Un mecanismo mixto que permitirá presentar ofertas por correo electrónico y una posterior puja ilimitada en una audiencia presencial, reducida y con protocolo Covid-19, es el dispositivo que aprobó la jueza en lo comercial María José Gigy Traynor, a cargo del la quiebra de Austral Construcciones, la principal constructora del empresario Lázaro Báez. ¿El objetivo? Sortear la imposibilidad de ejecutar los remates en las oficina de subastas, avanzar en los remates de los activos del empresario y pagarle a los acreedores, entre ellos el Estado nacional.
En 2019 empezaron los remates de la empresa insignia de Báez: fueron vendidos 37 departamentos en la ciudad de Buenos Aires y por esas ventas se recaudaron poco más de cuatro millones de dólares y varios más en pesos, de acuerdo con la reconstrucción del expediente judicial que realizó LA NACION. Pero desde el 20 de marzo del año pasado el aislamiento obligatorio por el coronavirus dejó a todas las subastas en pausa: los remates de Austral y de todo el fuero quedaron en suspenso. El nuevo esquema dispuesto por la jueza busca retomar las ventas de la quiebra millonaria.
Por lo menos tres de los noventa incidentes que reúne la abultada quiebra -en cada incidente hay un lote de activos que van en camino a ser subastados- ya están en condiciones de recibir ofertas: el esqueleto de hormigón de un edificio de cuatro plantas frente al hotel Sheraton de Pilar, dos autos de lujo estacionados en la sede de la empresa en Río Gallegos y un inmueble en la calle Roosevelt, en el barrio de Núñez, ya tienen puesto precio base y se aprontan a ser subastados en las próximas semanas.
La sindicatura liquidadora (conformada por el Estudio Stupnik-Stupnik-Varnavoglou) propuso a la jueza a cargo de la quiebra realizar este esquema mixto y sortear así la falta de protocolos definidos en la oficina de subastas de la Corte para realizar remates. La jueza de la quiebra lo aceptó y lo dejó asentado en la causa: ”Se continuará con la subasta del inmueble de la fallida bajo el procedimiento de presentación de ofertas de compra”, detalló Gigy Traynor en el expediente consultado por LA NACION.
El esquema se realizará en dos fases: en la primera se publicarán edictos para informar los detalles, se dará un plazo para efectuar ofertas directas sobre el bien a rematar (que se recibirán por correo electrónico en el juzgado que lleva adelante la quiebra comercial), allí deberán incluir el depósito del 10% de la base establecida en al subasta, en moneda estadounidense en una cuenta a nombre de la quiebra, y la aceptación de las condiciones para la venta, como condición para ser aceptada la subasta.
Una vez vencido el plazo y la existencia de oferentes que cumplan con las condiciones, se fijará de una audiencia presencial para la apertura de sobres donde se podrá mejorar la oferta presentada, que podrá ser una puja ilimitada hasta lograr el mejor precio. De no haber puja, ganará la oferta de mayor valor. De haber ofertas iguales, deberá asignarse como comprador a la oferta que ingresó primero en el tiempo.
Eso sí, para evitar un trámite tedioso, las oferentes podrán mejorar sus propuestas en la audiencia, con la salvedad que cada mejora deberá ser un mínimo de un 1% del valor anterior al ofertado, para “no demorar el acto y evitar situaciones que le quiten seriedad al mismo”, explica el expediente, que busca por la misma vía evitar que se extienda la subasta innecesariamente en tiempos de pandemia.
Ahora bien, en base a los oferentes en condiciones de competir, la Justicia tendrá a su cargo fijar la fecha y lugar de la audiencia o lo que también se conoce como “acto de mejora de oferta”, que podría ser tanto en la sede de la sala de audiencias del Tribunal o en la planta baja del edificio, al aire libre y con distancia social. Tampoco se descarta alquilar un salón más amplio para mantener el protocolo Covid-19.
De la audiencia participarán los oferentes que hubieren cumplido los requisitos -solo uno por oferta, con barbijos, aireación y distancia social-, la jueza, los martilleros y los síndicos. “Adaptado a tiempos modernos y digitales, esto no es más ni menos que un mecanismo que se usó en el pasado, de poder vender judicialmente un activo con un mecanismo de llamado a presentación de ofertas y mejora posterior de ofertas, solo que adaptado a esta época”, explicó la sindicatura liquidadora en el expediente, al que tuvo acceso LA NACION.
Las subastas en curso con el nuevo mecanismo
A través de este mecanismo mixto está listo para el remate una estructura de hormigón de cuatro pisos ubicada en una ochava entre las calles Valentín Gómez y Los Almendros, de la localidad de Pilar, frente a uno de los laterales del hotel Sheraton de esa localidad. Actualmente, unas chapas rodean el predio para protegerlo de posibles daños. Se estableció una base de US$2.990.000 para el remate.
También se rematará un edificio de la calle Franklin D. Roosevelt 1813/1815, entre las calles Once de Septiembre de 1888 y Tres de Febrero, en el barrio de Núñez, que no se encuentra subdivido en propiedad horizontal y tiene 795,87 metros cuadrados cubiertos. Consta en planta baja de tres portones de acceso a cocheras, una para dos autos y las otras dos para un auto, y la entrada principal al edificio. Tanto por ascensor o escalera se accede a cuatro plantas superiores, que se dividen en dos unidades cada una, salvo el tercer piso que fue unificado. La base es de US$850.000 .
Dentro del lote de autos de lujo que se encuentran depositados en el Obrador Central de Austral Construcciones, en Río Gallegos, se rematará un Audi 2013 con una base de US$30.750; y una pick-up Ford F-250 2007, con una base de US$18.000.
Lo recaudado empezará a distribuirse entre los acreedores de Báez, entre ellos, la AFIP y el Banco Nación, a los que el empresario ligado al matrimonio Kirchner adeuda más de US$3200 millones.