acotó otra. Las dos prefirieron resguardar sus nombres.
Acá está otro de los misterios. Los propios gremios no tienen acceso a los listados de vacunados del Posadas, donde sus afiliados deberían figurar. Pueden acceder a todos los datos del resto del hospital pero los de epidemiología van directo al ministerio. “No nos dan estadísticas, no sabemos nada”, coincidieron fuentes de Cicop y de UPCN que reclaman explicaciones del directorio del hospital porque todavía no han hablado con ellos.
Según varios empleados del hospital, las combis venían siempre a la tarde cuando el vacunatorio estaba menos concurrido. Un guardia, que pidió no dar su nombre, aseguró a LA NACION que el viernes 19, cuando se destapó gracias a la confesión de Verbitsky el sistema de vacunación irregular, entre las 15:30 y las 16 llegó al centro de salud una combi con 15 personas.
El director del Hospital Posadas, Alberto Maceira, declaró como testigo ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti el martes 23 y dijo que lo llamaban de parte del entonces ministro Ginés González García para enviarle personas para que sean vacunadas en el centro de salud de El Palomar.
“Las órdenes venían desde arriba. ¿Quién es arriba? No lo sé, porque con el directorio todavía no pudimos hablar“, comentó una dirigente gremial. Otro guardia se animó a aventurar un nombre. “Los autoriza el director Alonso” era la frase cuando llegaban las personas que no eran personal de hospital. Se refiere a Gustavo Alonso, el director general de Servicios Hospitalarios. Según los otros gremios, estaría alineado con ATE, al igual que Gustavo Javier Bahut, el supervisor de vigilancia y jefe de monitoreo, quien tiene acceso a las cámaras. Fuentes cercanas a Alonso, en diálogo con LA NACION, rechazaron la versión.
LA NACION se comunicó con el hospital y dijeron por el momento no están haciendo declaraciones. “Toda la documentación correspondiente se llevó el martes a través del Director al juzgado“, agregaron desde el Posadas, uno de los pocos centros de salud que dependen directamente de la Nación.
Mientras tanto, desde ATE, defendieron a Maceira y sostuvieron que no debería dejar su cargo por esta situación. “Es un director que camina el hospital. Esta siempre y estuvo durante todo el año con nosotros enfrentando la pandemia“, dijo Horrisberger.
Los otros gremios coincidieron en que ahora esperan que se transparente el sistema y “se vacune el que corresponda“. El vacunatorio vip también expuso las diferencias entre las fuerzas gremiales que habitan las oficinas en el pasillo central de planta baja del inmenso centro del oeste del conurbano bonaerense, donde todavía algunos pocos se animan a hablar.