Cuando Jackson Perry y Noah Palmer se embarcaron en su pequeña colchoneta inflable para flotar tranquilamente por las aguas de Australia Occidental y beber la cerveza helada que guardaban en su conservadora, todo era emoción y alegría.
Pero su divertida aventura se convirtió rápidamente en una situación angustiante cuando el viento los llevó mar adentro y no lograban, pese a sus esfuerzos con los remos, volver a la orilla.
“Pensamos que nos quedaríamos a la deriva por un momento sobre el colchón, pero luego nos dimos cuenta de que el viento nos había llevado muy lejos”, dijo Perry a Channel 7, de acuerdo con el sitio inglés Lad Bible.
“No podíamos remar contra el viento y seguimos yendo más y más lejos. Solo pretendíamos estar a 100 metros de la costa como máximo y, antes de darnos cuenta, estábamos mar adentro”.
Afortunadamente la pareja contaba con sus teléfonos celulares, pero solo les quedaba una línea de batería, entonces inmediatamente llamaron a su amigo Tex y le explicaron la situación.
Tex, que estaba en la playa, encendió su moto de agua y fue en busca de la colchoneta inflable en apuros con la esperanza de encontrarlos a tiempo. Fueron tres horas de terror, consideraron Jackson y Noah, que solo lograron morigerar consumiendo las cervezas que tenían con ellos.
“Todo lo que sabíamos es que Tex estaba a 30 ó 40 minutos de distancia y esperábamos que nos encontrara porque todos nuestros teléfonos estaban muriendo y estábamos un poco preocupados en ese momento”.
Sus muecas de alegría comenzaron a transformarse cuando ya no vieron la costa. Estaban flotando en mar abierto a cuatro kilómetros de la orilla y el colchón se estaba desinflando de a poco. Uno de los muchachos tuvo que saltar al mar para aligerar el peso y volver a bombearlo.
Afortunadamente Tex logró encontrarlos en el mar abierto, antes de que se fueran con destino incierto.
LA NACION