La directora nacional de Transparencia del Ministerio de Obras Públicas, Roxana Mazzola, sostuvo que la política de la gestión actual, a diferencia de la anterior, apunta a crear infraestructura que sea “concreta, no solo para desarrollo productivo sino para la reducción de las desigualdades en todo el territorio nacional”.
“No se trata de hacer obra pública por hacer, sino ver cómo incidimos en la realidad, en reducir las brechas y las desigualdades”, subrayó Mazzola a Télam.
Además, destacó que a cinco de meses de su lanzamiento, “el Mapa de Inversiones de la Obra Pública es una herramienta consolidada que permite a la ciudadanía conocer en tiempo real el estado de los trabajos y los proyectos de infraestructura que se realizan en todo el país”.
Los siguientes son los principales tramos de la entrevista con Télam:
Télam: ¿Cómo está funcionando el Mapa de Inversiones de la Obra Pública?
Roxana Mazzola: El Mapa de Inversiones es una página web a la que puede entrar cualquier ciudadano, incluso desde afuera del país, que apunta a disponibilizar la información para que la ciudadanía pueda controlar y conocer lo que se está haciendo en la ejecución de obra pública. Hay 1.000 obras en ejecución y 833 proyectos, se pueden ver por ubicación, municipio, provincia, o por los grandes sectores del tipo de obras que se están desarrollando, como viales, de agua y cloacas, recursos hídricos, o equipamiento social.
T: ¿Se puede seguir la evolución de cada obra?
RM: El Mapa está conectado con el sistema operativo de gestión de la obra pública, no es una información que está colgada ahí, sino que se actualiza semanalmente conforme entran nuevas obras y proyectos. Es una plataforma desarrollada junto con el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) que tiene trazabilidad. Y no es solo en Argentina que funciona, hay otros países latinoamericanos que lo están desarrollando -Paraguay, Perú y Colombia-.
T: ¿Por qué se decidió tener esta plataforma?
RM: Algo que es vital en la obra pública es la confianza en cómo se invierten los recursos públicos y que la ciudadanía pueda controlar esto. Hay un fuerte descontento social que viene acompañando a la obra pública en la historia de la Argentina sobre cómo se utilizan, se asignan y se invierten los recursos. En la gestión actual tenemos una política de transparencia que no es retórica, es decir, que no definimos que es transparente porque se proclama, sino que se demuestra en hechos concretos, que muestran cómo el Estado disponibiliza la información. Uno puede ver qué obra, qué monto, dónde se hace, el porcentaje de ejecución de fondos. La información que permite rendir cuentas y que la ciudadanía nos controle mejor. Es una base central para ver cómo impactamos mejor, no solamente en invertir más sino en hacerlo mejor. Durante la gestión de Cambiemos hubo mucho anuncio vinculado a la transparencia en la obra pública, pero cuando uno iba a ver, se habían inaugurado unos metros de una ruta. El mejor modo de que no sucedan brechas entre lo que se dice y se hace es que la ciudadanía pueda controlar lo que se hace.
El Mapa de Inversiones de la obra pública permite conocer en tiempo real el estado de los trabajos.
T: ¿Cómo afectó la pandemia al desarrollo de la obra pública el año pasado?
RM: En pandemia seguimos desarrollando obra pública, la máquina no paró. Hubo que reactivar muchas obras que habían quedado congeladas en los últimos años, aumentando los proyectos y las obras en desarrollo, con un alcance federal. La cuestión de que las inversiones no estén solo concentradas en algunas regiones del país y que lleguen a toda la ciudadanía es una cuestión central. Hubo que desarrollar una planificación más relacionada con fortalecer la red sanitaria, el sistema universitario federal, nuevas políticas como los centros de desarrollo infantil, para trabajar en la brecha de la infraestructura del cuidado. Sumarle el componente más humano, para que la obra pública sea no solo para desarrollo productivo sino para reducción de las desigualdades en todo el territorio nacional. Esto ha sido un cambio en cuanto a las prioridades de gestión del Ministerio.
T: ¿De qué manera la obra pública puede reducir desigualdades?
RM: Partimos de un escenario de una situación en Argentina en que el país es uno de los menos desiguales de América latina pero con altos niveles de desigualdad. La gestión de Cambiemos incrementó las desigualdades. Con la pandemia de la Covid-19, las brechas se ampliaron. No es desigualdad de ingresos económicos solamente, sino ligada a la infraestructura. Al interior del país, la brecha tiene rasgo territorial, es muy heterogénea. Hay brechas en género y edad. Y en obra pública se traduce en que los hogares con niños son los que menos accesos tienen a agua y cloacas. El 10% de los hogares en Argentina tiene déficit de agua y cloaca, y ese porcentaje sube al 14% cuando se mide en hogares con menores de 17 años. También pasa que una ruta, según esté ensamblada, puede favorecer un proceso de desarrollo productivo o no. Otro ejemplo sucede en la educación de la primera infancia, donde la oferta está muy atrás de lo que debería ser. Y lo tiene que apuntalar la obra pública, y se debe considerar dentro de la agenda de políticas a desarrollar para evitar que se agranden y amplifiquen estas brechas de género y edad. El valor distintivo de esta gestión pasa en cómo nos centramos en la reducción de la brecha y desigualdades. Es un valor nuevo que se busca apuntalar. Que no solo hagamos obra pública por hacer, sino ver cómo incidimos en la realidad, en reducir las brechas y las desigualdades.
Fuente Telam