Por Carlos Pagni
A continuación, la desgrabación de sus principales conceptos:Ads by
- En una clase del 2 febrero de 1983, el célebre pensador francés Michel Foucault analizó la obra “Orestes”, de Eurípides, y detectó allí la aparición de Cleofonte: el primer demagogo. Según Foucault, el problema central del demagogo es su relación con la verdad: “No puede formular un argumento racional ni puede decir la verdad. Puede entusiasmar, puede persuadir, puede imponer. Y se vale de procedimientos especiales: el halago, la retórica y la emoción. Eso lo lleva al desastre”. La descripción de Foucault sobre la relación del demagogo con la palabra, se va ajustando cada vez más a la relación de Alberto Fernández con la retórica.
- Su discurso ante la Asamblea Legislativa fue una demostración y quizás el mandatario sea el primero en incomodarse con ello. Fue el mensaje de un hombre que viene muy golpeado. La esencia de sus palabras de este lunes es de alguien que se tiene que replegar sobre su base y sobre quienes lo pusieron en el poder, por la debilidad política en la que se encuentra, sobre todo después del escándalo de las vacunas.
- Sin embargo, replegarse sobre quien lo puso en el poder no es necesariamente replegarse sobre una base electoral, sino que es hacerlo sobre una persona, Cristina Kirchner. La verdad es que no se entiende por qué miraba hacia adelante. Si se hubiera dado vuelta para hablarle solamente a la vicepresidenta la escena hubiera sido mucho más compacta y completa.
- ¿Por qué el tema de las vacunas pegó en el corazón político del Gobierno? Porque afecta al corazón del discurso populista, cuyo argumento central, al igual que en la demagogia, supone un enfrentamiento sistemático entre el pueblo, que es bueno, y las élites, que son malas.
- La percepción de que llegaron las vacunas y se las quedaron los políticos, el Gobierno y sus amigos viene a desbaratar este argumento. Entonces, en un momento crucial que tiene que ver nada más y nada menos que con las vacunas en medio de una pandemia el pueblo fue dejado de lado y la élite (el Gobierno) se quedó con el beneficio. Cabe, entonces, la aplicación del concepto de “casta”; es decir, de un grupo de privilegio con lógica de clase, que extrae poder de la gente, pero al momento del beneficio se encierra sobre sí mismo. Esta imagen es letal para un gobierno populista. Por eso, el Presidente está golpeado y tuvo que volver sobre los suyos y sobre Cristina.
- De hecho, la argumentación que empleó para enfrentar el problema de las vacunas ha sido muy débil y contradictoria. Hemos leído disparates que pasan como el agua. El propio Gobierno dijo que hubo que construir una burbuja de inmunidad alrededor del Presidente, pero ¿no está vacunado? Si es así, la vacuna es la que le provee la inmunidad, ¿o no funcionan las vacunas? Si había que proveerle un anillo de inmunidad, ¿por qué no vacunaron a su esposa? ¿No debería ser la primera vacunada?
- Se hizo un listado posterior, una especie de protocolo que debió haber existido de entrada, sobre quiénes debían ser vacunados y quiénes no. De acuerdo con eso, la lista que difundió el Ministerio de Salud sobre quiénes fueron inoculados es demasiado corta y tendría que haber habido mucha más gente que entra en esas categorías que el mismo Gobierno estableció.
- Todo este enredo hace que Fernández vuelva sobre los propios y se subordine a Cristina. ¿Qué significa esto? Adoptar una serie de conflictos a través de los cuales ella delimita los contornos del oficialismo y separa entre “nosotros” y “ellos”. Estos son las disputas con la prensa, la Justicia, la oposición, el Fondo Monetario Internacional y el empresariado. Este es el corralito en el que se introdujo el Presidente cuando buscaba oxígeno en un momento de debilidad política. Apeló a la persona que lo puso en el poder. No es solamente un tema discursivo o de contenido porque, si uno mira con detalle la escena política de los últimos días, ve que él iba, como en un línea recta, hacia este problema.
- En el volante de la convocatoria del Movimiento Evita a una movilización en Av. De Mayo y 9 de Julio para acompañar al Presidente en el día de la apertura de sesiones del Congreso se lee: “Una Argentina sin privilegios, fuerza Alberto”. Este organismo es el corazón del albertismo porque se diferenció de Cristina, como él en aquel entonces, y quebró el bloque opositor en el Congreso cuando aparecieron los bolsos de López. La Cámpora divulgó después una foto del jefe de Estado junto a la vicepresidenta, y una leyenda que invita a “quedarse en casa y seguir la transmisión en vivo por las redes de Casa Rosada”. De esta manera, le bajaron el acto a Fernández quien, en medio de estos dos mensajes, publicó un tuit pidiendo “dar el ejemplo” y seguir el discurso de manera remota.
- Esto es relevante porque el poder de Alberto Fernández, su autoridad, la razón por la que Cristina lo fue a buscar emana de que era distinto. De que podía tender puentes con otros: con los medios, con la Justicia, con la oposición, con la clase media independiente, con los Estados Unidos. Para eso lo pusieron. En la medida en que pierda esas capacidades, su valor dentro de la ecuación oficialista disminuye. Y va a haber un día en el que se va a convertir en un hombre prescindible, en la medida en que ya no tenga capacidad de diferenciación frente a Cristina.
- ¿Qué significa el día de hoy con esta subordinación? Que el albertismo murió. Un albertismo que nunca había nacido, pero hoy terminó de morir. Aquello que nunca había visto la luz. Sindicalistas, gobernadores, intendentes del conurbano y empresarios que pensaron que Alberto Fernández les daba una plataforma para entrar en tensión con el kirchnerismo, hoy dan de baja esa expectativa definitivamente con el discurso del Congreso. Y quedó claro lo que todos sabíamos: manda Cristina.
- Esto se cristaliza en el ataque a la oposición. Hoy se produjo algo muy significativo que fue que el Presidente dijo que “va a ordenar una querella contra los funcionarios del gobierno anterior por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, por haber pedido plata que después la malversaron, porque se la llevaron los amigos de Mauricio Macri”. Esta es la tesis oficial sobre el acuerdo con el FMI.
- Primer problema de este argumento. Alguien debería hacerle ver al Presidente que presentar una reforma judicial y al mismo tiempo llevar a los tribunales a la oposición genera la impresión no solo de que esa reforma no se va a hacer con la oposición, sino que se va a hacer contra la oposición. Si en el discurso en el que yo anuncio la reforma judicial, a su vez anuncio una querella contra la oposición, lo que me queda en un segundo plano del cerebro es: “Esta reforma judicial es para perseguir al otro, al que piensa distinto, al que rivaliza electoralmente”.
- Hay un desencuadre en esta denuncia. Y es un desencuadre que padeció el kirchnerismo. Insisto en algo: ha habido una errónea judicialización de temas que no son susceptibles de ser judicializados. Por ejemplo, el acuerdo con Irán. Es una medida de política exterior. Puede ser repudiable, puede merecer el juicio político de la presidenta que lo llevó adelante, que la repudien electoralmente. Lo que no corresponde es llevar a un juzgado penal una cuestión que tiene que ver con la política, que es una discusión opinable políticamente. Lo mismo pasa con la política monetaria, la política cambiaria y el dólar futuro, por el cual la procesaron también a Cristina Kirchner. Siempre pensamos que era un disparate. En la misma senda, en el mismo surco del disparate entró hoy Alberto Fernández pretendiendo llevar a Comodoro Py una cuestión política, no justiciable, como es la estrategia de financiamiento del déficit que da un gobierno. Después están los argumentos técnicos, pero esto es un problema político-institucional.
- Llegamos al final a algo tan raro, tan desopilante como que los delitos comunes, la apropiación de recursos públicos que supone, por ejemplo, todo lo de Báez con la obra pública, eso, según Cristina Kirchner, lo juzga la historia. Y la política la juzga Comodoro Py. Al revés de lo que debería ser.
- A su vez, esta embestida contra la oposición por el tema de la deuda tiene un componente de autoagresión, que no sé hasta dónde lo percibe Fernández. Es bastante habitual en este Gobierno, y en el kirchnerismo, querer ir contra otro sin darse cuenta de que se hacen daño ellos mismos. En 2020, el gobierno de Fernández contrajo más deuda que cualquier año del gobierno de Macri. Hoy Martín Guzmán está vendiendo bonos para frenar el mercado del contado con liqui. Contrae deuda vendiendo bonos a una tasa del 18% en dólares. Alberto Fernández está indicando que hay que hacerle ya una denuncia penal. Es decir, con la misma lógica que habría que hacerle una denuncia penal a Macri por el endeudamiento con el Fondo habría que hacer una denuncia por este endeudamiento de su propio gobierno, contra Fernández.
- Ni qué hablar si miramos la negociación de la deuda privada, que hasta donde se ve fue un fracaso. Hoy la Argentina está pagando una tasa de interés que supone un país en default, porque el mercado supone que el achicamiento del PBI y la crisis económica van a hacer que se vuelvan impagables, no solamente los intereses, sino también el capital, que no se redujo. Es decir, el mercado supone que en cualquier momento el Gobierno va a tener que hacer un recorte en el capital de la deuda. Esto quiere decir que poner sobre la mesa la política de deuda, cuando yo tengo esta política de deuda es casi un boomerang.
- Pero el Gobierno no es solo una víctima por esto. De todo lo que está pasando en el oficialismo, probablemente la mayor víctima sea Martín Guzmán. En principio, porque él está negociando, como puede, como lo deja Alberto, en los extraordinarios límites que le pone esta política presidencial un acuerdo con la oposición. El FMI le pide un acuerdo con la oposición para pactar un plan plurianual que excedería el término de este mandato. ¿Cómo va a negociar un acuerdo en materia de relaciones con el Fondo con la oposición si al mismo tiempo aquel que me viene a pedir el acuerdo me está querellando por mis relaciones con el Fondo? Hay alguien que no está pensando bien. Es como “rodear de inmunidad” a un hombre que estaba vacunado. Hay una cabeza que no está funcionando como corresponde hoy en este Gobierno. ¿Cuál será?
- Guzmán es una víctima de Fernández porque el ministro de Economía podía celebrar que el mundo se le había armado bastante a favor. Primero, el descubrimiento de la vacuna es una gran novedad. No sé si tenemos consciencia de lo que significa. Hasta ahora, en las distintas pestes que hubo, para conseguir una vacuna el sistema científico internacional tardaba más o menos ocho años y medio. Acá se consiguió la vacuna en menos de un año. Es un milagro de la ciencia. Por supuesto que hay un enorme cuello de botella en la producción de la vacuna porque la humanidad producía aproximadamente 3500 millones de vacunas por año y hoy debe producir más de 10 mil millones con esta pandemia. Y esto es lo que explica que sea tan agresivo pasarse en la cola. La vacuna le despejaba, en alguna medida, al Gobierno, la necesidad de otra cuarentena que destruyera más el nivel de actividad económica.
- En segundo lugar, se le había armado el mundo a favor también a Guzmán por los precios de las commodities. Sobre todo por el precio de la soja. (Nota al pie de página: ojo con el precio del petróleo, que también sube. Digo ojo porque si por la política energética que están llevando adelante hay que importar combustibles, va a ser un problema). Pero, en términos de soja, fiesta para Guzmán. Y eso hasta le permite aliviar en alguna medida al mercado de cambios.
- En tercer lugar, se le armó un mundo favorable porque llegan a la Secretaría del Tesoro sus amigos, los amigos de Joseph Stiglitz: Janet Yellen, que fue doctoranda de Stiglitz y cuyo esposo, George Akerlof, obtuvo el Premio Nobel con él, que es el mentor, el padrino, el protector de Guzmán. Es decir, puede celebrar que con la llegada de Joe Biden tiene una línea abierta con el Tesoro para influir amigablemente sobre el Fondo, donde el Tesoro de EE.UU. tiene una gravitación extraordinaria.
- En la segunda quincena de marzo, Guzmán piensa ir a Washington para hablar con el Fondo y con Janet Yellen. Está tratando de que ella lo reciba. Va a ir con este antecedente, que es que el Presidente empezó una querella criminal contra los funcionarios argentinos que negociaron con el Fondo y, por lo tanto, indirectamente, la organización estadounidense también sale manchada, porque el argumento de Fernández se concreta con ‘malgastaron la plata del gobierno en los amigos de Macri’.
- Bajo esa acusación, ¿el Fondo qué estaba haciendo? ¿No tenía la obligación de monitorear aquello que desembolsaba? Por supuesto que sí. Quiere decir que Guzmán viaja en marzo a tratar de amigarse con el FMI y con la Secretaría del Tesoro con una querella bajo el brazo. No sé si hoy estará contento con el discurso de su jefe.
- No es el único frente donde Guzmán está complicado. Se le armó a favor el mundo, se le armó en contra el Gobierno. Hace pocos días hubo una reunión en Olivos donde estuvieron presentes el presidente Alberto Fernández, su vicepresidenta Cristina Kirchner, Máximo Kirchner, el ministro del Interior Wado De Pedro y una figura a la que hay que prestarle muchísima atención: Axel Kicillof. Lo llamaron a Martín Guzmán y allí hubo un fuerte enfrentamiento entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires y el ministro de Economía, quien supo defenderse. Lo que quedó a la vista durante ese enfrentamiento es que hay una impugnación a la política de Guzmán desde el corazón del kirchnerismo.
- Hace dos fines de semana, Guzmán tuvo que tomarse un avión e ir a El Calafate para reunirse con Cristina Kirchner y explicarle por qué era suicida congelar las tarifas de los servicios públicos. Por qué si se congelan las tarifas hoy, se está preparando un tarifazo insoportable para más adelante.
- ¿Cristina Kirchner qué pide? Lo que pide todo líder en un año electoral. Atrasar el tipo de cambio -lo que significa no seguir devaluando con el ritmo de la inflación-, lo cual también predispone para una disparada futura, y atrasar las tarifas. Guzmán trató de convencerla de que eso termina siendo contraproducente. Y le sacó un “ni”. Cristina le está dinamitando su acuerdo con el Fondo.
- Ahora lo que vemos es que esto del atraso tarifario, que le permitiría, según la vicepresidenta, ganar las elecciones, termina siendo un negocio extraordinario. Porque hoy empieza a circular la noticia, todavía no confirmada, de que el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, piensa darles a Edenor y a Edesur un subsidio de 60 mil millones de pesos para compensarlos por las tarifas que no se les autorizan. Hay que prestar atención a esto porque Edenor es la empresa que acaban de comprar José Luis Manzano, Daniel Vila y Mauricio Filiberti, íntimos amigos de Sergio Massa.
- El presidente de la Cámara de Diputados introdujo en el presupuesto una cláusula por la cual la deuda sideral que tienen las distribuidoras eléctricas va a ser negociada políticamente por el secretario de Energía. Hay otro regalo para sus amigos: no solamente les van a bajar el nivel de deuda sino que los van a subsidiar con 60 mil millones de pesos. Esto sería una posibilidad bastante verosímil. Ahora se entiende por qué Vila, Manzano y Filiberti, los amigos de Massa, compraron Edenor. Y por qué esta noticia del subsidio aparece después de la asamblea por la que ingresaron a Edenor. ¿Le hubieran dado a Mindlin estos beneficios? Ya que está el deporte de las querellas, ¿no merecería más una querella criminal esto, que la negociación de la deuda con el Fondo? La Coalición Cívica ya inició esa querella.
- En La Plata, Cristina Kirchner dijo cuando Massa habló de crecimiento: “Está bien que venga el crecimiento pero que no sea para cuatro vivos”. Acá están los cuatro vivos: Manzano, Vila, Filiberti y Massa. Un vacunatorio vip, pero en serio… 60 mil millones de pesos. Todo esto desbarata la política fiscal, agiganta el déficit porque impide eliminar subsidios, implica más inflación y emisión y pone en tela de juicio el acuerdo con el Fondo.
- Algo en lo que algunos están pensando es que Kristalina Georgieva podría impulsar la distribución de lo que se llama DEG, la moneda del FMI. El Banco Central tiene una posición en esos Derechos Especiales de Giro. Serían una especie de préstamos de emergencia a países pobres, para que nosotros con esa plata le devolvamos lo que tenemos que pagar este año al Fondo. De esta manera, el ajuste quedaría para el año que viene y Cristina Kirchner podría pasar el año electoral sin un acuerdo con el FMI. Gran signo de interrogación acerca de si Guzmán va a poder lograr esto.
- Mientras tanto, sube la inflación, sube la inquietud política, sube la presión para ganar las elecciones en el conurbano, que es donde se juega la vida este Gobierno. También aumenta la presión de la dirigencia del conurbano sobre el Gobierno. ¿En qué consiste esa presión? Hay una ley impulsada por María Eugenia Vidal y Sergio Massa, durante la gestión de Mauricio Macri, que prohíbe que alguien que haya tenido dos mandatos pueda tener un tercero. Esto genera una gran incomodidad y mucha agitación en la clase política bonaerense – intendentes, legisladores bonaerense o concejales- del oficialismo y de la oposición. Pero nadie se anima a pedir que se suspenda esta regla.
- En esta emergencia han encontrado en la Legislatura bonaerense a un abogado. Un señor llamado Guido Lorenzino, que trabajaba con Daniel Scioli sobre todo en las tinieblas de la relación con la policía, que fue designado por la oposición como Defensor del Pueblo. Se le vence el mandato ahora y necesita los votos de la Legislatura para renovarlo por cinco años. ¿Qué le están diciendo a Lorenzino? Le piden que consiga un juez que, por pedido de él, le dé de baja a la prohibición de las reelecciones y, de esta forma, lo volverían a nombrar Defensor del Pueblo. Esta negociación se está llevando adelante hoy.
- ¿Qué va a hacer Juntos por el Cambio en el Senado, donde controla la mayoría por dos votos? No sabemos. El presidente del bloque, Roberto Costa, debe tener tres o cuatro reelecciones encima. Es muy interesante ver esto porque es otro vacunatorio. Es otra prueba de fuego de si estamos ante un grupo de representantes políticos o ante una casta, que convierte al Defensor del Pueblo en defensor de sus intereses corporativos.
- Fuente La Nación