En marzo, la suba del índice de Precios al Consumidor estuvo explicada en buena medida por los aumentos en el rubro Educación y en segunda instancia, por el de Indumentaria y Calzado que subió 10,8% en el mes y 15,5% en el primer trimestre del año. De esta manera, estos bienes -que supuestamente en pandemia- registraron una menor demanda, volvieron a liderar los aumentos. Inclusive, si se observa el comportamiento de los precios a nivel interanual, el rubro trepa al 71,5% frente al 42,6% que subió el indice general del IPC.
¿Cuáles son las razones que esgrimen los fabricantes para la justificar ese nivel de subas?
La estacionalidad explica en gran parte, los aumentos en ambos sectores. Sucede que, con el inicio de las clases y de la nueva temporada, las colecciones de invierno -tanto de la ropa como del calzado, son más caras porque los materiales tienen otras características. Pero hay otros factores, que según los fabricantes están incidiendo: entre ellos el encarecimiento de los insumos.
Esto ocurre en un mercado con fuertes restricciones al ingreso de productos importados, que podrían aumentar la oferta y frenar los aumentos de las prendas locales.
“Los precios de la ropa suben impulsados por los costos de los insumos”, advierten en la Cámara Argentina de la Indumentaria (CIAI). “Fuertes aumentos de precios en telas y avíos (utensilios), problemas para producir, escasez de insumos y prendas, incremento en los costos unitarios y el cambio de temporada agravaron la situación durante marzo, en un rubro que venía experimentando importantes subas interanuales”, resumen en la entidad.
En el 2020, por caso, con ventas por el piso y sin demasiada competencia de productos importados, los precios de la ropa subieron 60%.
Los meses donde se registran picos inflacionarios en la ropa son marzo y septiembre, debido al cambio de temporada. Pero “lo que más impactó en los últimos tiempos fue el aumento de las materias primas básicas: la fibra de algodón aumentó más del 70% en dólares desde octubre hasta hoy”, explica Luciano Golfioni, de la Fundación ProTejer que agrupa a los industriales textiles. “Las fibras sintéticas (lycra), aumento el 75%, el poliéster arriba del 60%. Y todo esto se suma a la devaluación del 40% de la moneda entre enero del año pasado y marzo de este año.”, señaló.
En otro orden de cosas, el sector también argumenta aumentos en el Transporte (fletes) dado que “un hilado puede producirse en Corrientes, teñirse en Lujan y la prenda se termina confeccionando en la Capital Federal”, ejemplifica el directivo.
Al ser consultado sobre los importantes aumentos interanuales de la ropa más allá de las subas estacionales de marzo, en la entidad explican que producir en pandemia, potenció los costos respecto de la confección de la temporada pasada. “Hubo gente que no pudo trabajar y que debió ser remplazada y eso sumó aún más presión sobre los costos”.
Según el directivo de ProTejer, la industria espera que para la segunda mitad del año, se frenen los aumentos importantes de precios que viene teniendo la indumentaria. “Porque las materias primas e incluso los fletes que vienen de China, por ejemplo, ya empezaron a estabilizar sus valores. Con lo cual, si no se dispara el dólar y no se cierra la economia por la pandemia, todo indicaría que esa puede ser la secuencia, estimó.
Desde la Cámara del Calzado, en tanto, Laura Barabás explica que el tema de la estacionalidad impulsó los precios en marzo. Segun el INDEC, el calzado subió 9,2% dentro de una suba conjunta del rubro del 16,2% en el ámbito del GBA, donde las subas fueron más pronunciadas.
En ese rango medido por el organismo figuran desde las opciones más baratas hasta las más caras de primeras marcas. Como una zapatillas de lona de $1800 hasta borceguíes de $25.000.
“Pero además se suma el aumento en el precio de los cueros y del resto de insumos como plástico, cartón, goma, cierres y cordones, entre otros. A su vez, según la dirigente el sector está impactado por la mano de obra intensiva, que registró bajas a lo largo de la pandemia y puso mas presión en el aumento de los costos productivos.
En las zapaterías, según la entidad, el consumo está “planchado”. “Hay mucho stock del año pasado en los locales porque, además de la perdida del poder adquisitivo, se dio un cambio en la tendencia: por un lado, las restricciones de las salidas nocturnas impactó de lleno en la moda y por otro lado, hubo una sustitución en el uso hacia lo más “casual”, es decir zapatillas o ropa deportiva.
Finalmente, otro argumento que esgrimen los fabricantes de calzado es la alta informalidad que existe en el mercado. “El costo laboral formal no puede competir con eso”, según Barabas.
Fuente Clarin