Con los ciclones económicos a los que estamos habituados podría decirse que los empresarios argentinos tienen la piel dura y están acostumbrados a las sorpresas. Pero esta vez la decisión de congelar los precios hasta diciembre tras el alarmante 4,8% de inflación en marzo los asombró, Uno de ellos soltó a Clarín: “Hace un mes estábamos en el flamante Consejo presidido por Gustavo Beliz en el que se hablaba de un sendero para enderezar precios y salarios. Las políticas duran muy poco“. Otro, que también suplicó el off the record, señaló: “Ojalá recapaciten porque este congelamiento lo único que va a lograr es achicar la oferta de productos”.
Según el razonamiento de los industriales consultados, la industria maneja pocos costos entre la negociación paritaria que recién arranca con sindicatos que reclaman 45% como la alimentación o la UOM que cerró con un 35%, A eso añaden el alza de las cotizaciones internacionales, tarifas, los costos Covid, fletes y los impuestos, por citar algunos de los mencionados por firmas de alimentos, textiles y aluminio. El Gobierno pretende congelar esos precios, entre otros, hasta diciembre.
Es curioso, apenas conocidas las medidas lanzadas por la secretaria de Comercio Paula Español, las cámaras sectoriales se reunieron de urgencia para los comunicados de rechazo. Pero con el correr de las horas dudaban de la efectividad.
Las medidas tampoco fueron recibidas con simpatía por la industria avícola que alcanzó un peso decisivo en la dieta: los argentinos consumimos 50 kilos de pollo por año, lo mismo que de carne vacuna. A cambio del congelamiento les proponen un precio de maíz controlado a través del mercado de futuro, La industria compra hoy el maíz por el equivalente a US$ 210 la tonelada claro que con el dólar oficial de $ 93. Sin embargo, sostienen que su principal costo es la mano de obra y la energía, dado que el maíz incide en 20%. En Entre Ríos ya les anticiparon el ajusta-zo de 73% en las tarifas de la luz.
Mariano Winograd, experto en el negocio de frutas y verduras, resume lo que ocurrió en ese sector de precios libres. Y pone como ejemplo lo que sucedió con la mandarina, una fruta bastante olvidada que el año pasado se convirtió en estrella por la vitamina C y porque los consumidores tenían algo más de plata en el bolsillo, “El cajón de 10 kilos pasó de $ 100 en diciembre de 2019 a $ 1.000 un año más tarde. Es parte del descalabro que difícilmente se resuelva con controles y congelamientos decidido de manera unilateral”, concluyó.
Fuente Clarin