Otra vez la feroz acción de los sicarios. Otra vez los disparos, la sangre, la muerte. Rosario sumó el viernes cinco homicidios en doce horas. Fueron tres ataques y en el último episodio, cerca de la medianoche, los homicidas concretaron un triple crimen.
Los atentados dejaron además un saldo de cinco heridos, uno de ellos un adolescente de 14 años. La violencia en la ciudad parece imparable: son 49 los asesinatos registrados en lo que va del año y sólo en los primeros 12 días de marzo ocurrieron 13 homicidios.
El triple crimen ocurrido en barrio Triángulo, en la zona oeste de Rosario, tuvo como víctimas a Brian Zarza, de 27 años; Lucas Luján, de 28, y Esteban Benítez, de 36. Los tres tenían antecedentes delictivos vinculados con robos, hurtos, encubrimientos y resistencia a la autoridad.
Zarza había sido incluso herido de bala en 2019 y por ese episodio señaló a una mujer que estaría ligada al negocio de la venta de drogas. Los investigadores creen que el ataque del viernes a la noche, ocurrido a las 23.40, podría tener relación con el narcomenudeo.
De acuerdo a lo que pudo reconstruir la policía y la fiscal del caso, dos personas en moto pasaron por la zona y dispararon contra un grupo de vecinos. En el lugar se secuestraron nueve vainas calibre 9 milímetros y una Honda CBX 250 sin patente. Se realizaban tareas para determinar si el rodado tuvo relación con el atentado.
Tres personas fueron llevadas al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez en móviles policiales y un cuarto arribó en un auto particular. Minutos después se confirmó la muerte de tres de ellos. El cuarto, un hombre de 41 años, continúa internado en grave estado.
Durante la mañana del sábado personal de la Tropa de Operaciones Especiales realizaba en el barrio operativos para obtener datos que permitieran avanzar en la investigación.
El triple crimen, por el momento, no tendría relación con los otros asesinatos ocurridos el viernes.
Otro de los hechos registrados durante la tarde de la víspera del fin de semana se dio en la zona sudoeste, con idéntica mecánica. Dos hombres en moto pasaron por Lejarza y Cullen y dispararon contra un grupo de muchachos que tomaban gaseosas después de jugar un partido de fútbol.
Los sicarios se movilizaban sin casco, pero el testimonio de los vecinos confirma que ocultaban parte de su rostro utilizando barbijos. El hombre que iba detrás en el rodado fue el encargado de ejecutar el crimen.
La víctima fue identificada como Luis Leones, un hombre de 34 años. Otros tres resultaron heridos. Nicolas C. (29) presentaba una herida en la pierna derecha, David P. (22) en la cabeza y Nicolas T. (28) en las dos piernas. Todos fueron asistidos en el Heca.
En el lugar se hallaron once vainas servidas. La víctima presentaba ocho orificios de bala. Los investigadores trataban de establecer las motivaciones del feroz atentado y si podría tener relación con tres balaceras registradas en el barrio horas antes y con otros crímenes ocurridos en los últimos días en la zona.
Uno de los paredones donde quedaron marcados los balazos y la figura de un arma. Todo un símbolo de la violencia. Foto: Juan José García
También trabajaban sobre el dato aportado por un vecino, quien indicó que el blanco del ataque podría ser otro hombre que se ocultó en un negocio para protegerse. Al lugar llegó minutos después de la balacera la hermana de Leones, quien reclamaba justicia frente a lo sucedido.
Un rato antes, pasado el mediodía y en la denominada Zona Cero, en el noroeste de la ciudad, un muchacho identificado como Francisco Olivera (22) fue asesinado de un disparo en el pecho. Un adolescente de 14 años fue herido en el hombro.
De acuerdo a los datos que pudieron recoger los investigadores, los sicarios buscaban a Olivera, a quien antes de dispararle llamaron por su nombre. Los homicidas se movían en una moto y en un automóvil. La víctima y el joven herido estaban a bordo de una moto cuando les cerraron el paso. Olivera llegó sin vida al hospital Eva Perón, de Granadero Baigorria, mientras que el adolescente se recupera de la herida que sufrió.
La seguidilla de homicidios ocurre pocos días después de que el intendente de la ciudad, Pablo Javkin, hiciera un desesperado reclamo para que cesaran esos ataques.
“Muchas balas. Mucha sangre. Necesitamos que nos cuiden. Rosario le da demasiado a la provincia y al país. Ya es hora de que nos devuelvan el derecho a poder ir a trabajar, estudiar y estar en la calle sin temor a que nos roben o nos maten”, planteó Javkin durante el discurso con el que abrió las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante local y en un claro reclamo a las autoridades de la provincia y de la Nación para que sumen fuerzas de seguridad.
En la zona del triple crimen, y casi como una postal macabra de la violencia que sufren en especial los barrios de Rosario, se podía observar en un paredón el dibujo de una mano empuñando un arma. Un trazo de arte para resumir una realidad que, en algunos lugares y desde hace largo tiempo, ya es parte del paisaje cotidiano.
Rosario. Corresponsalía.
GL
Fuente Clarin